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Primer día de trabajo

Abrió los ojos al sentir la luz del día, se sentía fatal, todo su cuerpo le dolía, no le gusto para nada dormir en ese banco, se levantó y se estiró, soltó un suspiro mientras se frotaba la cara para poder despertar, ya conciente miro el reloj que estaba en aquella tienda, al ver la hora empezó a correr, aún era temprano pero no se iba arriesgar a llegar tarde, no iba a perder su unica oportunidad de tener una vida estable, tendría que llegar a tiempo.

Una vez al frente de aquel edificio soltó un fuerte suspiro de cansancio, se recuperó tomando su postura y entro, se acercó a la recepcionista pidiéndole  que lo dejara pasar, la joven dama no dudo en dejarlo ir, el rubio camino hacia la habitación donde se reuniría con el señor que miro el día anterior.

Al estar alfrente de la puerta, tocó con delicadeza esperando una respuesta, al escuchar un pasen, no dudo en agarra la manija para abrir aquella puerta, entro acercándose a la silla para sentarse.

–Que bueno que fue puntual. –el hombre se levantó de su lugar para luego mirar al rubio. –venga, le enseñaré cada piso.

El rubio no dijo nada para luego levantarse y seguir el hombre, pasaron por varios pisos, subiendo al elevador, Bill puso atención cada detalle que el hombre le decía, miro varias cosas, de cómo trabajar cada piso, era unos diferentes a otros, después de un largo recorrido, fueron a donde había una cafetería.

El rubio se sorprendió al ver la comida que había, al poco tiempo su estómago sonó leve, pero lo suficiente fuerte para que el señor lo escuchará, soltó una risa mientras Bill deseaba matar su propia presencia, ya que nunca se había sentido tan humillado.

–La comida te va quitar un poco de su salario, puede traer tu propio lonche pero creo que es mejor comer aquí.

El rubio solo se quedó callado mientras se queda mirando la comida

–Agarra un poco, lo anotaré por adelantado.

Bill murdio su labio, no quería humillarse más, pero su estómago le rogaba por agarra un pedazo y con todo el dolor de su orgullo agarro un plato que tenía tres tamales, se sentó en una de la mesa y empezó a comer, el hombre solo se soltó riendo mientras se sentaba  alado de el, mientras comía, el sujeto le explicó con detalle lo demás de la empresa.

Después de varios minutos termino de comer para luego levantarse, para a si seguir con el recorrido, Bill no paraba de mirar cada detalle del gran edificio, hasta que fue llevando a una habitación, el hombre le explicó al rubio que se sentará para poderle tomar una foto.

–Para que es esto. –hablo con dudas, tratando de pensar para que quería una foto de el.

–Para hacerte un gafete, a si podrás entrar al edificio sin tener problema con los guardias. –El hombre agarro una cámara y apunto hacia al rubio.

En cambio Bill solo se quedo quieto, hasta que sintió el flash, parpadeo unos segundo para luego volver a ver al hombre, este solo se quedo mirando la cámara para luego mirar al rubio, después de eso siguieron con su recorrido, cuando el hombre termino de enseñarle todo al rubio lo llevo a una pequeña mesa con una computadora.

–Aquí vas a trabajar, si necesita ayuda avísale a la mujer que esta a tu lado, ella te va explicar lo que tienes que hacer, cuando sea la hora de salida necesito que pases a mi oficina para darte tu gafete.

–Entendido. –miro aquel aparato para luego ver a la mujer de alado.

Aquella mujer parecía de unos 47 años, el rubio solo tomo asiento para luego mirar la computadora, al poco tiempo aquella mujer de su lado le empezó a explicar sobre lo que tenía que hacer y de que cierta horas le iba a llegar cualquier correo para que pudiera seguir con su trabajo.

Mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora