1. Yo no tengo ningún... ¡Espera! ¡¿Me está mirando?!

38.8K 1.8K 379
                                    

Capítulo uno: Yo no tengo ningún... ¡Espera! ¡¿Me está mirando?!

Emití un enorme bostezo al escuchar el tono de mi alarma inundando mi habitación.

La alarma tenía suerte de estar dentro de mi teléfono en vez de en un reloj, porque de lo contrario ya estaría siendo acallada por una muerte bastante estruendosa.

Usualmente, hubiese puesto la opción de cinco minutos, que luego habría sido acallada por la misma opción, se habría repetido el proceso nuevamente y luego otra vez, y otra, y otra…

Y así hubiese terminado llegando tarde, como solía sucederme.

Pero no podía darme ese delicioso gusto, ¿por qué? Fácil, hoy era mi primer día de instituto y Claire Cleveland debía lucir sensacional en su primer día de instituto.

Como si fueses muy popular… Me dijo una voz sarcástica en mi cabeza.

Oh cállate, maldita perra. Tengo que verme jodidamente bien en mi primer día.

Y así fue como, en vez de quedarme acostada pensando en el dulce sueño que había tenido con el ardiente de Zac Efron, terminé levantándome de mi cama, apagando la alarma y yendo al baño para comenzar el proceso de arreglarse.

Cuando terminé de reacomodar el último rizo en mi cabeza, miré el espejo inspeccionando mi aspecto a través del reflejo.

No había sido nada exagerado, al fin y al cabo.

Sólo mis vaqueros rasgados, que por cierto eran mis favoritos aunque mi mamá decía que parecían de pordiosera, una camisa a cuadros negros con gris y mis inseparables, y un poco sucias, converses grises.

Y como toque final, apliqué el indispensable perfume. Sin perfume no era nadie.

¿Maquillaje? Nada de eso, sólo brillo labial y listo, no me gustaba cómo se sentía mi rostro con maquillaje en él, además de que me hacía sudar el doble.

Seguro piensan, “tanta emoción en arreglarse en su primer día para nada”.

Pero yo voy a “estudiar”, no a un jodido concurso de mierda sobre quién viste mejor que quién.

Y digo “estudiar”, porque mi motivo para ir al instituto es ver a mis amigos y no quedarme hostigada encerrada en casa, sola.

Antes de abandonar mi habitación, no pude evitar fijarme en la foto al borde de mi peinadora.

En ella, aparecíamos mi hermano Zack y yo. En aquel entonces, él estaba en su último año de secundaria y yo apenas estaba por salir de primaria. Hacía cinco años de esa foto. Yo llevaba el cabello rubio para esa época sin ni siquiera preocuparme por peinármelo y sonreía con alegría infinita, mi hermano sonreía del mismo modo mientras me abrazaba por la espalda de manera protectora.

Mataría por revivir ese momento.

Extrañaba demasiado a mi hermano, por más idiota, imbécil, fastidioso, odioso, grosero, atrevido, coqueto, estúpido, gilipollas y arrogante que éste fuese.

Su partida a Londres me afectó mucho. La casa se sentía vacía sin él y con mamá trabajando fuertemente para poder mantener la casa ella sola, pero me sentía feliz de que él pudiese lograr su sueño.

Además, mirándolo por el lado positivo, ya podía tener el control de la casa (siempre y cuando mamá no estuviese en ella) y no tenía que preocuparme por hacer algunas pocas travesuras.

Tomé mi mochila del suelo y finalmente salí de la habitación.

Pasé por la cocina y busqué tres manzanas para luego guardarlas en mi mochila y salir al exterior.

Inaccesible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora