EL CADÁVER DE MARGARET

CAPÍTULO XV

Narrador.

Los días transcurrieron sin percance alguno, puestas de sol y hermosos escenarios bajo el ocaso, nunca nadie al alrededor sospecharía de tal espeluznante suceso, todo continuó igual, Lucas como el inhumano verdugo y el desgraciado de Dylan como la desafortunada víctima. No obstante, tanta maldad e infortunio empezaría a pasar factura, el ambiente del hogar es un muy insalubre debido a la descomposición del cadáver, tanto que no serviría ni para vivero de ratas.

Por otro lado, a Lucas parece no importarle nada de lo antes mencionado, eso sin contar que el hedor a muerto no es lo único que desagrada, ya que, desde la última cena junto a Margaret y Dylan, Lucas no ha lavado ni un solo plato, por ende, varios insectos han tomado la cocina como imperio en expansión, entre ellos las cucarachas, lombrices mosquitos y moscas. Sin embargo, el escenario más desagradable no se encuentra en la cocina, en la sala, ni en el baño, más bien en la habitación donde Dylan yace encerrado. Un horroroso y putrefacto panorama cubre como manto al desdichado Dylan, el mismo que posee una postura cabizbaja y las pupilas dilatadas de tanto esperar un milagro, su expresión denota fracaso, clara señal de haber probado el amargo sabor de la derrota.

Mientras Dylan se sumerge en la miseria, un agudo y siniestro silbido recorre la casa, de extremo a extremo junto al insoportable hedor, pero la incógnita es ¿De dónde proviene tal silbido? El fúnebre silencio del hogar da a entender que dicha melodía proviene de todos los rincones, sin embargo, poco a poco dicho sonido se mezclaría con el del agua salpicando. Pero dentro de poco, tanto misterio llegaría a su fin, Lucas, a quien parece no importarle el desagradable ambiente, continúa aferrado al cadáver putrefacto de su esposa, a quién ya se le ha empezado a caer la piel, heridas abiertas acompañadas de moscas y gusanos saliendo de ellas, razón por el cual continúa dándole baños de rosas mientras le silba una agradable melodía.

—Me temo que tendré que cortarte un poco el cabello al igual que las uñas, al parecer han crecido mucho en los últimos días—comentó Lucas.

Lo que en realidad no comprende Lucas, es que tal efecto es un proceso biológico en los cadáveres, uno donde la piel se retrae debido a la deshidratación, haciendo creer que tanto el cabello como las uñas crecieron. Pero dejando de lado dicho dato, existe algo a lo que Lucas hace vista ciega, y es al estado deplorable y maloliente en el que se encuentra su "esposa". Es inútil, no existe fragancia alguna o baño de rosas que quite lo inevitable, Margaret ya no pertenece a este mundo, ahora es la muerte quien la acurruca en su regazo, es ella ahora quien acaricia su suave y precioso cabello.

Lucas parece estar muy emocionado, ya que, con una gran sonrisa en su rostro, se acerca al armario y de él extrae un hermoso vestido blanco de encaje. Con gran sutileza y glamour, Lucas arregla y maquilla al cadáver de Margaret, parece ya haberlo hecho antes, o simplemente tiene un talento innato para estas cosas, quedó tan hermosa e irreconocible, tanto que no parece un pálido cadáver.

Un hermoso vals empieza a escucharse en toda la casa, seguido del pequeño ruido de tacones danzando, espera ¿Tacones? En efecto, Lucas y Margaret se encuentran bailando muy al estilo del jazz, sin embargo, lo más escalofriante está por venir, los pies del cadáver de Margaret parecen moverse por su cuenta, a pesar de que Lucas la sostiene con fuerza, ella parece estar muy consciente de sus pasos, lo que me causa la duda de ¿En realidad esta mujer está muerta? Pero también podría ser algo aún más descabellado como ¿Su cadáver está siendo poseído por la misma Margaret? Pero que idioteces estoy pensando, aunque por otro lado a Lucas parece no importarle, solo disfruta cada segundo de ese baile.

El tiempo transcurre y hasta parece haber olvidado la condición de Dylan, no se cuestiona en lo absoluto si este ya está muerto o la está pasando muy mal, el solo vive su momento, el mismo que podría ser la última vez que lo repita. Sin previo aviso, su tan apreciado vals se transformó en un campo de caza, un pequeño corto circuito provocó un apagón masivo en todo el domicilio, oscuridad absoluta en cada esquina, no obstante, esta apenas era la previa hacia algo mucho más grande.