Día 7: Síndrome de Couvade.

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Se levantó en la madrugada con ganas de ir al baño, pero al volver no estaba Wright en la cama, extrañado lo empezó a buscar por el apartamento hasta que escuchó ruidos en la cocina, debe ser que está tomando agua pensó.

Estaba por regresar a la habitación cuando le dió sed, pero al entrar se encontró con una escena peculiar, Phoenix estaba sentado devorando un helado con una bolsa de papas al lado, no estaba usando una cucharilla, recogía el helado con la papa. Al verlo arrugó la cara.

—¿Qué haces comiendo eso? —Le preguntó desde el umbral de la puerta.

—Tengo hambre y esto me pareció buena idea —Se encogió de hombros, volvió a recoger helado con la papa y se la extendió al contrario— ¿Quieres?

No recibió respuesta, pero el solo hecho de que salió de la cocina fue suficiente.

—Más para mí.

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Por la mañana se despertó esta vez al escuchar al mayor devolviendo la comida, rodó los ojos y se levantó para comenzar a arreglarse y salir.

—Creo que no iré a la oficina hoy —Salió del baño todavía con la cara pálida.

—Con todo eso que comiste anoche era obvio que te sentaría mal —Le dijo con un tono de mal humor.

Phoenix lo ignoró y se acercó para darle un beso de buenos días, recibiendo un empujón evitando así el beso.

—Wright, hueles a vómito, no te me acerques porque me provocas náuseas.

Al parecer estaba de malas ese día, contrario a los pensamientos de Miles su esposo si tenía ganas de desayunar, por lo menos no fue una combinación rara.

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Gumshou lo llamó para que se reúnan en su oficina, era cerca del mediodía así que pidió unas hamburguesas, el mayor notó de inmediato la gran cantidad de comida, tenía entendido que las chicas estaban entrenando, y no iban a regresar pronto.

—Oye, si no supiera que Edgeworth está embarazado yo diría que tú lo estás —Le dijo el detective, aún sorprendido de que siga con hambre después de 2 hamburguesas y 3 cajas de papitas fritas, sin contar la malteada grande que ya casi se la termina.

—No pude desayunar esta mañana —Mintió.

—Te conozco de antes, eso no es normal en tí.

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Pasaron unos días y el abogado seguía con unos extraños síntomas, se negaba ir al médico alegando que era el estrés por tener 2 casos difíciles contra Francizca Von Karma, Edgeworth había sido delegado a trabajar desde su oficina, no hubo quejas de su parte ya que al estar de pie en el tribunal le provocaba dolor en las piernas y la espalda.

Ese día tenían consulta, podría aprovechar y llevarlo con un médico, agendó una cita previamente, justo al salir con la ginecóloga. Una vez terminada la cita tomó fuertemente la mano de su esposo, ante la mirada divertida de la doctora, éste empezó a protestar por los pasillos, haciéndolo ver cómo un niño, ya casi llegando Phoenix se rindió, a regañadientes aceptó entrar.

Les hicieron preguntas a ambos, le hizo un examen físico al varón mientras esperaban los resultados de la prueba sanguínea, solo por descartar algún otro problema.

Empezó a leer los resultados con una sonrisa divertida al ver que le pasaba realmente.

—Todo está en orden, y por lo que me contaron van a ser padres primerizos.

—¿Eso que tiene que ver con lo que le pasa a mi pareja? —Seguía sin entender la actitud divertida del galeno.

—Es simple Sr. Edgeworth, lo que tiene su esposo es el síndrome de Couvade.

Nunca se le pasó por la cabeza que Wright tenga eso, tiene sentido ya que ha tenido algunos síntomas de embarazo.

—¿Y eso que es?

—Muy pocas veces sucede que el padre primerizo por estar nervioso presenta síntomas similares al de una persona gestante, si tienes suerte se te quitarán pronto, y si no los tendrás hasta que nazca tu hijo.

El fiscal estuvo agradecido de que Phoenix ya no tenía esos síntomas, no estaba dispuesto a aguantarlo por más tiempo.

Agosto de mpreg -WrightWorthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora