14. Nerviosismo y ansiedad.

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Capítulo catorce: Nerviosismo y ansiedad.

Muchos de ustedes, al igual que yo, pensarían que, después de la gran declaración de David y todo lo sucedido el día anterior, lo primero que vería al salir por mi puerta en la mañana sería a alguno de los dos chicos que están a "competencia" (según ellos, porque yo tengo perfectamente claro a quién quiero) esperando a por mí para llevarme al instituto... O por lo menos a mi mejor amigo, quien era el que me llevaba habitualmente.

Sin embargo, no fue ni lo uno, ni lo otro.

—¿Theo? —pregunté confundida, aún sin dar crédito a lo que mis ojos miraban. El chico me miró enarcando las cejas con sarcasmo—. ¿Qué haces aquí?

Para los que no lo recordaban, debido al tiempo que llevaba sin aparecer en los últimos sucesos impactantes de mi vida, Theo era mi segundo mejor después de Calvin, sólo que estos dos chicos tenían tanto en común como yo con Bella Swan. Sí, así de parecidos eran. Digamos que en lo único que coincidían eran en la amistad que llevaban conmigo: los dos eran confiables, comprensivos y tenían su humor especial.

Aunque obviamente, nadie jamás en esta tierra podría llegar a ser tan extravagante e impaciente como Calvin. Y Theo era calmado a más no poder.

—Calvin me llamó esta mañana —contestó acariciándose un poco el puente de la nariz. Soltó un suspiro—. Me dijo que no podía ir al instituto por un no sé qué de su cara y... Bueno, ya sabes cómo es Calvin. Al final no entendí más de la mitad de lo que dijo, pero acordamos que yo te llevaría al instituto.

Asentí conteniendo la risa. Estaba cien por ciento segura de que Calvin no había ido por el moretón que le debió haber dejado Freddie Thompson en el rostro. Calvin Moon no se presentaría por nada del mundo ante la luz del sol con alguna imperfección en el rostro.

En el auto de Theo iba Josh, quien era su mejor amigo desde primaria, por lo que ocupé el asiento trasero.

—¡Hola, Claire! —me saludó Josh con entusiasmo. Era impresionante cómo después de todos los malos ratos que le hice pasar cuando estaba obsesionado conmigo, aún se alegraba de verme. Yo en su lugar ardería en rabia con sólo respirar el mismo aire. Era obvio que este chico era una persona extraordinariamente buena, estaba loco o era masoquista. Quizá fuese un poco de todo, pero mientras no me acosara como hizo en antaño, yo no tenía problemas con ello.

—Hey, Josh. ¿Cómo te va? —Le saludé de vuelta.

—Bien..., o bueno, tan bien como puedes estar cuando estás a punto de ir a tu cárcel semanal —respondió riéndose un poco. Y sí, él era así—. Por cierto, ¿qué le pasó a Calvin? —preguntó arrugando el entrecejo y volteándose un poco en su asiento para mirarme directamente—. Theo no sabía y tengo curiosidad.

Theo, por el contrario de Josh, iba en silencio al volante tarareando la canción que sonaba por los altavoces del auto.

—Un problema facial. Nada grave —Me limité a contestar, manteniendo en secreto lo ocurrido con mi mejor amigo. No era que Josh no fuese de confiar, o que fuese algo muy relevante, pero no me pareció correcto y listo. Además de que aún no había convivido mucho con Josh y eso me hacía ser un poco cerrada y recelosa.

Lo sé, lo sé. Era un poco paranoica y estaba excluyendo a Josh, quien parecía ser una persona realmente buena, pero siempre me ha gustado analizar un poco a las personas a fondo antes de ser completamente comunicativa o expresiva con ellas. Además, en la mañana no me daban muchos ánimos de dar explicaciones o hablar.

Josh parecía satisfecho con la información y se sentó correctamente en su asiento de nuevo, por lo que debí de haber sonado convincente. Sin embargo, la mirada significativa que Theo me lanzó por el retrovisor no me pasó desapercibida.

Inaccesible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora