capítulo 28

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El cabello húmedo se me pegaba a la cara. Apreté con fuerza la toalla en mi pecho, deseando que Ryan se diera prisa. Cuando aparecio en la puerta mis mejillas ya estaban rojas.

—Ponte esto. —Me paso una camiseta suya, unos pantalones cortos y una braguita negra diminuta.

No le dije nada y solo los tome, incapaz de verlo a los ojos. Ya estoy nerviosa de por si y dandome esto hace que me muera de la vergüenza. Su risa me saco de mis pensamientos.

—¡No te burles!

—No lo hago. —Ahogó una risita.

Rodé los ojos esperando a que se fuera, pero él solo me veia embobado desde la puerta.

—¿No te piensas ir... ?

—No, la verdad tenia pensado quedarme. —Se cruzó de brazos.

En otras circunstancias le habría dicho que se fuera directamente pero creo que sigo un poco mareada porque deje caer la toalla hasta mis tobillos. Con el rabillo del ojo noté como con expresión curiosa sus ojos se paseaban por mi cuerpo.

—Creo que sigues algo borracha... —Comentó en un susurro.

Me pase la camiseta por la cabeza deslizandola por mi torso. Cuando acabe mis ojos chocaron con los suyos sonrei por el iris castaños que se había convertido gracias a mi. 

Lo ignore y segui para ponerme lo que me faltaba. Una vez cambiada me giré hacia él. Que me miraba fijamente poniéndome nerviosa.

—Vamos. —Dijo girándose a la puerta volviendo en si.

Trate de no reirme.

Bajamos las escaleras. Yo aun estaba un poco mareada y no dejaba de sonreír.

—¿Como estas, T/n? —Noah se giró hacia mí cuando me senté a su lado.

Se veía preocupado.

—Bien, no te preocupes. —Le sonrei.

Él asintió viendo a Ryan que estaba a mi lado. Tenía el pelo aún mojado y me goteaba en la camiseta.

—Así que mañana iremos a la playa— Riley rodó los ojos.

—No estés tan amargada. —Laura la miró.

—Odio la playa tanto como a ti. —La miro mal.

Laura la miró sin darle mucha importancia a su comentario y se giró hacia mí.

—¿Sigues drogada?

—¿Drogada? —Ryan me miró con una ceja alzada.

Me encogí de hombros.

—A ver solo fume esa cosa. No estoy drogada. —Negué con la cabeza.

—Esa cosa, como tu la llamas, es maria. —Puntualizó Riley.

¿Por qué siguen hablando de Maria? Sera que le ponen nombre a sus cigarillos... Que rara es la gente.

—¿Quien te dio eso? —Ryan estaba enojado.

Decidí no responder a su pregunta.

—Mira, no sé quien es Maria pero te juro que yo no le hice nada. —Salte viendo a Riley.

—La droga se llama maria, tonta. —Jonny rodó los ojos.

—¡Y no me dijiste nada! —Mire a Aidan.

—No preguntaste. —Alzó las manos.

¿Como Aidan tenía eso?

—¿¡Como le vas a dar esa porqueria!? —Salto Ryan, molesto.

MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora