Capítulo 10: "¿Así serán todas las clases particulares?"

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- Adelante... -su voz varonil y sensual suena al otro lado de la puerta-

Incitándome a entrar y arrodillarme ante tal maravilloso hombre, que me ordene todo lo que él deseé, subordinarme a él, entregarme a sus deseos como una sumisa, enamorada de su amo.

Jadeo posando mi mano sobre el pomo, haciéndolo girar y abriendo la puerta. Lo primero que diviso son unas estanterías perfectamente ordenadas con cartapacios e historiales del alumnado. La pequeña ventana de detrás de la mesa deja entrar una gran cantidad de luz, que ilumina el impecable despacho. Sobre el escritorio algunas carpetas y folios con la legible y perfecta caligrafía del profesor Bomer. Es increíble como hasta esta sala huele a él, a su perfume, fresco, limpio y... ¿a café?

- Oh... señorita Henderson -sonríe Bomer, apareciendo de una puerta contigua, sorbiendo de su taza de café- que agradable sorpresa -se sienta en su escritorio dejando su taza a un lado- Siéntese, no se quede ahí de pie -señala una de las sillas frente a la mesa y jadeo con nerviosismo-

- N-n-o, no importa... -titubeo- solo...solo vine por... -jugueteo con mis manos temblorosas y camino a la silla dejando caer mi cuerpo-

Mucho mejor, sentía que de un momento a otro mis piernas me fallarían y acabaría cayéndome, vergonzosamente, frente a este hombre impresionante.

Sonríe de lado, tapando sus labios con sus robustas pero sedosas manos. Suelto todo el aire en un suspiro y coloco mi espalda recta, apoyando mis manos sobre su mesa.

- ¿Y bien? -se apoya en el respaldo de la silla y me observa, atento y vacilante-

- Solo... -trago saliva- venía para decirle que... -revoloteo mis pestañas- tal vez esta tarde tenga un hueco libre... -sonrío coqueta-

Aprieta su mandíbula bajo su mano, pero sonríe de lado.

- ¿Tal vez...? -apoya sus brazos sobre la mesa y humedece sus labios-

- S-sí -jadeo- lo más seguro es, que sí -asiento nerviosa y sus labios se arquean ligeramente-

- Mmm... señorita Henderson... -suspira- es una lástima... -arqueo una de mis cejas dejando de sonreír- ya tengo planes -ladea su cabeza y pestañea despacio, observándome, dejándome loca-

- ¿Qu-é? -jadeo y siento que la sangre me ha bajado de golpe a los pies-

Su sonrisa parece divertida, pero esto no me hace ninguna gracia... ¿¡Se puede saber a qué narices está jugando!? Mi desesperación está alcanzando sus límites...

- ¿Algo más?... -apoya sus manos en la mesa y se levanta con elegancia, abrocha el botón de su chaqueta y bordea la mesa-

Le miro de reojo, molesta, defraudada... ¿Se supone que esto es lo que debería pasar? Clavo mis propias uñas en las palmas de mis manos y hundo más mi cabeza, me siento avergonzada y humillada. Escucho sus pasos dirigirse hacia la puerta y me siento flaquear. He hecho el ridículo...

- Eider... -escucho que la puerta se bloquea y doy un respingo en la silla-

¿Pero qué...? Jadeo y giro despacio mi cabeza, para mirar sobre mi hombro. Sus dedos están sobre el seguro, ahora cerrado, bloqueando el paso de la gente que quiera entrar. Mi respiración se acelera por segundos. Su mirada se oscurece, quizá lo parezca porque la luz de la ventana no llega a alumbrar la puerta... ¡Ay dios, me va a dar un síncope!

- ¿Tienes miedo? -susurra con una voz tremendamente sensual-

Su rostro aún permanece a luz y sombra, por lo que no puedo apreciar exactamente su gesto, pero creo que acaba de morderse el labio. Jadeo abriendo mis labios, mi respiración se agita por segundos y noto un escalofrío por mi espalda.

El nuevo profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora