Capítulo 3: El océano en su mirada

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Miro a Bomer, sentado en el borde de su mesa, ojea uno de los viejos libros del Arte Griego, muy apropiado. Mordisqueo el capuchón de mi bolígrafo mirándole atenta y...me decido...alzo mi mano algo dudosa, pero sonrío cuando logro captar su atención.

Podría decir que sus pupilas se han dilatado, volviéndose más oscuras, ladeo mi cabeza y clavo mis dientes en mi labio. Su cuerpo se mueve, irguiéndose y deja el libro de Arte Griego a un lado.

- ¿Sí? -pestañea detrás de sus gafas-

- Tengo una duda... -señalo mi libreta garabateada con palabras sin sentido-

- Acércate... -sonríe, y podría jurar que detrás de esa sonrisa se escondía un pensamiento más picaresco-

Jadeo y noto como mi cuerpo reacciona ante su palabra, logrando erizar el vello de mi nuca. Me levanto despacio, su mirada analiza cada uno de mis movimientos. Mira mis piernas bajo mi falda de uniforme y sonríe de lado conforme me voy acercando. Mis ojos se encuentran con su mirada y siento como si me perdiera en un océano de las Islas Seychelles, pacífica y calida; jadeo.

- ¿Tu nombre? -sonríe de lado haciéndome sonrojar-

Oye...¿qué fue eso?

- E-Ei...Eider... -consigo murmurar sin poder apartar mi mirada de sus ojos azules, son tan intensos y a la vez tan intimidantes- Eider Henderson...

- Muy indicado -sonríe más y miro mi libreta notando como mis mejillas arden-

¿Porqué narices me pongo así?

- ¿Cuál es tu duda? -sus manos rozan las mías cuando va a coger mi libreta-

Jadeo y noto como sus labios se abren levemente. Desvío la mirada de mi libreta hacia su rostro cuando él me explica el ejercicio. Su cara y la mía están a excasos centímetros, le observo, su piel parece suave, recién afeitado. Huele a aftershave y perfume amaredado y dulzón. Su sonrisa es mucho más perfecta cuando la miras de cerca, y sus intensos ojos...oh, moriría por bañarme desnuda en ese océano apaciguado y ardiente.

- ¿Algo más? -su mirada se agranda, ahora más oscura y sensual, me muerdo el labio y su vista se devía a él, le escucho jadear y, me sorprende-

Paso mi lengua por mis labios, humedeciéndolos, noto mi boca seca, necesitada de algo que me devuelva el aliento.

- No, por ahora... -clavo mi mirada fijamente en la suya y sus ojos brillan por lo que diría es emoción-

Me devuelve la libreta con una sonrisa cauta y miro sus manos, robustas y de dedos largos, me centro en el anular de su mano izquierda, no hay ningún anillo ni marcas de haberlo llevado. Sonrío volviendo mi vista a su sonrisa justo cuando el timbre retumba en mis oídos. Oh, cierto, estábamos en clase...ha conseguido hacerme olvidar lo que nos rodea, que me centre solo en él y en la situación...

- Hasta mañana, señorita Henderson -ladea su cabeza con una sonrisa que, describiría como, e-x-t-r-e-m-a-d-a-m-e-n-t-e sensual, y se gira para despedirse del resto de la clase-

Vuelvo a mi pupitre conteniendo una sonrisa. Amber no tarda en interrogarme sobre lo que el profesor Bomer y yo hablamos, en nuestra breve conversación, nada más salir de clase, lo que me hace querer reír.

- ¡Vamos Amb! Solo es nuestro nuevo profesor... -la miro cuando vuelve a insistir por tercera vez en si él me insinuó algo- y no...no me propuso nada raro -niego sonriendo al ver la decepción en su cara-

- Pero te gusta -me señala con su dedo acusador, oh no, ahí está la Amber dictatorial-

- Amber...es un hombre que me puede doblar la edad perfectamente -la miro y su ceja se arquea- ¿Qué? -ladeo mi cabeza-

- Eso no quita de que sea...sexy -se encoge de hombros y tras unos segundos ambas estallamos en carcajadas- vamos, sé que hay conexión entre vosotros, sabes que soy la primera que no quiere nada malo para ti... y sé que es demasiado pronto para decirlo, pero... -sonrío y niego-

- Dejemos que el tiempo decida... -sonrío mirando como Bomer entra en su despacho-





El nuevo profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora