♧︎︎︎♧︎︎︎♧︎︎︎ 07 ♧︎︎︎♧︎︎︎♧︎︎︎

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— ¿Nance

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¿Nance...a que te refieres? ¿Que he hecho mal? — preguntó el castaño.

Las cosas no podían quedarse de aquella forma con Bárbara y su sonrisa se suficiencia. Fue en busca de Nancy para encararla directamente. Todo había empezado bien hablando con un tono suave, sin embargo, ya comenzaba a desesperarse en busca de explicaciones. Sabía que Barb tenía razón pero quería oírlo de la boca de su novia, sin embargo, no paraba de evitar el tema, negando constantemente.

Steve...tu...no quería hacerte daño...

— ¡¿Y crees que ocultarme que me estás siendo infiel me iba a hacer menos daño?! — preguntó desesperando agarrándose su perfecto cabello y tirándolo en un gesto antiestresante.

¡S.sabía que actuarías así!

¡¿Así cómo, Nancy?!

— ¡Furioso!

— ¡¿Y COMO QUIERES QUE ESTÉ SI LA PERSONA A LA QUE AMO ME ENGAÑA?! ¡YO TE AMO, NACY!

— Yo... — habló en un hilo de voz — Lo siento Steve...

— ¿Y...y ya está? — bajó el tono a uno dolido. Su vista se comenzó a nublar por las lágrimas que se le formaban — ¿Aquí lo dejamos? — preguntó ahora con leve ironía, sin creer lo que estaba pasando.

La joven no respondió, solamente le dedicó una mirada entristecida para después alejarse y desaparecer entre la multitud y pasillos.

¡Joder! — maldició para sí mismo dándole un puñetazo a una taquilla a su lado, ganándose más miradas de las que ya estaban sobre él — ¡¿Que miráis, gilipollas?!

Sabía que no le llamarían la atención por actuar así. Su buena suerte jugaba a su favor en situaciones como esa. Los profesores lo solían ignorar.
Sin embargo, la profesora de historia se le acercó, enfurecida, desconcertandolo.
Lo agarró del brazo y se lo llevó a rastras hasta la sala de castigo, donde por poco lo lanzaba al interior antes de cerrar la puerta tras él.

¿Otra vez aquí, joven Harrington? — preguntó el profesor de guardia. Se le notaban desde lejos las ganas de dormir. Por lo visto, el portazo lo había despertado — Toma asiento — indicó señalando los miles de pupitres vacíos excepto uno.

Una mirada confusa pero divertida lo miraba desde la última fila de asientos. Reconoció ese pelo rizado, largo y oscuro al instante.
Se secó las pocas lágrimas que habían caído. Debía aparentar que esté bien frente a ese chico, sinó, se reía de él y tendría algo con lo que atacarle si quería.

Se acercó al pupitre a un lado del metalero, el cual ahora tenía un rostro claramente preocupado.
Alejó su pupitre del otro. Cosa extraña pues para eso podría haberse sentado en otro pupitre.
Sin embargo, el de larga melena se acercó y juntó los pupitres lo más silenciosamente que pudo, causando un chirrido irritante que resonó por toda la habitación. Ambos miraron en pánico hacia el profesor, pero ya estaba profundamente dormido. Suspiraron aliviados.

LUCK IN DETENTION ROOM [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora