CAPÍTULO XII

9 0 0
                                    

Esa misma tarde: Lucas.

Un segundo diagnostico entregado esta mañana indica que padezco de esquizofrenia, tal vez haya sido una pérdida de tiempo intentar averiguarlo, pero, siempre tuve la duda si en realidad ese mal desapareció en mí. Tomando en cuenta los últimos acontecimientos paranormales, y comparándolas con aquellas alucinaciones que sufrí de niño, he llegado a la conclusión de aceptar lo que soy, un paciente con esquizofrenia. Le narré al doctor uno a uno mis momentos con Margaret en los últimos días, claro, antes que este enloqueciera e intentara venderme con las autoridades.

Todo este asunto solo me sabe a tragos amargos del pasado, recuerdos que quiero sepultar en lo más profundo de mi alma, sin embargo, todavía me es imposible olvidar el nombre de Roy—Carajo, ese conejo bastardo solo supo arruinar mi infancia—recordé seguido de un suspiro desalentador. Llego a casa y un breve recuerdo cruza por mi mente, veo aquella tarde en donde Margaret me dio la increíble noticia de su nuevo empleo, el mismo que le traería la peor desgracia en su vida, no obstante, en aquel entonces solo parecía un momento alegre digno de festejar.

Aún puedo sentir su cálida sonrisa alegrándome el corazón—Me encantaría que estas hermosas alucinaciones sean eternas, vivir en ese sueño donde somos felices, sin embargo, no puedo vivir engañándome de por vida—le recité a la soledad. Cierro mis ojos un momento para nuevamente volverlos a abrir, aquella alegre escena ha desaparecido, esta es mi realidad, solo en la absoluta oscuridad, y sin esperanza de un rayo de luz, ese soy yoCuanto silencio hay en esta casa—exclamé en voz alta y arrojé los diagnósticos sobre la mesa.

—Así que estás de vuelta, desgraciado ¿Cuánto tiempo te queda de vida? —preguntó y soltó una sonrisa estúpida.

—¿Desde hace cuánto estás despierto? —pregunté algo preocupado.

—Te aseguro que no es más de cinco minutos, pero ¿Por qué tanto te preocupa eso? ¿Tienes miedo de que pueda escapar? —pregunta entre risas, como si buscara provocarme de alguna manera.

—Eso no es algo que deba importarte, pero a todo esto, tengo una pregunta—mencioné y cerré muy despacio la puerta.

Ring Ring—empezó a sonar un celular.

—Parece que alguien tendrá problemas —comentó Dylan bastante seguro de su respuesta.

—¿Quién demonios llama a tu celular? —pregunté.

—¿No es obvio? Llevo días atado, encerrado como tu prisionero y comiendo la mierda que me das por alimento ¿Es que nunca te han dicho que necesitas clases de cocina? Porque lo que preparas es asqueroso—vociferó sobre mi forma de cocinar, una respuesta muy alejada a lo que quiero escuchar.

—Deja de creerte un maldito crítico culinario y empieza a hablar ¿Dónde está tu celular y quien carajos está llamando? —pregunté al mismo tiempo que buscaba el móvil.

—Departamento policial #613, quien está llamado a mi celular es el jefe de ese lugar, seguro están preocupados ya que no me he reportado ¿Eso es todo lo que querías saber? Pues hagas lo que hagas van a rastrearme, y cuando lo hagan, tú mi estimado amigo, estarás acabado—Dylan se atrevió a desafiarme, veo la determinación en sus ojos y lo mucho que quiere verme podrir en prisión.

—No, no será de esa manera, tú vas a contestar ese celular y seguirás mis ordenes ¿entendido? —intenté arreglar esto por las buenas, pero este cabrón continúa riéndose en mi cara.

Adelante, oblígame imbécil—Dylan está convencido que esta es su carta de triunfo, y para ser honestos no está nada mal, ya que una mala jugada podría considerarse el fin de todo, sin embargo, yo siempre llevo un pie por delante.

—No tientes a tu suerte, Dylan—dije y tomé de mi bolsillo un detonador a presión, por lo que ya no hay marcha atrás. Si intento retirar la mano de este pequeño aparato, todos en este lugar nos convertiremos en carne molida.

—Debes estar bromeando ¿Cómo se te ocurre sostener eso en tu mano? Nos vas a desaparecer, idiota—gritó Dylan con desesperación.

—Eso es, ya lo estás entendiendo, ahora toma el estúpido celular y contesta esa llamada, solo procura sonar natural y no levantar sospechosa, de lo contrario, tú y yo estallaremos —afirmé. Dylan tomó el celular con mucho nerviosismo y contestó la llamada.

—¿Dylan? Muchacho, creí que nunca contestarias mi llamada ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no te has reportado como de costumbre? —preguntó el Sargento Marcos.

—De verdad lo lamento mucho, señor, fue mi culpa no informarle antes sobre mi estado de salud, pues creí que solo sería pasajero, sin embargo, ahora estoy padeciendo síntomas como fiebre y dolor de cabeza, de verdad lo lamento, sargento—explicó Dylan lo más natural posible.

—Dylan ¿Por qué no me lo notificó antes? A pesar de ser una situación delicada, es una falta grave no justificar su ausencia, sin embargo, por tratarse de una primera vez lo dejaré pasar, pero en cuanto te recuperes deberás cumplir labores extras como compensación ¿De acuerdo? —el sargento Marcos fue muy claro con su explicación, dejando en claro que no volvería a tolerar otra situación como esta.

—De acuerdo, prometo que no volverá a suceder, sargento —confirmó Dylan.

—Perfecto, en ese caso ya no hay tema por discutir con respecto a tu ausencia, no obstante, hay otros temas del cual nuestro departamento policial debe encargarse, como por ejemplo brindarle apoyo al 612 para hallar un agente desaparecido, pero esa es otra historia, por ahora solo céntrate en tu recuperación, luego hablaremos de asuntos policiacos—comentó el sargento.

—Entonces estamos en contacto, sargento, yo por el momento tengo una enfermedad de la cual encargarme, le aseguro que saldré pronto de esto y volveré a la oficina, señor—mencionó Dylan al mismo tiempo que me observaba con mirada desafiante.

—Confío en que así será, muchacho, procura cuidarte muy bien y no empeorar, estaremos esperando ansioso tu regreso, ten buen día—la llamada ha finalizado, sin embargo, ese sujeto volverá a llamar en los próximos días cuando Dylan continue sin presentarse al trabajo.

—Eso ha sido una locura ¿Tienes idea de lo que sucederá si no me presento en los próximos días? Esa tonta excusa de estar enfermo ya no servirá, ellos tarde o temprano irrumpirán en este lugar—comentó Dylan.

—Tranquilo, ellos no podrán entrar aquí ni, aunque quisieran ¿Acaso te olvidaste de lo que sostengo en mi mano? Un paso en falso y serán parte de esta carnicería—expliqué lo peligro que sería para ellos entrometerse.

—Esto no me gusta nada ¿De verdad crees que podrás sostener eso por mucho tiempo? En cualquier momento tu brazo colapsará y soltarás el detonante ¿Tienes alguna respuesta para eso, chico sabelotodo? —preguntó Dylan.

—Una pregunta bastante inteligente, pero hay algo que debo confesarte, no conozco manera alguna de desactivar la bomba, así es, solo soy un idiota con un detonador en la mano, pero tengo una idea que nos beneficiará a ambos—dije y tomé la cinta adhesiva, realizando pequeños movimientos até con fuerza el detonador a mi mano, evitando cualquier tipo de accidente.

Sigo sin entenderlo, Lucas ¿Cuál es la razón de toda esta locura? —preguntó y soltó una pequeña risa.

—Alprincipio me fue imposible asimilar su perdida, por lo que cometí muchasbarbaridades solo por tenerla un poco más, empecé a disfrutar del tiempo quecompartía junto a ella, aunque solo sea un cadáver, pues era capaz de aunsentir su esencia, incluso llegué a creer que ella me hablaba como si estuvieraviva, sin embargo, toda esa ilusión se fue por la borda cuando descubrí que aunpadezco esquizofrenia. En pocas palabras, Margaret nunca me sugiriódesenterrarla, pero yo continué haciéndole caso a mis instintos, dejándomeatrapar por la pasión y la lujuria, pero ahora, lo único que quiero esconservarla un poco más hasta el día de mi descenso, solo te pido un poco más,Dylan—expliqué despacio y con detalles mis motivaciones. No obstante, alguiensigue en desacuerdo, pero no es algo que me afecte, yo continuaré y veré juntoa mi amada un nuevo amanecer.

PRÓXIMO CAPÍTULO: VIERNES 21 DE OCTUBRE DEL 2022.

EL CADÁVER DE MARGARETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora