Capítulo 18: Primavera

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A pesar de sentir que faltaba una eternidad para los exámenes, pronto se dieron cuenta que los profesores pretendían ponerlos a estudiar dos meses antes. Les dieron tantos deberes que las vacaciones de pascua no resultaron tan divertidas como las de navidad. Además, Arthur y Stephanie tuvieron que hacer trabajo extra, ya que se habían atrasado con las materias debido al estrés del robo. Sin embargo, el saber que la última prueba llegaría después de todo eso, los hacía afrontar el estudio de mejor manera. 
       –Odio esto. –Exclamó Arthur, dejando caer su pluma sobre la mesa de la biblioteca.
       –¿Qué cosa? –Quiso saber Marry.
       –La tarea.
       –A mí no me parece tan pesada. 
       –Dijo la niña de Ravenclaw. –Vociferó Stephanie sin dejar de ver su tarea. 
       Todos rieron, hasta que un "Shhh" los hizo callar.
       Repitieron sus sesiones de estudio todos los días. Deseaban tener la oficina de la profesora Sprout de nuevo, pero ello les hacía recordar que Grace estaba bajo vigilancia y cumpliendo su castigo, lo que les quitaba otro peso de encima, pues no pensaban que se quedaría de brazos cruzados después de hacer que perdiera la competencia. 
       Pronto se olvidaron de todo el asunto del torneo prohibido. Sus cabezas se encontraron retacadas de información que debían estudiar, que apenas notaron que Quirrell se veía más delgado y pálido.
       –Debe ser que su parte malvada y secreta lo come por dentro. –Dijo Frankie en broma. Y fue la última vez que hablaron al respecto. Las semanas continuaron con todo el alumnado estudiando. De vez en cuando veían a Thomas en la biblioteca, quien les dedicaba una amable sonrisa, pero siempre permanecía estudiando en soledad. Él tenía otros exámenes aún más importantes por delante, así que nunca se acercaron, para dejar que se concentrara.

Un día antes del primer examen, tomaron la decisión como grupo de no estudiar. Se habían partido la cabeza por tanto tiempo, que merecían un pequeño descanso antes de la tormenta, así que se juntaron esa tarde en el gran comedor, para ver una partida de ajedrez mágico entre Frankie y Eliot. El último movía mucho las manos cada vez que era su turno, como si eso le ayudara a hacer fluir las ideas. Frankie, cuyo cabello había crecido provocando que su tinte mágico se encontrara sólo en las puntas, jugaba con sus mechones, enredándolos en sus dedos al pensar una estrategia.
       A Stephanie no le importaba mucho el asunto, pero le entretenía ver cómo las piececillas peleaban antes de que una fuera destruida; Violet no dejaba de maravillarse por la magia del tablero, mientras Marry y Arthur observaban con atención la estrategia de sus amigos. Arthur del lado de su hermana y Marry con Eliot. No decían nada, solo algunos pequeños gestos en reacción a un buen o mal movimiento. 
       Comenzaba a hacer mucho calor, por lo que las túnicas de todos reposaban en una parte del extenso asiento de la mesa.
       El lugar estaba en silencio. Muy pocos estudiantes se encontraban ahí debido a que no era hora de comida. No podía existir espacio más tranquilo para que disfrutaran de su descanso. Hasta que Violet escucho pasos que provenían de la entrada. Se giró y vio a Mark, acercándose a ellos en compañía de Amelia. Pudo percibir un aura hostil en su andar. 
       –Chicos. –Advirtió a sus amigos sin despegar la vista de Mark.
       En ese momento, Mark lanzó un hechizo que hizo volar el tablero de ajedrez. La onda expansiva provocó que las copas de agua saltaran por los aires y mojara las camisas de los murmuradores. Se pusieron de pie de inmediato, alertas y confundidos. 
       Mark se detuvo con rostro colérico. 
       –Así que un sabotaje. –Dijo el muchacho de cabello rizado. –Pudieron hacer que nos expulsaran. 
       Hubo un silencio. 
       –Todo se vale, ¿no? –Dijo Stephanie. De inmediato sintió un leve arrepentimiento, no sabía qué podían provocar sus palabras.
       Mark la miró con rabia, luego a todos los demás.
       –Pensaba ganarles con respeto, debido a sus motivaciones. –Comentó Mark. –Pero ahora no nos contendremos. Los sacaremos antes de que puedan reaccionar. Me aseguraré que sus días antes de la prueba sean de lo peor. –Respiraba de forma pesada y su piel se había enrojecido. Amelia sólo observaba, con el rostro menos colérico, pero empatizando con su amigo. 
       El equipo de The Whisperers no dijo nada más. No sabían cómo se había enterado del sabotaje, pero podían asegurar que Grace estaba detrás de ello. Aún faltaban un par de semanas para enfrentar a Los tejones albinos en la prueba final, pero su amenaza auguraba lo peor. ¿Qué podrían hacer para sabotear esos días? Quizá confabularían para hacer que llegaran tarde a sus exámenes. Podrían robarles las tareas, ocultar sus libros. Todos pensaban que no estarían a salvo. Su enfrentamiento con los Hufflepuff comenzaría antes de lo previsto.

The Whisperers: El Torneo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora