CAPÍTULO VII.

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Ahora: Narrador.

El incidente del baño rojo fue una de las tantas maldades que Lucas hizo en su niñez, una más insólita que la otra, sucesos completamente alejados de la imaginación humana, pues la esquizofrenia que Lucas padecía lo hacia ver todo como un "juego de niños", algo sin relevancia y común desde su punto de vida. El pequeño niño ya había captado la atención de varios psiquiatras, los cuales tomaron el caso de Lucas como un verdadero reto, sin embargo, poco a poco empezaron a rendirse, ya que cada sesión frente al niño equivalía a sufrir un evento paranormal.

Todavía no pueden creer las palabras que Lucas soltaba, se preguntaban así mismo ¿Cómo es posible que un niño diga cosas tan aterradoras? Seguro esas palabras eran las que les quitaba el sueño por la noche "Roy dice que por debajo de la piel humana se oculta algo muy interesante ¿Dejaría que se la arranque para descubrirlo, doctor?" esas fueron las palabras que Lucas repetía sesión tras sesión, aumentando la intensidad con el pasar de los días, pues ya no solo lo repetía con calma, sino que empezaba a desesperarse por descubrirlo, acompañado de una mirada fría y aterradora.

Un día inesperado no volvió a repetir la misma pregunta, en cuanto finalizó la sesión tomó un pequeño florero que se encontraba a su derecha, lo tomó con fuerza y lo rompió contra la mesa. El niño se encontraba armado, sosteniendo entre sus manos un florero roto, pero con un filo arrasador, y de forma exigente le ordenaba al psiquiatra arrancarse la piel, de lo contrario, el mismo lo iba a desollar.

De inmediato alertaron a las autoridades, no tardaron ni diez segundos cuando irrumpieron en la habitación, los encargados de seguridad aplicaron la fuerza bruta sobre el descontrolado niño, el cual no quería ceder con simples palabras y se lo veía muy determinado a cometer una locura. El frenesí en sus ojos es idéntico al de una bestia con ansias de saborear y desgarrar a su presa.

Lucas es irreconocible, incluso ante los ojos de su madre, la misma que lo observaba atónita ante tal espantosa escena. El corazón de Doña Carmen se fragmentó en mil, lágrimas de dolor resbalan por sus mejillas mientras la despechada madre cae de rodillas.

Esa tarde el pequeño Lucas fue trasladado a una habitación segura, completamente sedado y con el equipo especial para evitar lesiones o posibles episodios de esquizofrenia. Su madre insistió en quedarse a cuidarlo todo el tiempo que sea necesario, ya que nadie más podría comprenderlo y escucharlo como lo hace su madre.

—¿Dónde estoy? —el niño preguntó muy confundido.

—Lucas, no te preocupes hijo mío, todo va a salir bien­—respondió su madre entre sollozos.

—¿Salir bien? ¿Qué está ocurriendo aquí y por qué tengo esta cosa tan ajustada cubriéndome? —cuestionó en base a la incomodidad que le causaba.

Te prometo que pronto los doctores te retirarán la camisa de fuerza, y cuando eso pase, tu y yo nos habremos ido a casa—consoló la madre a su hijo.

—¿Camisa de fuerza? ¿Entonces estoy enfermo, mamá? —volvió a sentir duda.

—No, cariño, solo estás algo exhausto, así que por ahora lo mejor es que descanses—respondió Doña Carmen.

Lucas volvió a dormir durante un par de horas más, de igual manera su madre durmió ante el agotamiento causado por la tristeza y el llanto. Se dice que dolor de una madre no tiene comparación con ningún otro dolor, ya que una madre dolida es como un alma en pena, una sombra que transita sin rumbo alguno con mucho dolor en su interior, ya que ver a un hijo sumido en la adversidad significa el fin del mundo, el fin de su mundo.

Tal vez las horas hayan pasado, y aquel aterrador incidente solo se convirtió en una anécdota más, no obstante, la aterradora escena estaba destinada a vivir en el corazón y mente de todos aquellos que lo presenciaron ¿Eso de verdad es un niño? Fue lo que se preguntaron muchos de los presentes. Observaron al pequeño Lucas con repudio, como si se tratara de un vil criminal, sin embargo, los comentarios atacantes se verían frenados por su madre, la cual no permitió que continúen insultando a su pequeño.

EL CADÁVER DE MARGARETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora