Capítulo 5: "Un tipo raro"

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- Un Capuccino con nata y canela, por favor -ahí está, esa sonrisa, capaz de embelesar a cualquier mujer del mundo-

Suspiro frustrada frunciendo mis labios. April lo examina con los ojos muy abiertos y, no sé porqué, pero sonrío de lado mirándola. ¿Cómo reaccionará ante tal belleza humana? Creo que me tomaré el lujo de observar cómo actúa una mujer ante tales encantos, sin verme yo afectada, de momento... puede ser divertido.

- En... En se-guida... -tartamudea April, que mordisquea su labio con nerviosismo-

Hace tintinear las tazas colgadas, las cuales, por poco, casi tira tres. Sonrío, pobre April, está demasiado nerviosa. La veo suspirar de espaldas a Bomer, quien de mientras, echa un vistazo a uno de los artículos de las páginas del periódico, ¿deportes tal vez? Es un hombre misterioso... ¿Le gustarán los deportes?, creo que si no fuese así sería un...tipo "raro". April coloca la taza bajo la cafetera, que va goteando el café, el cual deja un rico olor en el establecimiento; ella está tan obsoleta analizando a Bomer sin percatarse que el café ya está desbordando la taza, lo que hace que él alce su mirada y frunza el ceño.

- Perdona, el café... -señala la cafetera y la ojos verdes da un gritito-

Tropieza tan estrepitosamente que hace que, la poca gente que estamos aquí desayunando, nos levantemos ligeramente de la silla, preocupados.

- Oh dios... lo siento, señor -desde aquí percibo como las mejillas de April se han sonrojado excesivamente, provocando mi risita-

Confirmo la regla, Bomer intimida a cualquier mujer existente con esa sonrisa, ahora divertida, y esos hipnotizantes ojos azules. Sonrío observándole, parece divertirse con el espectáculo.

- Cabronazo... -río para mí, pero me atraganto al ver como, de pronto, su mirada está clavada en mí-

Una mezcla de sorpresa y encanto en su rostro, que me hace sentir inmóvil y aturdida frente a su intensa mirada. Me mira atento durante unos segundos y le veo sonreír de lado. ¡Oh maldito capullo, deja de hacer eso! Bajo mi mirada buscando alguna alternativa para que no se acerque.

- Aquí tiene señor... -la voz de April suena temblorosa, entregándole su capuccino- siento las molestias -la sonrisa de Bomer se acentúa y, por si fuera poco, le guiña el ojo, lo que hace que la pobre April se quede boquiabierta frente a él-

Condenado Bomer... susurra mi inconsciente, atrevido a dedicarle una mirada retante y perspicaz. Su cuerpo se mueve ligero, sus piernas musculadas se ajustan a su pantalón, y jadeo apretando las mías bajo la mesa.

- Señorita Henderson -sonríe y abre sus brazos haciéndose el sorprendido- vaya, qué sorpresa encontrarla aquí -aparta la silla en la que hace unos minutos estaba sentada Amber y, ahora se siente él, dejando su periódico a un lado-

- Señor Bomer... -intento sonar igual de sorprendida, pero creo que no lo conseguiré- ¿Qué hace...usted aquí? -arqueo una ceja y apoyo mis codos en la mesa, adoptando una postura interrogante-

- Pasaba por aquí -se encoge de hombros y ríe mirando su café- algo de cafeína y azúcar para el cuerpo, después de un duro día de trabajo, nunca viene mal -su mirada es mucho más brillante y llamativa ahora a la luz natural del sol, como si de unas piedras bonitas se tratasen, unos hermosos zafiros por ojos-

Asiento sonriendo de lado y bajo mi mirada algo tímida. Mi vista se centra en su periódico, doblado por la página de sucesos. Mmm...descartada la página de deportes, quizá no esté tan alejada de mi ideal de tipo "raro". El titular capta mi atención: "Robo de una valiosa obra de Arte" Y, cómo no, no me sorprende que este maravilloso hombre se centre primero en algo propio de su campo, antes que en una página de deportes...tipo "raro" pero interesante. Apoyo mi cabeza en mis manos y le miro.

- Así que... una obra de Arte, ¿eh? -sus ojos se desvían a mí mientras da un sorbo de su café-

- "La Venus de Urbino" de Tiziano -asiente y abre el periódico dejando ver la foto de la obra robada-

- Una gran obra -le observo de reojo y su mirada brilla de lo que parece ser emoción e intriga por este tema-

- La mejor de Tiziano, sin lugar a dudas -confirma y sonrío-

- Amas el Arte, ¿verdad? -provoco que ría, ese sonido suena genial-

- Sí, señorita Henderson, amo el Arte -y su sonrisa siempre finalizando cualquier frase que sale por su boca- amo las cosas maravillosas y hermosas que me ha enseñado el Arte -fija su mirada en la mía y le escucho atenta- De pequeño mi padre siempre me llevaba a ver catedrales, iglesias, museos... -se encoge hombros- amaba ver todas esas pinturas y esculturas... Arte -sonríe- hoy en día mi única pasión.

Sonrío imaginando a un niño pequeño con aspecto de hombrecito interesado en cosas que ningún crío de su edad apreciaría como él, de la mano de un hombre parecido al Bomer de ahora. Esa imagen me enternece, estoy segura de que ambos serán como un reflejo en cuerpo y alma.

- Es usted un hombre muy... -muerdo mi labio en busca de algún adjetivo que le describa-

- ¿Muy...? -arquea su ceja y, ahora es él el que apoya sus codos en la mesa, con una sonrisa interesante-

Suelto mi labio de entre mis dientes y sonrío.

- Diferente -ladeo mi cabeza con una media sonrisa haciéndole reír-

- ¿Porqué? -su mirada se vuelve intrigante-

Me encojo de hombros.

- No se centra en la sección de deportes en el periódico como cualquier hombre -lo señalo y provoco su risotada-

- ¿Soy raro entonces? -río yo ahora recordando mi suposición y niego-

- Es... -frunzo mis labios y acaricio mi brazo- interesante -sonrío, y sus ojos se vuelven dulces y pacíficos-

Creo que nunca antes ningún hombre me había mirado así. Jadeo y, de nuevo, el vello de mi nuca se eriza.

- Interesante -repite él en un susurro y clavo mis dientes en mi labio inferior-

Alarga su mano y sus dedos me obligan a soltar mi labio, lo que me hace jadear y que me estremezca con su suave tacto.

- No deberías morderte el labio, Eider... -reprimo un gemido, que se ahoga en mi garganta-

- Ten-tengo que...irme, ya -me levanto torpemente apresurada-

Sus ojos no se desvían ni un segundo de mi cuerpo ni de mi rostro, lo que hace que mi nerviosismo aumente. Acentúa una sonrisa escondida tras sus largos dedos mientras me observa.

- Adiós, señor Bomer... -suspiro intentando relajarme, y bebe su café aún mirándome detenidamente-

Trago saliva apretando entre mis manos mi cazadora. ¡Va a sacarme de quicio si sigue mirándome así!

- Deja que te acerque a casa... -su cuerpo se levanta de la silla y mi boca se abre en picado-

- ¿¡Qué!? -se coloca su chaqueta y me mira-

Pestañeo, parece que esto va en serio.

- ¿Algún problema? -sonríe inocente y suspiro resignada-

Maldita sonrisa convincente...







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