CAPÍTULO X

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Ahora: Lucas.

En el profundo silencio de la noche, solo las manecillas del reloj hacen ruido, marcando lentamente minuto a minuto el infierno que vive Dylan, por lo que nace mi pregunta ¿Eso me convierte en su verdugo? O tal vez, en el mismo señor de las sombras. Siento una enorme satisfacción recorriendo mi cuerpo, es un estado de éxtasis que me es imposible describir, es tan sublime que sería una blasfemia compararlo con el deseo carnal.

—Mierda, hay demasiada sangre derramada, idiota, ahora tendré que limpiar este desastre tuyo, vaya problema en el que me has metido—me quejé al ver semejante tiradero de trastes, muebles y sangre.

Supongo que exageré un poco con el castigo, sin embargo, puedo notar que todavía está respirando, con dificultad, pero todavía lo hace. No puedo correr el riesgo de llamar a un médico, de lo contrario, mi vida junto a Margaret se vería frustrada, pasando el resto de mis años tras las rejas.

—Ha sido suficiente por hoy, así que no te preocupes, Dylan, estarás mejor mañana—comenté al mismo tiempo que arrastro su cuerpo cansado y malherido.

—Mons... Monstruo—añadió seguido de un regurgitar de sangre.

—¿Perdón? ¿Me has llamado monstruo? Empiezo a dudar que en realidad eres policía, o es que ¿No has visto a un verdadero monstruo sediento de sangre tras las rejas? Pues se lo dejo de tarea, señor agente—dicho eso, continúe arrastrando el cuerpo de Dylan.

—¿Cuál sería la diferencia? Estás a solo un paso de ser igual o peor que ellos, Lucas—mencionó con voz tenue.

Corrección, estamos a un paso de ser como ellos, porque tan solo nos basta un mal día para perder la cordura, entiéndelo, somos frágiles, corrompibles, y corruptos, así que la diferencia entre ellos y nosotros es mínima— expliqué.

Dylan no refutó nada al respecto, tan solo se echó a reír como un desquiciado, a pesar de su mala condición el continúa riendo. Aproveché lo herido que se encontraba para atarlo en una cama—Esta será tu habitación, y que ni se te ocurra agradecérmelo, ya que solo lo hago por Margaret—dejé bien en claro que esto no es por ser bondadoso, sino más bien por una petición de su hermana.

—Vaya, que considerado que eres—dijo lo primero que no quería oír.

—Sin duda alguna eres un idiota ¿De verdad eres consciente de la situación en la que te encuentras? —pregunté.

—¡Caramba! ¿Otra vez con lo mismo? Lucas, no podrás retenerme por mucho tiempo, tarde o temprano tendrás que asesinarme ¿Cierto? —preguntó entre risas.

—No habríamos llegado a esto si no fueras tan entrometido, de verdad lo lamento, Dylan—respondí.

—¿Te estás disculpando? Lucas, eso no va conmigo, con quien deberías disculparte es con Margaret, ella es la verdadera víctima de toda esta locura, y tú, amigo, profanaste su tumba, le rompiste el corazón—comentó con dificultad.

—Mejor guarda silencio, no querrás perder la poca energía que tienes—añadí, y tras decir eso me retiré de la habitación.

Las luces han empezado a parpadear ¿Será otro problema eléctrico? De ser así esto sería una gran molestia, no obstante, las voces al final del pasillo indican la presencia de algo siniestro, puedo escuchar un eco de varias voces al mismo tiempo, sin embargo, empiezo a notar como aquellos ecos se unifican, dando como resultado la dulce y melodiosa voz de una dama, pero no de cualquier dama, esa es la voz de Margaret, puedo escuchar cómo me solicita ante su presencia.

Sin embargo, eso sería una completa locura, ya que Margaret se encuentra junto a la mesa, esperen, al menos eso quiero creer. Volteo hacia el comedor y me percato que Margaret ha desaparecido ¿Qué es lo que está ocurriendo aquí? Una pesada atmosfera cubre el pasillo acompañado de una absoluta oscuridad, pues ocurrió lo menos esperado, otro repentino apagón me devolvió a las sombras.

Margaret ¿Qué es lo que estás tramando? Quiero que sepas que esto no es nada gracioso eh—empecé a preocuparme mientras avanzaba por el pasillo.

—Adelante cariño, acompáñame en esta hermosa y fría noche, o es que ¿Acaso no quieres compartirme de tu calor? —preguntó la Margaret vestida de negro.

Empezó a retirarse el vestido con suavidad, lado por lado de la manera más sensual posible, dejando al descubierto su delicada y tersa bien, pálida y reluciente como la porcelana, así de hermosa es la piel de Margaret, claro, sin contar la esvelta figura que me cautiva al mirar. Esto es como un sueño hecho realidad, sin embargo, empiezo a notar algo raro en el tono de su voz, nuevamente se distorsiona y se parte en dos.

—¿Qué estas esperando, cielo? Tengo preparado algo especial—exclamó con deseo.

¿Qué crees que estás haciendo? Devuélveme de donde me sacaste—una segunda voz se manifestó al mismo tiempo.

Me encuentro muy confundido y empieza a dolerme la cabeza, un insoportable dolor que aumenta con el eco de las voces, por si fuera poco, la hermosa Margaret que hace un momento presumía una encantadora figura, ahora es un cadáver en descomposición que tira así mismo de su piel, desgarrando su rostro y sus músculos en cada tirón. Con largas y afiladas uñas destrozó sus muslos y abdomen, cortando lentamente tejido tras tejido, su piel empieza a caerse como si de lepra se tratase, y de aquellas heridas brotan insectos que continúan devorando su piel.

—¿Te gusta lo que ves, Lucas? — preguntó y soltó una mirada coqueta, sin embargo, con tantos cortes e insectos en su cara me es imposible verla de otra manera.

—¡Detente! ¡Detente por favor! Estas destruyéndote a ti misma—exclamé al mismo tiempo que veo con horror tal escena.

—Creí que no tendría importancia, ya que solo soy un cadáver y me es imposible sentir dolor—añadió.

—No solo eres un cadáver, eres mi amada esposa ¿Es que ya no lo recuerdas? Juntos hasta el final, esa fue nuestra promesa— dije tras colocarme de rodillas ante Margaret.

—Ay Querido, estás volviendo esta conversación un estúpido cliché de telenovela, mejor cierra la boca y presta atención a lo siguiente: en primer lugar, esas tontas promesas de "juntos para siempre nunca se cumplen", porque siempre la muerte será esa perra que llega de imprevista a destruirlo todo, y como segundo y último punto ¿Ya no recuerdas aquella frase en el altar de "hasta que la muerte los separe" pues qué crees amado mío, ya se ha cumplido y tanto tu ni yo podemos hacer nada al respecto, debes dejarme ir—explicó Margaret con una risa al final.

—¿Por qué me haces esto? Déjame volver a vivir ese sueño, aunque sea un poco más, quiero volver a sentirme como antes, como cuando era feliz con tu compañía, y aunque seas un frio cadáver, yo todavía siento el calor en ti—dije entre lágrimas.

—Sin duda alguna eres un tonto, no has comprendido nada, y dime ¿Qué tanto es ese "un poco más" del que hablas? ¿Hasta que entre la policía por esa puerta y te arreste por asesino, secuestrador y usurpador de tumbas? Ya no existe una salida para ti, Lucas, no hay opciones, no hay nada, entiéndelo de una buena vez—Margaret volvió a contradecirme.

—En ese caso yo...—un vómito con sangre acompañado de mareos hizo que me arrojara al suelo. No comprendo lo que ocurre, que es esta extraña sensación ¿Estoy enfermo? ¿De qué me habré contagiado? Esas al igual que muchas otras preguntas me atormentaron, ya que al encontrarme en esta situación deplorable no podría mantener por mucho tiempo a Dylan como prisionero.

Por otro lado, asistir a un médico también sería una jugada riesgosa ¿Cuál es la mejor opción en estos momentos? Puede que tomando un descanso me alivie un poco, seguro no es tan grave, no obstante, la sangre en el vómito deja mucho que hablar. Me arrastré hacia la cama y volteé atrás para ver a Margaret, sin embargo, ella ya no se encontraba. Esta es la realidad, me encuentro solo, jugando al esposo amoroso en un matrimonio donde ya no está ella.

ANUNCIO: LA PRÓXIMA SEMANA NO HABRÁ CAPÍTULO.

PRÓXIMO CAPÍTULO:  JUEVES 6 DE OCTUBRE DEL 2022.

EL CADÁVER DE MARGARETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora