Razón #41 - El Mensajero del Cielo

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La penumbra de la habitación 308 era apenas iluminada por el reflejo de los faroles provenientes desde el exterior, colmándola de una sensación inexplicable en medio de toda esa inquietante oscuridad. Elevó su mirada hacía un gigantesco firmamento pincelado de estrellas. Tan diminutas, brillantes y lejanas. Eran libres y de algún modo, él también deseaba ser como ellas, aún si se tratara de un pensamiento imposible.

—¿Matt?

Escuchó decir su nombre con aquella típica preocupación suya que lo hacía sonreír con ternura de forma involuntaria, una vez las luces fueran encendidas para brindarle algo más de vida a esas perladas paredes. Miró de reojo la frágil silueta de Jason aproximarse, no pasando desapercibido el quebrado estado de salud que apenas conseguía mantenerlo en pie.

—"Resiste un poco más hermano" —fue el efímero deseo que latiera salvaje desde el fondo de su corazón ahora que los médicos ya contaban con las muestras necesarias para realizar el procedimiento requerido y con ello, devolverle los pedazos de esperanza que le habían arrebatado a Jason. La donación de médula estaba hecha, su misión había concluido.

—Matt, ¿te encuentras bien? —indagó ansioso tomando asiento en el borde de la cama.

—Si estás aquí conmigo, ¿por qué no lo estaría? —le dijo Matt con una calmada sonrisa dibujada en sus labios antes de regresar su atención al tintineante cielo que codiciaba explorar.

Jason caminó hasta estar a los pies de la silla de ruedas, tomó con gentileza ese par de manos entumecidas que por años lo reconfortaron, aquellas que incontables noches limpiaron con cariño el peso de su dolor, esas que lo habían abrazado con sincera alegría para hacerlo parte de una felicidad que Matt nunca dudó en compartirle, las mismas que ahora habían perdido la capacidad de percibir su calor y toque. Colocó un sutil beso en ellas a modo de agradecimiento, anhelando que los sucesos que marcaron sus existencias fueran diferentes, sin embargo, no era posible.

—La doctora Davis está concluyendo la documentación requerida para que entre en aislamiento preventivo e inicie así las primeras fases del tratamiento —explicó con voz quebrantada—. Quería venir en persona a decírtelo, por qué no sé cuándo pueda volver a verte.

—No importa en dónde te encuentres Jason, yo siempre estaré a tu lado.

Jason se aferró de prisa a un cuerpo paralizado, consciente que los brazos contrarios nunca más podrían corresponderle.

—Lo lamento —Jason musitó bajito, disculpándose por orillar a Matt a un terrible callejón sin salida—. Lo lamento tanto.

Matt hizo una seña solicitándole se acercara, susurrando a sus oídos el mágico secreto que sólo ambos compartirían en complicidad de ahora en adelante.

—Yo no lo hago, no me arrepiento de haberte puesto a salvo —admitió el mayor de ellos sin titubeos, encarando el verde de sus ojos contra esos castaños que le observaban con un tortuoso remordimiento—. Por ti cedería mis manos, mis piernas, mi alma y mi vida entera. Por ti lo daría todo, Jason —el chico afirmó lleno de una pacifica energía—. Eres mi hermano, mi familia y el único al que siempre podré llamar hogar.

—Prometo que regresaré.

—Sé que así será —respondió el ojiverde con la mirada inundada en fulgurantes lágrimas que prefirió ignorar para no alterar más el estado de ánimo de Jason—. No dudes, no temas y solo vive. Vive hasta que el corazón te duela no por tristeza, sino por tanta felicidad.

—Así lo haré, Matt —le dijo Jason mientras depositaba en dulce beso en la frente del joven a modo de despedida, grabando en sus memorias la calidez infinita de los ojos esmeralda que aún en esas atroces circunstancias podía ver centellar con el poder incandescente de una estrella fugaz.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2022 ⏰

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47 Razones para Amarte (Libro 1 Saga Razones) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora