Día 3: Antojos.

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Muchas veces los antojos son raros, unas combinaciones que al resto les provoca ganas de vomitar, en el caso de Miles ha sido muy diferente, sigue siendo raro pero al menos no les da asco.

Hamburguesas, fue el primero en la lista.

Los esposos estaban haciendo su compra semanal, pero hubo un artículo que llamó la atención de Phoenix.

—¿Y estos panes para hamburguesa? —Los sacó del carrito, a pesar de que el varón si le gusta comer comida chatarra nunca han comprado algo de ese estilo cuando hacen mercado.

—Tu hijo está deseoso de comer unas —Señaló su vientre, el cuál apenas se ve a través de la ropa— pero no tengo ganas de probar una de esos lugares anti higiénicos.

Su esposo sonrió ante eso, mientras seguían comprando Phoenix se encargaba de añadir más cosas para hacer las mejores hamburguesas para Miles.

Llegaron a la casa y entre los dos cocinaron, las acompañaron de unos batidos de frutas, Miles terminó comiendo dos, disfrutó mucho de esa comida, pasaron algunos días y de vez en cuando se hacía una para él solo, probando diferentes combinaciones con los ingredientes, Phoenix estaba encantado de prepararlas cuando este se encontraba descansando, el embarazo lo tiene somnoliento.

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Pero ese no ha sido el único antojo de nuestro querido fiscal.

Días después nuevamente estaban haciendo compras, pero esta vez no era de abastecer la despensa, se encontraban comprando ingredientes para hacer hot dogs en casa, compraron las salchichas picantes ya que de toda la variedad que había esas fueron las que más quiso probar, estaba agradecido de que la dieta no es tan estricta.

Los hot dog no le gustó tanto como las hamburguesas, pero disfrutó probarlos junto a su esposo.

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Ese día el abogado tenía que hablar de unas cosas en la oficina de su esposo, pero al ingresar se encontró con una escena un tanto peculiar, que jamás se la hubiera imaginado.

En la oficina estaban Maya, Pearl, y Gumshou sentados en el suelo con una caja de pizza en el medio, buscó con la mirada al doncel y lo encontró en el sillón con un trozo de la pizza en un plato plástico, y no solo eso, tenía una lata de gaseosa de limón en otro plato para no mojar su preciado sillón.

—¿Miles? —En privado se tuteaban, sus amigos no lo hacen con el doncel porque no le gusta.

—Ellos llegaron con la pizza, y cómo ya tenía hambre no puedo esperar mucho, y lo sabes.

—Pero señor Edgeworth, es malo mentir, usted mismo pidió la pizza y las gaseosas —Comentó molesta e indignada Pearl.

Ante ese comentario los presentes empezaron a reír bajito, Miles en cambio estaba apenado.

El abogado al ver esto solo sonrió y fue a sentarse con él.

—No hay nada de malo con que tengas antojos por este tipo de comida, pero si es malo que me mientas —Trató de darle un mordisco a la pizza que tenía Miles y esto lo golpeó.

—Allí hay más, no agarres de la mía —Tomó un sorbo de la gaseosa he hizo una mueca de desagrado.

Se levantó algo rápido del sofá y salió de la oficina seguido de Phoenix, este agarró la lata la cuál botó y el termo con té antes de salir, el pobre Miles tuvo que devolver lo poco que ingirió de la pizza, lamentándose mucho el querer probar ese refresco, cuando estuvo recuperado volvieron a la oficina para seguir comiendo, antes de que regresaran el resto escondió las latas para evitarle más malestar.

Phoenix está muy agradecido de que los antojos de su esposo no son raros, y Miles no quiso saber más nada de refrescos, siempre que ve uno se le revuelve el estómago.

Agosto de mpreg -WrightWorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora