19. Sinceridad a flor de piel.

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Capítulo diecinueve: Sinceridad a flor de piel.    

—¿Qué es esto David? —pregunté frunciendo el ceño.

David palideció de golpe.

—Claire, no...

Mientras leía la carta, todo lo demás quedó en segundo plano.

Mi respiración se entrecortó y sentí un nudo formándose en mi garganta.

Sin embargo, me lo tragué y me armé de valor para hablar:

—¿Cuándo pensabas decirme que te irías a estudiar a Sydney en vez de Londres? —interrogué.

David apartó la mirada y se removió el cabello en silencio. Pasados unos segundos, que me parecieron eternos, volvió a mirarme.

—No pensaba decírtelo, Claire —respondió con sinceridad.

Apreté los labios en una fina línea para evitar que las lágrimas salieran a flote, tal vez fuese un pequeño mal entendido.

—¿Realmente te irás? —interrogué con un hilo de voz.

David se recostó de un muro y soltó un suspiro.

—Sí —Se limitó a contestar con simpleza.

Me obligué a mí misma a mantener la compostura. ¿Cómo podía estar tan tranquilo con algo así?

—Pero me habías dicho que...

—Ya sé lo que te había dicho —Me interrumpió, cruzando los brazos—, y no creas que te mentí; pensaba irme a Londres contigo, pero... cambié de opinión.

Fruncí el ceño.

—Explícate —pedí.

—Mira, Claire, sinceramente no sé si irme contigo sea una buena idea, quiero decir, la mayoría de las relaciones a esta edad fracasan y no quisiera desaprovechar la oportunidad de estudiar en Sydney sólo por una chica —contestó.

Eso fue como una puñalada para mí. Entendía perfectamente lo que quería decir, claro que lo hacía, sin embargo, que lo dijera de esa manera tan... hiriente, como si toda nuestra relación fuese inestable o como si realmente no le interesara demasiado.... Eso sinceramente me dolió más que cuando me fracturé el brazo a los cinco años.

—¿Y no pensaste en lo que yo pudiera sentir? Quiero decir, ¿hiciste que me ilusionara así sin ningún remordimiento? —pregunté dolida. De alguna manera, estaba en una mezcla de dolor y rabia. No sabía si llorar o golpearlo hasta el cansancio, por lo que preferí no hacer nada.

Descruzó los brazos.

—No todo gira a tu alrededor, Claire. ¡No puedes pretender que deje ir una oportunidad así sólo por ti, no seas egoísta! —exclamó separándose del muro.

El aire comenzó a escasear en la sala.

—¡Eso no es lo que pretendo, simplemente no entiendo por qué no me lo habías dicho antes! —repliqué.

David rodó los ojos.

—No encontraba el momento ideal para decírtelo —respondió—. Quería ver cómo iban las cosas primero. Pensé que tal vez terminaríamos antes de culminar el año escolar y entonces no tendría que decírtelo.

Vaya, vaya...

—¿Lo que intentas decirme es que no creíste que nuestra relación durase lo suficiente? —Le cuestioné.

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