SeokJin estaba en el umbral de baño, mirando a la habitación del hotel en sombras, al hombre que había dejado tendido sobre la cama en un lío de sábanas y sudor. La luz brillante detrás de él iluminaba la cara de Jungkook, destacando las largas pestañas que reposaban contra las mejillas sonrosadas y labios que podía decir que estaban hinchados.
Sonrió y le dio vueltas una y otra vez a la caja pequeña en su mano. La había descubierto en su bolsa de lona, enredada en una camiseta limpia del cajón donde la había escondido.
Era como si el destino hubiera intervenido y la hubiera lanzado a su bolsa cuando no miraba.
Quería estar enojado con Jungkook, de verdad que quería. Pero maldita sea, simplemente no podía. Estaba enamorado de un hombre que era frívolo, espontáneo y testarudo todo envuelto en un magnífico paquete divertido y frustrante. Jungkook era un peligro emocional andante y lo había sabido desde el principio. Resopló y se apoyó contra el marco de la puerta, queriendo grabar en su memoria la visión de Jungkook acostado allí después de ser follado a fondo.
Jungkook se estiró, y la maraña de sábanas amortiguó su bajo murmullo. No miró a SeokJin, pero volvió la cabeza.
—Me estás acechando.
—Admirando —dijo SeokJin mientras se tomaba su tiempo para mirarle de arriba abajo.
—Bien. Sigue, entonces.
SeokJin se permitió una pequeña sonrisa.
—Esperaba estar enojado contigo más tiempo —dijo mientras se acercaba a la cama y se sentaba a su lado.
Jungkook se estiró de nuevo, tensando los músculos y flexionando el cuerpo como un gran gato al sol. Le sonrió con los ojos brillantes.
—¿Pero?
A pesar del hecho de que acaba de follar a Jungkook hasta el olvido menos de quince minutos antes, un golpe de calor azotó a SeokJin mientras observaba el juego de los músculos de Jungkook, y puso los ojos en blanco con resignación.
—Estoy demasiado feliz de verte.
Jungkook se acercó a deslizar la punta de los dedos por la mejilla de SeokJin. Se acercó más hasta que pudo presionar la nariz de SeokJin con la suya y pasó una pierna sobre su cadera.
—Te he echado de menos. Y lo siento.
SeokJin asintió mientras deslizaba la mano por la cadera de Jungkook y lo atraía hacia él. Sabía que tenía que dejar que la ira desapareciera, no cambiaría lo que Jungkook había hecho.
—¿Te dolió mucho?
La expresión de Jungkook se suavizó en tristeza, pero pasó tan rápido que SeokJin podría haberlo imaginado.
—A veces yo... sólo necesito un descanso. Aquí —dijo, tocando su frente—. Tengo que ir a algún sitio solo para dejar que la vida me golpee. Si no lo hago, se acumulan muchas cosas y... termino por no ser capaz de hacerle frente. Simplemente a veces tengo que irme.
SeokJin no entendía; no estaba seguro de poder hacerlo sin haber visto las cosas que Jungkook había visto o vivido. Suponía que cuando tenía que tomar algo y separarlo para analizarlo desde todos los lados, era su manera de hacer frente a un problema que de otro modo sería demasiado grande. La manera de Jungkook era caminar por un espacio abierto, ya sea en sentido figurado o físicamente, y dejar que el problema le golpeara con toda su fuerza. Era una de las maneras en que Jungkook y él estaban conectados de manera diferente.
Jungkook suspiró y rodó sobre su espalda de nuevo.
—Correr por unos días es mejor que la alternativa.
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Armados&Peligrosos || #5
RandomSolo en la ciudad de Baltimore, tras la espantada de su amante, el agente federal Kim SeokJin descarga su frustración sobre todo el que se cruza en su camino hasta que recibe la orden de viajar a Chicago para unirse a un agente secreto. Una vez allí...