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Steve pensó bien en que responder ante tal propuesta del mayor, haciendo un listado mental de los pros y los contras a aceptar y/o rechazar el gesto

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Steve pensó bien en que responder ante tal propuesta del mayor, haciendo un listado mental de los pros y los contras a aceptar y/o rechazar el gesto.

Si aceptaba, podría deshacerse de él y sus estupideces de rarito. Podría salir de allí antes y tendría tiempo para hacer cualquier otra cosa. Sabía que sus padres no le llamarían la atención si llegaba tarde a casa, como siempre, así que por ese lado no estaba realmente preocupado.
Si se negaba, tendría que pasar cuatro horas de tormento atrapado en una sala teniendo que soportar pequeños ruidos molestos o acciones ridículas del de larga melena además de no tener absolutamente nada para entretenerse.

Asintió con la cabeza en respuesta y Eddie se tragó un grito agudo de emoción mientras se levantaba de su asiento para sentarse en el de el pupitre a un lado del castaño, quedando en medio del menor y una ventana que dejaba a la vista la salida del edificio, donde algunos de sus compañeros aún se mantenían en la calle, esperando a su transporte o simplemente charlando alegres.

Bien. ¿Como salimos de aquí, Munson? — preguntó alejando un poco su pupitre del contrario.

Verás, Stevie — le llamó el de larga melena por otro apodo generando una mueca de claro desagrado en el contrario, haciendo reír al metalero, el cual juntó los pupitres con una sonrisa ladina — Hay que salir por esa puerta — dijo señalando la salida del instituto dejando notar por primera vez al castaño sus anillos, los cuales observó curioso, con una ceja alzada. Eran tan raros como su dueño — Pero no podemos ser vistos por otros o se lo dirán a los profesores y volveremos aquí. Y no quieres volver aquí conmigo, ¿verdad? — preguntó con las cejas alzadas y una sonrisa pícara acercándose demasiado a la cara ajena.

Steve intentaba apartarse, pero el otro acortaba siempre la distancia. Era la primera vez que el castaño tenía a Eddie tan cerca. No pudo evitar escanearlo con la mirada. Sus largos y oscuros rizos caían por sus hombros, haciendo un efecto de cortinas a los lados de su cabeza. Sus ojos eran tan oscuros como una semilla de cacao, pero tenían un destello de diversión que reflejaba lo mucho que estaba disfrutando de su situación. Bajó un poco más la mirada. Alrededor de su boca tenía cierta sombra de arrugas, de haberse reído mucho a lo largo de su vida. Esto se le hizo curioso. Steve no sabía que Munson podía ser un chico risueño después de que tanta gente hablara mal de él.
Su mirada bajó aún más, a sus ropajes. Estaba desaliñado. La camiseta y pantalones rotos por la rodilla sin planchar, cadenas adornaban su cintura, un collar colgaba de su cuello sujetando una púa de guitarra. ¿Acaso el chico era músico? Steve achicó sus ojos, pensativo. Había mucho de ese chico que no sabía y que parecía tan interesante.
Rápidamente apartó estos pensamientos, regresando a la realidad.

No quiero pasar un minuto más cerca del rarito del instituto — escupió sus palabras mientras apartaba al contrario con una mano en el pecho ajeno, mirándolo desafiante.

Excelente — dijo aún manteniendo su sonrisa — Si queremos salí de aquí, debemos hacerlo por los conductos de ventilación — informó — Si lo hiciéramos por la puerta, habría la posibilidad de que el conserje u otro profesor nos viera.

LUCK IN DETENTION ROOM [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora