–Otra más ¿enserio?-se quejó Lisa con una sonrisa negando con la cabeza. Cualquier persona que nos viera creería que somos algún tipo de mejores amigas desde la infancia; pero claro, como yo no tenía ganas de que algo nos distrajera la traje a los mejores y más desolados escenarios para tomar fotos; y ella, ella encajaba perfectamente en todos ellos, es como un hada, una hermosa ninfa dispuesta a desequilibrarte con sus encantos.
–Oh, vamos, solo una más, por favor-rogué mostrándole mi cámara mientras me sostenía el labio inferior entre los dientes conteniendo una carcajada–¿Qué te parece si te compro chocolate?-propuse con la seguridad de que aceptaría, y supe que estaba en lo correcto cuando sus ojos mostraron un brillo de satisfacción–Vamos, yo sé que quieres-presioné cuando la vi dudar.
–¡Está bien!¡Pero tendrá que ser una caja grande de chocolate!-rió posando para mi. El sonido de su risa inundó el ambiente y en el mismo momento que intentó cubrirse la boca con sus manos logré capturar ese maravilloso instante en una foto, una que atesoraré como mi favorita junto a las otras que le saqué hoy–Esto es vergonzoso, nunca me ha gustado que me tomen fotos, no salgo bien en ellas-comentó bajando la cabeza; me acerqué sujetándola del mentón para que me mirara a los ojos.
–Y yo nunca he escuchado una frase más sin sentido que esa-acaricié su barbilla pasando después a su mejilla hasta que sus ojos se cerraron por el contacto de mi mano contra su piel–Eres el ser más maravilloso y especial que existe en este universo, y digo ser porque no creo que tanta belleza se le pueda asignar a una simple mortal. No solamente «sales bien» en las fotos, porque una mísera imagen no puede capturar todos los colores, y la magia que desprenden tus ojos-me detuve unos minutos cuando sus dos luceros color chocolate hicieron contacto con los míos, y ninguna de las palabras que dije, las que pudiera decir o las existentes en cualquiera de los vocablos utilizados por los billones de personas que habitan este planeta son suficientes para describir la emoción que transmiten sus ojos, esa luz que nunca había visto en nadie más y que la hacen única–Tú eres la más perfecta imperfección, eres, sensacional.
–Sigo sin entender esa obsesión tuya por tomarle fotos a todo y que a través del lente de tu cámara todo se vuelve especial-cambió de tema limpiando las lágrimas escurridizas que habían rodado por su piel, me alejé unos centímetros de Lisa y negué con una sonrisa.
–Creo que todo tiene una belleza e historia que compartir, y no vuelvo las cosas especiales, mas bien intento congelar parte de su encanto en una hoja de papel o digital. Además una persona muy especial me enseñó que hasta en el lugar menos imaginado puede haber magia y felicidad, que la encuentras donde y cuando menos te lo esperas-comenté con nostalgia en lo que reanudábamos la caminata.
–¿Te refieres a tus padres?-indagó sin apartar su vista del camino frente a nosotras; estábamos llegando a una parte más concurrida del parque.
–Ni de broma, hablaba de mi abuelo. Él fue el que me enseñó a amarme como soy; fue el que me enseñó como comportarme con una chica; él junto a mi abuela me amaron como nadie nunca lo ha hecho y acaptaron el hecho de que mi abuelo sería el único hombre que amaría en mi vida como mis padres no lo supieron hacer. Eran mi todo-sollocé soltando las lágrimas contenidas, aún duele como si hubiera ocurrido ayer, y aunque me acostumbré a su ausencia el corazón me duele cuando lo recuerdo, algo así como felicidad y nostalgia, me hacen mucha falta nuestras conversaciones y sus consejos, lo extraño mucho.
–Lo siento mucho Rosie-los brazos de Lisa se envolvieron a mi alrededor y me oculté en su pecho–¿Ambos murieron?-preguntó con suavidad acariciando mi espalda; negué sin salir de mi escondite, «solo mi abuelo» contesté como pude, pues entre el nudo en mi garganta y la posición en la que me encontraba mi voz se vió amortigüada hasta casi desaparecer–Ya no llores por favor, no lo conocí, pero por lo que me dijiste y conosco de ti te puedo asegurar de que está muy orgulloso de quien eres y de la increíble mujer en la que te has convertido-separó con ligera fuerza mi rostro de su cuerpo sosteniéndome por las mejillas. Limpió mis lágrimas con la yema de sus dedos dejando un casto beso en mis labios para finalizar–Sé que puede no significar mucho, pero yo lo estoy, estoy orgullosa de ti, de lo que me has mostrado y de lo que aún te queda por mostrarme-sonrió con dulzura provocando que mi llanto aumentara.
–Significa más de lo que crees-hablé volviendo a enterrarme en su pecho durante unos minutos más–Debemos seguir ya, o llegaremos tarde a la hora de visita-me separé de su cuerpo sorviendo mi nariz.
–¿Hora de visita?¿A dónde iremos?-preguntó siguiéndome el paso.
–Al asilo que queda aquí cerca, mi abuela está viviendo ahí de forma temporal hasta que logre sacarla-hablé mirándola por encima del hombro–Después te cuento mejor lo que pasa, ahora solo apresúrate-la corté cuando intentó preguntar y la tomé de la mano jalándola hasta que estuvo bien pegada a mi. Prácticamente corrimos, solo una vez llegué tarde a la visita y mi abuela se preocupó tanto de que algo me hubiera ocurrido que su azúcar se descompenzó. No tardamos en llegar y ser resividas por los guardias y enfermeras de forma cálida, desde hace ya un par de años que soy visitante recurrente y bueno, saben que cuando necesitan algún tipo de ayuda aquí estoy yo de primera–Buenas noches abuelita, ¿cómo te has sentido hoy?-me agaché a la altura de su silla para verla a los ojos.
–Buenas noches mi niña, mucho mejor ahora que te veo-saludó con su vista fija en mi hasta que el movimiento a mi lado llamó su atención–¿Ella es tu novia cariño?, nunca me habías presentado a ninguna chica antes-inquirió mi abuela acunando mi rostro entre sus manos, besé su frente después de negar.
–No es mi novia abuelita, es Lisa, una amiga, una muy buena la verdad-una sonrisa involuntaria se formó en mis labios. Mi abuela la amará, es imposible que no lo haga, sobre todo después de que sepa lo importante que es para mi.
–Un gusto conocerla señora Park-mi acompañante se acercó a nosotras sujetando una de las manos de mi abuela entre las suyas–Rosé me ha hablado cosas muy buenas de usted, moría por conocerla-rió como una pequeña niña achinando sus ojitos al punto de convertirlos en dos rayitas, tan hermosa.
–Corazón no me digas así que me siento vieja-las tres reimos por sus palabras, es capaz de alegrarme el día en cualquier circunstancia, incluso cuando era el peor–Llámame abuela, o Dara si lo prefieres-sugirió mirándola con cariño.
–Está bien, abuela.
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My beautiful mistake (Chaelisa)
Romantik¿Amor? Creo que dejé de creer un poco en él cuando me rompieron el corazón. Aunque quizás nunca estuve realmente enamorada, porque cuando mis ojos chocaron con los tuyos una revolución estalló en mi interior. No pensé que llegaras a mi vida de esta...