Capítulo seis: Fiesta de pijamas y llamadas telefónicas.
—Pues yo estoy bien —respondí sin salir de mi asombro. Al ver que no decía nada, me apresuré a agregar—: ¿Qué hay de ti?
Lo escuché aclararse la garganta del otro lado.
—Pues, yo estoy bien, gracias —contestó. Por el rabillo del ojo vi que Zack se sentaba en su colchón, interesado por saber con quién hablaba, y me miraba atentamente. Me removí incomoda.
—Bueno... —dije en un pequeño suspiro. Esto estaba yendo mal, tenía que decir algo para rellenar el espacio. ¿Qué podría decir que no fuese incómodo? Creo que lo mejor era ser sutil y casual, ¿no?—. ¿Y por qué la llamada? —Casi me meto un balazo en la cabeza cuando esas palabras salieron de mis labios. Creo que está de más avisar que la sutileza no es una de mis virtudes en momentos de presión y curiosidad, ¿verdad?
Vi cómo Alice se daba una palmada en el rostro.
Definitivamente había arruinado el momento.
Bien hecho, Claire.
Ya estaba lista para escuchar los pitidos habituales de cuando alguien te cuelga el teléfono, cuando una risa entrecortada me llegó del otro lado.
¿Qué demonios...?
—Pues estaba aburrido y me dieron ganas de hablar contigo —contestó ¿risueño? Vaya que los chicos eran complicados...—. Además, Andrew no me contestó y no soy muy sociable que digamos.
¿Soy sólo yo o acaba de decirme que soy su última opción?
¡¿Qué le pasa a este idiota?!
—Así que no te quedó de otra... —solté sin dejar entrever ninguna emoción en mi tono de voz, aunque mi cuerpo temblaba de rabia. Sé que lo mejor habría sido colgarle y ya, pero no pude contenerme y, además, quería saber qué excusa estúpida se inventaba.
—Algo así —aceptó del mismo modo. Por lo menos no había tenido el descaro de mentirme...—. ¿Y qué haces?
Solté un pequeño suspiro para despejarme.
En otras circunstancias lo habría mandado al demonio y luego lo hubiese dejado colgado hablando solo, pero no lo hice por una simple y obvia razón: David ahora era mi compañero de laboratorio y, tanto si lo quiero como si no, me veré obligada a convivir con él lo que resta de año escolar. Sumándole a eso el hecho de que este chico es realmente extraño y antisocial y ya es un milagro que me haya llamado. Era mejor llevar las cosas por la paz... o por lo menos hasta que acabe al año y pueda mandarlo a la mismísima mierda sin ninguna preocupación.
—Yo...
Pero mi respuesta se vio interrumpida.
—¡Claire, Claire, cariño, ¿con quién hablas tanto que no vuelves aquí? —Sí, ese era Zack.
Le lancé una mortal mirada de advertencia.
No te atrevas, gesticulé.
—¿Interrumpo algo? —Pude percibir el desconcierto en la voz de David sin ninguna dificultad.
Ay madre santa.
—¡No! —me apresuré a decir—. Es sólo mi...
—¡Bebé, vuelve a la cama! —exclamó mi hermano lo suficientemente alto y cerca como para que se escuchara sin problemas del otro lado de la línea—. Vamos, tigresa, terminemos lo que empezamos. La estábamos pasando tan bien...
¡¿Qué?!
¡Este imbécil va a amanecer mutilado!
—Oye, creo que mejor hablamos luego... —pronunció David, haciendo notar su incomodidad.
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Inaccesible ©
Novela JuvenilEs una ley, mundialmente reconocida, que absolutamente nadie puede ignorar a un Cleveland. Entonces, ¿cómo es posible que ese tal David Slerman me ignore a mí, Claire Cleveland? Ni una mirada, ni un simple "hola", ni un pestañeo... ¡Nada! Simplement...