Mira fijamente mis ojos y su dedo se posa bajo mi mentón, alzando mi cara. Jadeo y clavo mis dientes en mi labio, su mirada ahora parece azabache, sin una pizca de ese azul océano pacífico. Su pulgar obliga a que mis dientes suelten mi labio, y con este lo acaricia.
- Eider, Eider... -me reprende- Si vuelves a morderte el labio te haré el amor, aquí mismo... -abro mucho los ojos y gimo bajito-
- ¿Qu-qu...é...? -noto la boca mucho más seca que antes-
Su sonrisa se acentúa, parece divertida y picaresca, pero en este momento no me hace gracia ningún tipo de broma... quiero decir, ¿lo está diciendo en serio?
Jadeo atónita aún por sus palabras y humedezco mis labios con mi lengua reseca.
- Cielo, tranquila, soy tu profesor... -le miro a los ojos haciendo una mueca- solo te tocaré si tú me lo pides -su mirada baja a mis labios y ahora es él el que humedece los suyos con su lengua-
Empiezo a notar mi respiración algo fatigada y jadeo abriendo mis labios. ¿¡Tocarme!? ¿¡Si yo se lo pido!? Mi interior grita por la bomba nuclear que se avecina explotará dentro de mí en unos segundos.
- Creo que me voy a marear... -susurro y su sonrisa burlona desaparece-
- ¿Qué? -su gesto se vuelve preocupado y me sujeta delicadamente- ven... siéntate -me acerca con cuidado a su silla y me siento desplomando mi cuerpo tembloroso- ¿Estás bien?... -sus dedos meten un mechón de mi pelo tras mi oreja y jadeo mirándole a los ojos-
¿Cómo es posible que me ponga así tan solo por el roce de sus dedos, o una mirada? Trago saliva intentando humedecer mi boca.
- Eres preciosa... -sonríe dulcemente acariciando mi mejilla-
Ladeo mi cabeza a su caricia, como un gato ronroneando, se siente tan bien. Como la cálida brisa de primavera cuando acaricia los pétalos de las flores de un hermoso jardín.
- ¿Qué edad tienes? -sus ojos se fijan en los míos y vuelve a sonreír-
- ¿Cuántos crees? -sonrío de lado, arqueando mi ceja-
- ¿Dieciseis? -bromea y abro mucho mis ojos-
- ¡Por dios no! -casi grito con voz muy aguda provocando su risotada- ¿Y usted?... -ladeo mi cabeza escuchándole reír-
Se le ve tan joven y despreocupado cuando lo hace.
- ¿Cuántos crees? -me imita sin dejar de sonreír-
Sonrío de lado y miro sus ojos.
- ¿Cuarenta y...? -muerdo mi labio para no reír-
- ¡Oye! -abre su boca- ¿Cómo que cuarenta y...? -río yo ahora- Treinta y tres, hermosa -levanta su dedo índice y sonrío tierna-
- Bueeeeeno... -alargo- quizá, no seas tan viejo y aburrido como creía -me levanto alisando la falda con mis manos- ni tanto como otros profesores -palmeo su hombro y sonrío pasando por su lado-
Le veo sonreír mordiéndose él ahora el labio y maldigo por dentro. Ahora entiendo porqué me pide que no lo haga... le arrancaría ese labio a bocados ahora mismo.
- Espera... -agarra mi muñeca y tira de ella flojito, pegándome a su pecho y rodeándome por la cintura con su otro brazo- ¿Para cuándo esas clases? -sonrío de lado acariciando su pecho y revoloteo mis pestañas-
Me pongo de puntillas ligeramente acercándome tentadoramente a sus labios.
- Pronto... -susurro muy cerca de ellos, casi rozándolos-
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El nuevo profesor
FanfictionMatt Bomer llega a la ciudad de Connecticut como nuevo profesor de "Yale University Art". Él tan solo esperaba encontrarse con una clase de alumnos a los que les impartiría la hermosa asignatura de historia del Arte, pero lo que él no sabía es que...