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TaeHyung fue asegurado en la parte trasera del sedán mientras Jungkook jugueteaba con el GPS en el salpicadero. Había pasado una media hora elaborando las formas más perversas que pudo pensar de asegurarse que TaeHyung ni siquiera pudiera tener las manos juntas, mucho menos tocar ninguna cerradura. Estaban esperando que SeokJin finalizara las comprobaciones y Jungkook estaba manteniendo un ojo en los dos hombres de la parte de atrás mientras metía las direcciones apropiadas en el GPS.

Con cada botón que apretaba, la unidad GPS ofrecía sugerencias. Sacudió la cabeza ante la lista de Washingtons que ofrecía, buscando con los ojos el correcto. Un movimiento por el espejo retrovisor le llamó la atención cuando encontró el Washington apropiado, y levantó la mirada cuando apretó el botón, entrecerrando los ojos a sus prisioneros.

—¿No tuvisteis suficiente ayer por la noche? —preguntó en un gruñido.

—Estoy tratando de restablecer el flujo de sangre de los dedos —dijo TaeHyung.

—Yo restauraré tu flujo de sangre muy muy rápido si intentas una cosa más —dijo Jungkook, en voz baja y grave.

TaeHyung puso los ojos en blanco y suspiró, moviendo el hombro y meneando los dedos, que estaban colgando en el aire. Tenía una mano esposada a la empuñadura encima de la puerta, la otra al suelo, enrollada alrededor de su pierna primero por lo que tenía que inclinarse hacia adelante. YoonGi estaba restringido de forma similar. Tenía que ser incómodo como el infierno, pero Jungkook no quería correr ningún riesgo.

Él y SeokJin habían discutido tratar de regresar a Chicago y encontrar un vuelo, pero una llamada a Burns les había informado que una tormenta se dirigía hacia ellos y los vuelos estaban siendo dejados en tierra. Tendrían mejor suerte conduciendo y si salían ahora mismo irían por delante de la tormenta de nieve y la perderían por completo, incluso si tenían dificultades con sus prisioneros.

Unos momentos más tarde, SeokJin se unió a ellos y Jungkook salió del parking.

—En el punto kilómetro uno, gire a la izquierda en Willowcreek road.

SeokJin seguía temblando por el frío cuando el GPS comenzó a dar instrucciones, a pesar de que el coche estaba por fin empezando a calentarse. Ni siquiera habían salido de la zona de aparcamiento del hotel y la dama del GPS ya estaba dándoles órdenes. La pequeña flecha en la pantalla de la unidad estaba señalando el camino equivocado y no estaban frente a nada que se pareciera a Willowcreek road.

—Vas a tener que hacerlo algo mejor, cariño —dijo Jungkook a la pequeña unidad pegada al salpicadero.

—Debo sacar mi teléfono —dijo SeokJin mientras se acomodaba en el asiento del acompañante, el periódico en su regazo y una taza de café cubierta en la mano—. Grabarte hablando con el GPS.

—¿Hablando con qué, tu teléfono? —preguntó Jungkook mientras giraba el coche hacia la salida del parking.

—En el punto kilómetro uno, gire a la izquierda en Willowcreek road.

—El GPS —dijo SeokJin, señalando con su taza de café.

—Ella es más divertida de escuchar que tú. Por lo menos sabe de lo que está hablando.

—Ja, ja.

—Me gusta —dijo Jungkook con una sonrisa.

—Sí, bueno, el brillo desaparecerá cuando lo único que haga sea dar el coñazo durante mil kilómetros –dijo SeokJin.

—Y eso es diferente de ti, ¿cómo?

Cuando SeokJin se volvió para mirarlo a los ojos, Jungkook le guiñó un ojo. SeokJin apartó la mirada con una sonrisa.

Armados&Peligrosos  || #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora