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Blake Nichols subió al piso de su restaurante de cuatro estrellas y aspiró profundamente mientras se dirigía hacia el bar, donde esperaban dos hombres con trajes caros.

—¿Sr. Nichols? –Dijo uno de ellos cuando se acercó. Metió la mano en su traje y extrajo una tarjeta de identificación, abriéndola para mostrar a Blake sus credenciales de la CIA.

—¿Puedo ayudarle? —Preguntó Blake, sin reaccionar a la insignia.

—Sabemos que ha estado en contacto con un tal señor Randall Jonas. Necesitamos que nos diga lo que sepa.

—¿En serio? —Blake se echó a reír, sacudiendo la cabeza ante la audacia del hombre—. ¿Y por qué habría de hacerlo?

—Porque es amigo de Kang TaeHyung. Y estamos tratando de salvar su vida.

—¿Discúlpeme?

—El señor Kang es el último hombre vivo que puede identificar Randall Jonas como el arquitecto de más de cincuenta asesinatos conocidos. No tenemos ninguna otra prueba. Jonas lo destruyó todo antes de escapar.

—¿Escapar?

—Si los agentes del FBI le entregan a Jonas antes de que podamos interceder, el señor Kang estará muerto y Jonas libre para acceder a su cuenta en las Islas Caimán y desaparecer. No queremos que eso suceda. Y suponemos que usted tampoco.

Blake contuvo el aliento, su mente corriendo mientras trataba de decidir cuánto revelar.

—Jonas dijo que le estaban tendiendo una trampa.

El agente de la CIA asintió.

—Hemos estado siguiendo sus movimientos durante dos años, tratando de reunir suficientes pruebas para derribarlo. Se enteró de la investigación, lo destruyó todo y huyó.

Blake entrecerró los ojos, suspicaz.

—Sabemos que él envió a un hombre llamado Arlo Lancaster aquí a Chicago hace un año y medio para matarles a usted y Kang. Desde que se enteró que Kang todavía estaba vivo, ha estado tratando de encontrarlo. Y con su ayuda, finalmente lo hizo.

A Blake le resultaba difícil respirar mientras la verdad se filtraba.

—¿El FBI?

—Dos agentes renegados, enviados por un viejo amigo de Jonas para llevarlo. Suponemos que ha sido engañado o que está trabajando con Jonas. De cualquier manera, esto termina con Kang TaeHyung muerto cuando le entreguen.

—Oh Dios.

Una hora más tarde, después de ver la evidencia que la CIA había compilado sobre Randall Jonas, Blake llamó a Preston mientras el estómago se le desplomaba. No había suficiente para condenar al hombre, pero era suficiente para convencerle.

—Lo entregué directo a los hijos de puta —escupió tan pronto como Preston respondió a su llamada.

—Un error de buena fe, señor, estoy seguro —murmuró Preston.

—Asegúrate que los agentes del FBI no lo entreguen a su jefe, ¿me entiendes?

—Sí, señor.

—Haz lo que tengas que hacer. Jonas no puede poner sus manos sobre TaeHyung.

Preston se quedó en silencio un momento. Cuando habló, su voz era grave y peligrosa.

—Entendido, señor.

* *

Burns se levantó tan pronto como escuchó la conmoción afuera. Para que su asistente se enfadara con alguien de ese modo, tenía que ser Jungkook. El alivio lo inundó. No habían oído hablar de él en varios días. Burns había comenzado a enfrentarse al miedo muy real de que Jungkook y SeokJin podrían estar muertos. Oyó la reveladora respuesta a su ayudante con voz ronca, y luego la puerta de su despacho se abrió de un empujón.

Armados&Peligrosos  || #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora