CAPÍTULO VIII

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En la actualidad: Lucas.

El humo del cigarro empaña la ventana mientras espero pacientemente la visita de Dylan, puede que se esté tardando más de lo esperado, o tal vez solo está jugando con mi paciencia, sin embargo, eso no es algo que me importe, ya que la clave de todo cazador es la paciencia, calmado y sin titubeos, así es como se caza una presa. Continué tomando cigarros de la cajetilla—Demonios, ya tan solo queda uno—me quejé a pesar de saber que llevo casi una hora fumando frente a la ventana.

Empiezo a contar las colillas de cigarro, llegando a la conclusión que podría pescar una bronquitis crónica, contando una por una es lo que estuve haciendo, hasta que mi invitado especial llegó. Un hermoso y reluciente auto rojo se ha estacionado frente a mi casa, y de él salió el tan esperado Dylan, no obstante, siento como si estuviera a punto de tratar con una persona completamente diferente, veo en su rostro algo muy extraño, una expresión seria y desafiante, carajo ¿Por qué siento que esto no terminará nada bien? En unos instantes lo descubriré, así que tomé el arma de la mesa y me preparé.

—Buenos días, Dylan, adelante, toma asiento y siéntete como en casa—saludé muy cordial estrechando su mano.

—Muchas gracias por recibirme en tu casa, Lucas, perdón por interrumpir tu espacio, tal vez ya tenías alguna actividad planeada y yo solo he llegado sin más a interrumpir—mencionó Dylan entre risas.

Para nada, llegaste en un excelente momento, estaba empezando a aburrirme de tanto fumar—añadí al mismo tiempo que me dirigí hacia la cocina.

—Veo que el luto te ha afectado bastante ¿Verdad, Lucas? —preguntó tras observar la gran cantidad de colillas y botellas de alcohol sobre la mesa.

—Si lo dices por todas las cajetillas y botellas que ves ahí, estás equivocado, solo es una manera sutil de pasar el tiempo, ya sabes vivo solo con un gato, así que necesito mantenerme ocupado en algo cuando no estoy trabajando—comenté mientras recogía aquel tiradero y perfumaba el ambiente.

—¿Sigues asistiendo como docente a ese colegio en las afueras de la ciudad, Lucas? —preguntó Dylan.

—No, renuncié a eso, y como puedes verme, ahora estoy gastando todo el dinero de mi liquidación en alcohol y cigarros ¿A poco está mal? —pregunté con risa burlona.

—Lucas, el motivo por el cual me encuentro aquí es...—lo interrumpí con un molesto silbido.

—¿Quieres un trago, Dylan? Tengo un whisky increíble que seguro...—me detuve tras observar la mirada seria y desafiante de Dylan.

—Seré sincero contigo, Lucas, si decidí empezar por ti, fue por el hecho de ser la persona más cercana a Margaret, sin embargo, ahora tengo una razón más fuerte para elegirte como primer candidato, así que responde lo siguiente ¿Padeces de esquizofrenia? — preguntó.

—No lo entiendo ¿Cuál es la razón de tu pregunta? Porque no tiene coherencia con el tema central que es la desaparición de Margaret—respondí muy furioso.

—Tranquilo, Lucas, no es para alarmarse, solo quiero saber si eres esquizofrénico, eso es todo ¿Qué hay de malo en saber eso? Esto es un interrogatorio, yo pregunto y tu respondes, así es como funciona esto—vociferó Dylan.

Imbécil, no me digas que tu ¿Acaso tu visitaste a mi madre? Dime la verdad, maldita sea ¿De verdad lo hiciste? —exaltado y enojado sigo preguntando si de verdad visitó a mi madre, ya que el secreto de mi esquizofrenia solo lo sabe ella.

Dylan se ha puesto de pie ante mi insistencia, y sin perder tanto tiempo me apuntó con su arma, creando así un silencio incómodo en donde no tengo más opción que escucharlo parlotear—Yo soy el de las preguntas, tu solo limítate a escuchar y responder cuando yo lo ordene—ahora si está enojado. A pesar de estar entre la espada y la pared, Dylan nunca estuvo un paso por delante de mí, al contrario, todavía mantengo la ventaja, solo es cuestión de tiempo para que lo note.

EL CADÁVER DE MARGARETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora