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Piano

Mason se encuentraba esperando al rubio, no dejaba de ver su teléfono cada minutos, soltó un suspiro, estaba tomando más tiempo de lo necesario, volteo a ver a Miriam, le sorprendía como aquella mujer estaba tan tranquila, se levantó para empezar a caminar al rededor del lugar, al poco tiempo la mente el castaño se había llenado de malas ideas.

Una de esas era que Bill se había metido en problema o se perdió, tal vez reprobó el examen, soltó otro suspiro, cuando tenía que espera para que aquel rubio saliera.

—Debería de calmarte, no quiere que Bill te vea a si. —la suave voz de Miriam lo trajo a la realidad.

El castaño se detuvo, tomó algo de aire para volver a sentarse a lado de Miriam, a los poco segundo lograron ver cómo la gente salía de aquel lugar, ambos se pararon para buscar al rubio, Bill caminaba entre la gente mientras miraba su boleta, lo había logrado, había pasado con un excelente puntuación, recibió un abrazo fuerte por parte del castaño.

—Como te fue. —la sonrisa de Mason reflejaba que estaba muy confiado, Bill no pudo evitar sonrier y enseñarle su boleta, cuando el castaño lo vio, no pudo evitar a abrazarlo  más. —Felicidades.

—Cuanto sacaste hijo. — Miriam se acercó para ver la boleta, le había sorprendido aquella calificación para luego felicitar al rubio.

Era un momento alegre para los tres, en eso el castaño enseño sus llaves para invitarlos a comer, a las pocas horas se encuentraba comiendo en un restaurante, celebrando el logro el rubio, Bill por una vez en su vida se sintió tan especial, había logrado algo con sus esfuerzo y lo mejor es que lo estaba celebrando.

Un sentimiento de alegría crecía en su pecho, se sentía tan bien, sus ojos reflejaba la felicidad que sentía en ese momento, su corazón latía tan suave pero a la vez rápido.

—¿Bill está bien?

Escucho aquellas palabras, volteo a ver al castaño, que al parecer lo miraba con preocupación, en eso sintió sus mejillas húmedas, ¿estaba llorando?, el jamás pensó que iba a llorar de la alegría, los sentimientos que aún le faltaba por esperimentar lo esperaba.

—Si estoy bien. —le sonrió al castaño y siguió comiendo, mientras que Miriam le acercaba un gran pedazo de comida a la boca, diciéndole que estaba muy flaco, una que otra carcajada salieron de las bocas de los más jóvenes.

—Puedo hacerle una pregunta a ambos.

Tanto Mason como Bill, voltearon a ver a la mujer, está dejo de comer para mirar a ambos jóvenes, un pequeño silenció gobernó el lugar, hasta que Miriam decidió abrir la boca.

—Tal vez esto no es de mi incumbencia pero ustedes dos están saliendo.

A ambos les llegó la sorpresas de aquella pregunta, Bill sabía que tarde o temprano Miriam iba querer saber de quién se trataba de la persona que estaba enamorado, en cambio para Mason pensó que el rubio ya le había contando sobre la relación que tenía, ambos hombres se voltearon a verse.

—Pense que ya le habías dicho.

—No, no lo e hecho. —volteo la cabeza hacia el castaño.

—Vives con ellas y no le has dicho.

Miriam solo miraba como ambos discutía, soltaría una leve risa llamando la atención de los dos, Bill se sentía mejor al ver a Miriam felíz.

—Si lo somos, llevamos algunas semana saliendo. —Bill se rasco la nuca mientras mira a otro lado, se sentía avergonzado, no sabía el motivo, solo esperaba que Miriam se lo tomara bien.

Mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora