Capítulo 15: Hacia la tercera prueba

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Los demás regresaron a Hogwarts un día antes de que empezaran las clases. Todo el equipo se reunió en el gran comedor esa misma tarde. 
       –¿De verdad regresaste antes? –Preguntó Marry a Stephanie. –¿Por qué no nos avisaste? Hubiéramos venido para acompañarte.
       Todos estaban tristes tras escuchar lo que la chica de Slytherin había vivido en navidad.
       –No pasa nada, de verdad. La pasé bastante bien vagando sola por Hogwarts y leyendo mi libro. –Explicó Stephanie, intentando ocultar lo verdaderamente sola que se había sentido esos días. Pero para ella fue mejor estar ahí que lidiando con la indiferencia de su padre.
       Hubo un pequeño silencio, pero después habló Arthur: 
       –Hablando de eso... Me enteré que Harry se quedó aquí todas las vacaciones. Me hubiera gustado invitarlo a pasar navidad en mi casa.
       Los demás se le quedaron viendo un momento, en silencio. 
       –¡Ni siquiera te atreves a hablarle! –Exclamó Stephanie un tanto burlona y diciendo lo que los demás estaban pensando pero no se atrevían a decirle. –¿Cómo podrías invitarlo a navidad? 
       –Bueno, sí... Pero me gustaría hacerlo, hablare, pero me pone nervioso. 
       –Sí, lo sabemos. –Comenzó a decir Eliot. –Además, creo que se quedó con su amigo Weasley, así que no pasó la navidad solo. –Hizo un énfasis en el apellido de Ron mientras movía los dedos.
       Arthur asintió. Realmente estaba deseoso de decirle aunque sea una palabra al Niño que vivió, pero no quería verse como un fan alocado e incomodarlo. En realidad los demás en el equipo también querían dirigirle la palabra a Harry, a final de cuentas era la persona más famosa del mundo mágico, pero el único realmente consternado por no poder hacerlo, era el joven de Hufflepuff.
       
Las semanas pasaron rápido. Los chicos retomaron las clases, que se volvían cada vez más exigentes. Incluso solían hacer sus deberes durante el desayuno. Pero su labor pasó a segundo plano una mañana de febrero, cuando una carta cayó frente a ellos. No habían visto a la lechuza que había entrado para entregársela. Todos abandonaron sus pergaminos y plumas para prestar atención.
       Eliot tomó el sobre y lo abrió. Comenzó a leer:

¡Felicidades por haber llegado a la tercera prueba!

Ésta prueba podría ser la última del torneo, así que presten mucha atención:

Deberán asistir al exterior de la sala común de Ravenclaw hoy a las 20 hrs. Ahí se les entregará un sobre con el nombre de un lugar especial de dónde tendrán que tomar prestado algo. Cada equipo tendrá un lugar distinto. 

Les sugerimos vayan pensando en quiénes elegirán para realizar dicha tarea, pues no les recomendamos que vaya todo el equipo, ya que se arriesgan a ser atrapados más fácil. Sin embargo, es su decisión. 

Nos vemos más tarde.

Buena suerte.

–¡Maldición! –Exclamó Stephanie. –¿Ahora quieren que robemos algo? –Continuó en voz baja.
       –Eso parece. –Contestó Eliot.
       Todos se quedaron en silencio. 

°°°

Grace arrugó la hoja de papel y la lanzó al fuego de la chimenea a su lado. Estaba en la sala común de Slytherin, en compañía de Ben. 
       –Bien. Ésta es nuestra oportunidad. Podemos ganar ésta prueba. –Dijo Grace mirando cómo la carta se deshacía entre las llamas. 
       –Pero, Grace... Quedamos tres equipos. No creo que sea la última prueba. –Alegó Ben.
       Grace lo miró con semblante frío y entrecerró los ojos. 
       –Sí, lo sé. El estúpido equipo de The Whisperers aún está en el torneo. Sin embargo... –Se puso de pie y se recargó en la chimenea. –Considero que es nuestra oportunidad para ganar de una vez por todas. Escucha: Thomas menciona en el mensaje que podría ser la última prueba. Seguramente se refiere a que los que sean descubiertos robando lo que sea que se les pida robar serán descalificados. Así que... 
       –Hay que asegurarnos que descubran a los otros dos equipos. –Completó Ben, pensativo. 
       –¡Exacto! Los de Hufflepuff son estúpidos, pasaron la prueba pasada por pura suerte. Serán atrapados, estoy segura. Pero, aunque odie admitirlo, esos niños de primero son... Buenos. –Grace sintió náuseas por tener que decir aquello sobre Los murmuradores. –Así que, tengo que asegurarme que el lugar dónde tengan que cumplir la prueba sea muy difícil. Tan alocadamente difícil, que ni siquiera se atrevan a competir. –Grace frunció el ceño, imaginándose las caras de todos y cada uno de los miembros del equipo de primer año. Deseaba tirarlos desde la torre de astronomía, uno por uno. 
       –¿Cómo piensas hacer eso? 
       –Veré cómo. Tú ve a decirle a los otros sobre la prueba. Yo iré a hablar con Thomas. –Dio media vuelta y caminó hacia la salida de la sala común.
       Ben se quedó sentado, viendo cómo se alejaba Grace. Odiaba lo mandona que se ponía en ocasiones, dando una orden y retirándose como si diera por hecho que le harían caso. Claramente Ben la obedecía, más que nada porque también quería ganar el torneo, pero no podía evitar sentir rabia por tener que seguir las órdenes de Grace. Sin embargo, no iba a permitir tampoco que unos niños de primero ganaran todo ese dinero y las pociones. Haría lo que debiera hacerse para ganar. 

The Whisperers: El Torneo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora