"De tal palo..."
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.El orgullo
Algo con diferentes puntos de vista cuando se trata de como protegerlo y dejarlo de lado.
Para Bakugo, esto era como el aire que respiraba. Y aunque les traiga algunos (muchos) problemas, seguía defendiéndolo con escudo y espada.
Después de la semejante humillación que pasó con el tipo que últimamente vagaba por sus pensamientos, lo que terminó provocando fue más pensamientos.
Lo único que hace en respuesta de eso es intentar de no hacerlo, no pensar en él, mas en lo único que resulta es un enojo hacia Iida. ¿Quién más podría tener la culpa? ¡Él es el que lo toma de la muñeca y lo abraza!
Aunque solo lo abrazo una vez, recordaba ese acto como si fuera un CD rayado. Y ni hablar de su maldito sudor que empezaba a fastidiarlo cada vez más.
Hoy era viernes a la mañana, e iba a la casa de sus padres, con la mínima esperanza de encontrar una respuesta a las tantas dudas que estaba teniendo.
-Hola, Bakugo.- escucha una voz detrás de sí, la reconoce al instante. -¿Vas a visitar a tus padres?- pregunta curioso mientras mira por lo alto, inclinando su cabeza hacia un lado para poder mirar bien la mochila negra que lleva en su mano.
-Que te importa, a lo mejor me voy para no verte la cara.- responde seco, mientras se coloca su mochila solo en un hombro. -Pero para tu suerte, solo voy porque me obligan.- miente sin voltear a mirarlo, aunque sentía la mirada ajena justo encima suyo.
-Oh, me alegro, que la pases bien.- Contesta mientras se pone adelante del otro. Tenia unos pantalones negros con unas rodilleras del mismo color aparte de una remera deportiva celeste, algo ajustada a decir verdad. Nada mal.
Lo mira de arriba a bajo, esa remera le repasaba casi todas las curvas de su cuerpo, incluyendo sus músculos notificados y cintura, pero antes de que pueda articular unas palabras, Uraraka, Todoroki y Jirou pasan por su lado para poder acercarse a Iida. Estaban por salir todos juntos.
Después de unos saludos y sonrisas se van uno al lado de otro dejando al rubio atrás. Aunque el delegado que estaba en una de las esquinas, gira levemente su torso para verlo, saludandolo con una sonrisa en los labios y moviendo su mano antes de que gire y tome un poco de su botella de agua para finalmente irse.
No había corrido veinte kilómetros, pero sentía su cara arder con solo seguir mirándolo desde allá atrás, hasta que por el inclinado camino deja de verlo.
-¡Carajo!- insulta mientras agarra de manera agresiva su propio cabello.
-¿Qué pasa, Baku-bro?-
-¡Que mierda te importa, extra! ¡Me largo de aquí!- responde histérico mientras se va a paso redoblado.
-¡Nos vemos el Lunes!- grita Kirishima con una sonrisa.
(...)
Eran casi las siete y media de la tarde y él ya estaba comiendo para poder irse a dormir. Su padre, que para él era un bebé insoportable, estaba al lado suyo contándole todo lo relevante que pasó en su trabajo y preguntándole como le estaba yendo en la U.A.
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Paciencia ꨄ︎
Fanfic[En procesos de reescribir] Ahora que lo pensaba, él casi siempre salía ganando. -Tengo la sensación que cuando estas conmigo no gritas tanto. ¿Me puedes decir por qué?- -...Me controlo para no romperte la cara.- mintió, mientras se secaba sus mano...