11; Beso

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Ya es una tradición ir a la azotea, a ambos les encanta ir.
A Kirishima le gusta para mirar al cielo y para observar las estrellas y hablarle a Midoriya sobre las constelaciones y el nombre de las estrellas más brillantes. Mientras que a Midoriya le gusta ir allí para pasar más tiempo con Kirishima y para poder admirar lo lindo que se ve emocionado y hablando de algo que realmente le gusta. Pero por alguna razón que desconoce, hoy Kirishima no ha asistido a clases, por ende no ha subido a la azotea a ver el cielo.

Es un martes por la tarde de principios de Febrero normal y corriente, con la mayor parte de la clase 1-A en la sala común. Denki, Sero, Mina, Tsuyu, Uraraka y otros se encuentran viendo una película de en el televisor, mientras todos los espectadores de la película se demuestran atentos y emocionados por la pelea que mantienen ambos protagonistas Midoriya se da cuenta de algo, no ha visto a Kirishima en todo el día, y ha faltado a clases.

Se preocupa un poco porque Kirishima nunca rechazaría ver una película con sus amigos, porque sabe que él ama las películas y que también ama pasar tiempo con sus amigos haciendo cualquier cosa. Y Kirishima nunca faltaría a clases así cómo así y menos sin avisar a nadie, ni siquiera a Katsuki, algo tiene que haberle pasado para que nadie haya hablado con él desde anoche. Su instinto le dice que está en su dormitorio, así que tratando de ser discreto se levanta del sillón y camina hasta el elevador para ir hasta el dormitorio del pelirrojo que está justo al lado del de Katsuki.

Llega después de un par de minutos, y toca a la puerta y espera impaciente a que Kirishima le abra la puerta, tarda unos cuantos minutos que son casi eternos para el peliverde pero por fin la puerta es abierta dejando ver al pelirrojo, con ojeras, los ojos rojos y con nariz roja y mocosa. Parece que está llorando o que está enfermo.

Izuku ¿Pasa algo?–Pregunta Eijiro formando una pequeña sonrisa en sus labios.

–No, no pasa nada, no te preocupes. Es que estamos casi toda la clase viendo una película y me di cuenta de que no te he visto en todo el día, y que también has faltado a clases, por lo que he venido aquí para ver si estás bien.

–Sí, estoy bien pero creo que me has pegado el resfriado, por eso no he salido y he faltado a las clases.

–¡Lo siento muchísimo Eijiro!

–No pasa nada, es sólo un simple resfriado común y corriente, no me va a pasar nada.

Se quedan en silencio durante unos segundos, Midoriya está pensando si irse o no mientras Kirishima busca un tema de conversación para que el peliverde se quede más tiempo con él.
Lleva todo el día sólo, y quiere algo de compañía porque realmente odia la soledad. ¿Y que mejor compañía que Midoriya?

¿Quieres pasar dentro? ¿O prefieres irte ahora que sabes que estoy bien?–Pregunta Kirishima mientras se echa a un lado para que Midoriya pueda entrar.

Deku sonríe y rápidamente entra a la habitación del pelirrojo, quiere quedarse más tiempo con él, es una forma de agradecerle por haber pasado toda la noche con él cuándo fue el peliverde el que enfermó, lo mínimo que puede hacer después de haberle contagiado el resfriado es quedarse con él.

Midoriya mira atentamente toda la decoración en el dormitorio de Kirishima, se nota que le gusta el ejercicio y Crimson Riot. Esa habitación es muy... Kirishima, y eso le encanta.

El pelirrojo se sienta en su cama y da unos pequeños golpes sobre el colchón para indicarle a Midoriya que se siente junto a él, y el peliverde no tarda mucho en hacerlo. Kirishima mira por su ventana como el sol se va ocultando tras el horizonte y el cielo se va tiñendo de un azul más oscuro, dejando paso a la luna y a las primeras estrellas para brillar. Deku se da cuenta de que el pelirrojo está mirando hacia otro lado y gira su cabeza para verlo.

–¿Que miras tan interesado, Eijiro?

–No es nada, sólo el atardecer. Es bonito.

–Sí, pero no más bonito que tú.

Kirishima se sonroja por las palabras de su amigo, y lo mira con el ceño fruncido.

–¿Por qué siempre me dices eso? No me molesta, pero nunca he visto que le digas tantas veces eso a nadie más.

–Porque pienso que de verdad eres un chico muy lindo. Tanto por fuera como por dentro.

–No lo creo. Ahora mismo estoy enfermo y me veo horrible, o al menos todos me dicen que luzco horrible cuándo me enfermo.

–Yo no lo creo, para mí te ves bonito de todas las formas. Aunque estés resfriado y tengas unas ojeras espantosas, para mí te ves muy bien.

–Yo también pienso que eres muy lindo, Izu. Y tampoco creo que te vieras mal cuándo estabas enfermo.

Midoriya sonríe, y Kirishima le devuelve la sonrisa. El de pelo verde lleva su mano hasta el cabello de Kirishima, que a pesar de estar atado en una coleta un mechón rebelde de cabello se escapa por uno de los lados de su rostro, Midoriya pone el mechón detrás de la oreja de Kirishima, sus manos van bajando hasta el cachete de Kirishima, que sigue un tanto rojo por el acercamiento del peliverde. Acaricia su cachete, y Kirishima sigue sonriéndole con total amabilidad.

Nota cómo la mirada del pelirrojo baja hasta sus labios, y ve cómo lame los propios, cómo si estuviera viendo un manjar delicioso y estuviera relamiéndose para poder comerlo por fin. Deku sin poder evitarlo repite la acción de Kirishima inconscientemente, quiere acercarse hasta sus labios y hacer lo que lleva esperando por semanas.

–Puedes acercarte, Izuku. No muerdo.

Izuku mira a los ojos al pelirrojo, y ve cómo estos lo están mirando con un brillo particular. El peliverde mira a la ventana, observa todas las estrellas que puede ver, y se da cuenta de que los ojos de Kirishima brillan todavía más que una de esas estrellas. Se va acercando poco a poco, mientras que Kirishima no se mueve, pero no rechaza su cercanía. Cuándo sus labios están a menos de un centímetro de los del otro y puede notar su respiración, cierra los ojos.

Sus labios por fin se tocan, nota cómo Kirishima lleva sus manos hasta su nuca y con sus dedos acaricia sus cabellos verdes, mientras que la mano de Midoriya se mantiene en el cachete del otro, acariciando con gentileza con su pulgar.

Sus labios saben a fresas, o tal vez sólo se lo está imaginando por lo bien que le saben. Sus labios bailan dulcemente. Pero el vaivén de sus labios no dura mucho cuando notan como la puerta del dormitorio es abierta y alguien grita.

–¡Lo sabía!








Rubíes /Dekukiri/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora