Capítulo veintidós: Confesiones por doquier.
Narra David:
Si creía que no podía haber nada más incómodo que ser despertado con un zapato en la frente lanzado por mi suegra, era porque no sabía lo que sería ir en el auto con ella, mi novia y una hora de viaje de por medio.
Claire estaba a mi lado y lucía tan cómoda como yo... Mientras tanto, su mamá estaba conduciendo en silencio absoluto y nos lanzaba miradas por el espejo retrovisor casi cinco minutos. No había música, no había conversación... ¡Simplemente silencio absoluto!
Y eso me estaba matando.
No entendía muy bien por qué... Claire no le había dicho nada cuando tuvimos nuestro gran problema, nunca dije ofensivo y, cuando me encontró durmiendo en la misma cama que su hija, le expliqué la situación, le pedí disculpas, le aseguré que no volvería a pasar y ella no me había tratado así...
¿Sería que dije algo malo sin darme cuenta?
Miré a Claire fijamente, intentado que me dijera algo al respecto, pero ella iba ensimismada mirando por la ventana y no se percató... O por lo menos no demostró hacerlo.
Dios, se veía tan hermosa... Era tan hermosa que jamás me cansaría de mirarla. La manera en que miraba las cosas era impresionante; como si las analizara, como si las absorbiera con la mirada y las guardara en algún espacio de su memoria para poder estudiarlas a fondo. También me encantaba la manera en que su rostro cambiaba de expresiones involuntariamente. Dios, verla era simplemente fascinante.
No sé cómo pude ser un completo imbécil con ella, ni cómo me perdonó después de haberle dicho esas cosas horribles aquel día...
Supongo que a veces hay personas tan buenas que hacen que las personas malas como yo nos demos cuenta de que no todo en este mundo está perdido por completo.
La señora Cleveland de tuvo el auto: ya habíamos llegado a la playa.
—Paso por ustedes a la puesta del sol —Nos avisó.
Claire y yo asentimos con la cabeza.
Abrí la puerta para bajar y, justo cuando Claire iba a hacerlo, su madre la detuvo.
—Tú no te bajes aún, Claire, hay algunas cosas que debo hablar contigo antes —pidió—. David, tú ve adelantándote.
Fruncí el ceño sin entender de qué iba todo esto, pero nuevamente asentí con la cabeza, cerré la puerta e hice lo que me pidió la señora Cleveland. No me quedaba más que seguir órdenes.
Me preguntaba por qué ni siquiera dejó que yo trajera a Claire en mi auto... Sabía que dormir en la misma cama que su hija había estado mal (muy, muy mal), pero no habíamos hecho nada "malo" y tampoco es como si fuésemos a hacerlo en una reunión con nuestros amigos en una playa pública.
Llegué a unas sillas en las que estaban Theo, Calvin, Alice y Nathalia. Ya eran las dos de la tarde, por lo que el sol estaba en todo su esplendor. La arena estaba caliente y el agua se veía bastante tentadora.
—Hola —Les saludé.
—Hola —dijeron todos al unísono.
—¿Dónde está Claire? Pensé que vendría contigo —preguntó Calvin con el ceño fruncido y actitud protectora.
Me sorprendía que no me hubiese insultado...
—Emm, está con su mamá... Al parecer la señora Cleveland tenía algo importante que decirle o algo así —expliqué.
Nathalia y Alice intercambiaron una mirada de complicidad que no me pasó desapercibida.
—¿Y tu auto, Alienígena? —continuó preguntando el castaño.
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Inaccesible ©
Fiksi RemajaEs una ley, mundialmente reconocida, que absolutamente nadie puede ignorar a un Cleveland. Entonces, ¿cómo es posible que ese tal David Slerman me ignore a mí, Claire Cleveland? Ni una mirada, ni un simple "hola", ni un pestañeo... ¡Nada! Simplement...