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7. Aclaraciones.

Capítulo siete: Aclaraciones.

—¿Una mala noche? —preguntó haciendo que emitiese una pequeña y aguda queja.

—Ni te lo imaginas, Nath...

Después de haberme desvelado la noche anterior hablando con mi cuñada, Isabel, venir al instituto el lunes por la mañana había dado como resultado a una Claire con cara de sueño que luchaba con todas sus fuerzas para no terminar tumbándose en el suelo a dormir como quería.

Estaba con Alice, Nathalia y Theo en la cafetería esperando a que las clases iniciaran.

Seguramente lo mejor habría sido quedarme durmiendo en mi casa y pedir los apuntes luego, pero había tres razones importantes por las que me negué a hacer algo:

1) Mi mamá estaría haciéndome preguntas de por qué no fui todo el día, además de que soportar a Zack en las mañanas resultaba tan placentero como tener que salir a dar un paseo en pleno mediodía con dolor de cabeza.

2) Detestaba tener que pasar mi tiempo libre copiando los deberes atrasados.

3) Necesitaba explicarle a David Slerman el malentendido que Zack había creado y, ya que no contestaba mis mensajes, y la única forma de que se viera obligado a escucharme era en la primera clase de este día, esta era mi oportunidad para hacerlo.

—¿Y ya sabes a qué se debe la repentina aparición de tu hermano y tu cuñada? —siguió preguntando la rubia.

Negué con la cabeza.

—No sé qué se trae ese par entre manos —contesté.

—Debe ser que la boda de Stephanie y Lucas los inspiró y ahora planean casarse —intervino Alice, que también parecía haber pasado por un desvelo y se encontraba recostada sobre sus brazos que se encontraban apoyados en la mesa.

Nathalia y yo intercambiamos una mirada y luego dirigimos nuestra atención a Theo que, como siempre hacía cuando no le encontraba interés a las pláticas entre chicas, se encontraba jugando con su celular.

—¿Qué opinas tú, Theo? —preguntó Nathalia.

Incluso Alice levantó la mirada hacia el chico para ver qué opinaba al respecto.

—Tal vez simplemente hayan querido visitarlos —respondió con simpleza encogiéndose de hombros sin despegar la mirada de su móvil. Las tres lanzamos un bufido y miramos al chico con reproche haciendo que éste finalmente dejara su aparato por unos segundos—. ¿Qué? No siempre nos complicamos mucho la vida para visitar a nuestros familiares.

Pudiese que Theo estuviese en lo cierto, pero Zack no solía hacer esas cosas y, conociéndolo como lo hago, se traía algo entre manos.

Unos brazos me envolvieron por la espalda y, a los pocos segundos, había unos labios estampándose contra mi mejilla. No tuve necesidad de ver quién era, pues conocía esos brazos y esos besos en la mejilla de memoria.

—Calvin, ¿tú qué opinas de la repentina visita de Zack e Isabel? —le pregunté al recién llegado, incluyéndolo en la conversación.

Él tomó haciendo junto a mí y pareció pensárselo un poco.

—Quizá sólo querían revivir viejos momentos y reanimar la escena de follar en una casa con más personas presentes —contestó.

Le golpeé el hombro, mientras Alice chasqueaba la lengua sonoramente. Ahora ella se encontraba sentada de manera correcta, como si todo el sueño y la flojera que transmitía hace unos minutos hubiese sido efecto de nuestra imaginación y ella realmente estuviese con las baterías cargadas. Típico de ella.