Capítulo 13: "Excitación y desmesura"

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- ¿Sabes lo que significa "Eider "? -me dedica una sonrisa entusiasmada-


Ahora mismo solo le faltan sus gafas de pasta negra y una pajarita en el cuello para terminar de parecer todo un cerebrito. Sonrío por la imagen que se forma en mi cabeza, pero admiro tantísimo su sabiduría.


- No, ¿qué significa? -su mirada brilla de emoción, como la de un crío al que le acaban de regalar su primera bicicleta-


Retiro con cuidado mi plato, y apoyo los codos sobre la mesa recostando mi cabeza sobre mis manos, escuchándole atenta pero embobada con su ternura, semejante a un niño.


- Significa "mujer hermosa" -sonríe tan dulcemente que tengo que dejar salir es suspiro más idiota de toda mi vida- Muy apropiado para ti -estira su mano y con sus largos dedos acaricia mi antebrazo, erizándome la piel de nuevo-

- La cena estaba deliciosa... -bajo mi cabeza sonriendo sonrojada y miro los platos-


Su plato y el mío están completamente apurados, exceptuando los huesos del pollo, el cuál estaba riquísimo junto a esa sabrosa salsa de almendras. La ensalada tropical también estaba exquisita, y la verdura cocida en su punto con un sabor muy bueno.


- Gracias -sonríe mientras recoge la mesa - ¿Quieres más vino? -alza la voz desde la cocina para que pueda escucharle-

- Sí -río tras su espalda y se gira sonriendo, dejando los platos en el fregadero-

- ¿Sabes que tienes una sonrisa preciosa? -me rodea por la cintura y acaricio su espalda-

- ¿Y tú sabes que cocinas genial? -sonrío de igual modo que lo hace él ahora-

- Digamos que... tuve una pequeña ayuda -se encoge de hombros y río echando mi cabeza hacia atrás-

- Por eso el libro -lo cojo de encima de la mesita de café cuando regresamos al salón-

- Bueno... ahí miré una receta para hacer galletas -se encoge de hombros sentándose en el sofá y sirviendo más vino en las copas-

- ¿En serio? -río tierna y dejo caer mi cuerpo a su lado-

- En serio -asiente terminando de llenar su copa- nunca fui bueno para los postres... -eso me hace recordar que yo traje pasteles-

- Oh, espera aquí -sonrío y camino a la cocina- traje algo para el postre... -vuelvo con la bolsa de los pasteles y su sonrisa aumenta-

- No tuviste que molestarte... -pasa su brazo por mis caderas cuando vuelvo a sentarme a su lado-


Acaricio su brazo mirándole comer y entrelazo nuestros dedos. Su mano se ve tan grande y robusta al lado de la mía, pero se siente protegida entre sus dedos. Toda en sí me siento protegida cuando él me abraza contra su cuerpo grandote.


- Me gustan tus manos... -él abre su palma y la acaricio con la yema de mi índice-

- ¿Ah sí? -besa mi hombro en una suave caricia de sus labios y ladeo mi cabeza asintiendo con una sonrisa-

- Son muy... -me muerdo el labio- dignas de... amasar galletas -acaricio sus dedos y su risa inunda mis oídos-


El nuevo profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora