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Steve no era muy fan de la clase de deporte cuando no hacían nada relacionado al basketball, pero debía soportar las otras actividades si quería conseguir buenas notas y entrar a una universidad

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Steve no era muy fan de la clase de deporte cuando no hacían nada relacionado al basketball, pero debía soportar las otras actividades si quería conseguir buenas notas y entrar a una universidad.

Estaban en el patio del instituto para poder llevar a cabo las actividades requeridas. Las dos clases de último curso se encontraban allí. Sin embargo, estaban separados por una gran verja. Eso indicaba que Nancy y Barb estaban allí, a quienes podía ver hablar a lo lejos, seguramente de estudios y cosas que no son de su agrado.
Movió un poco la mirada.
No le importaba lo más mínimo la explicación de lo que tenían que hacer. Después de todo, eran las mismas actividades de calentamiento que siempre realizaban al comenzar esas clases.
Entre la lejana multitud, pudo apreciar una cabellera oscura y rizada. No supo por qué se le formó una pequeña sonrisa involuntaria en sus labios al ver como el chico recogía su larga melena en una cola baja, pero no le dió importancia.

¿Ya estás mirando a tu novia otra vez, Harrington? — preguntó Tommy, sujetando uno de sus hombros.

Steve volvió a mirar a Nancy, quien empezaba a hacer los estiramientos reclamados por su profesor.

¿Acaso no puedo mirarla?

Tommy hizo un sonido de chasquido con su lengua antes de comenzar ellos a hacer sus estiramientos, levantando los brazos y flexionando las piernas repetidas veces siguiendo un compás, hasta que su profesor les indicó que cambiaran de movimientos, haciendolos hacer flexiones en el asfaltado suelo.

Ey, mira — llamó su amigo. Le vió y este le indicó con la cabeza hacia los del otro grupo tras la verja — Mira a los ratios. Son... raritos — se rió de su propio comentario.

Steve divisó al grupo de Munson, quienes se habían tumbado en el suelo, agotados, boca arriba, excepto el de larga melena, el cual estaba teniendo la mala suerte de que el profesor solo le prestaba atención a él y lo obligaba a continuar.
Se le notaba el sudor, el cual empapaba su flequillo, pegándolo a su frente. Su ceño estaba fruncido, claramente frustrado por la situación y el cansancio.
De repente, en un mal movimiento, cayó al suelo, de cara.
Sus amigos se preocuparon cuando este levantó la cabeza y dejó ver su nariz sangrando y la cara con pequeños rasguños.
Le dijeron al profesor de acompañar al chico a la enfermería pero el adulto no se los permitió, obligándolos a permanecer allí y que el otro se fuera solo entre pequeños tropezones causados por las piernas intencionalmente extendidas y colocadas en su camino.
A cada golpe, Steve hacía un gesto de dolor.
¿Como era posible que la gente lo odiara tanto? Jamás se había detenido a observarlo como para fijarse en ello. En cierto modo le sabía mal no haberse percatado de algo así.

Frunció el ceño, se levantó, preguntó si podía ir al baño, y como siempre, gracias a su buena suerte, se lo permitieron.
En verdad no iría al baño. Quería ayudar al otro con sus heridas o en lo que pudiera con esa situación. Después de todo, de le debía una por haberlo sacado de la sala de castigo. No iba a ser descortés ahora que sabía que tanta gente lo maltrataba. No quería ver a alguien sufrir tanto.

LUCK IN DETENTION ROOM [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora