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Mientras Emilio sacaba sus cosas de la cómoda tenía que recordarse a sí mismo que había una razón por la que aún no había echado de allí a su ex omega.

Lo había encontrado en la silla, con los ojos cerrados, murmurando su nombre en sueños y con un short que apenas ocultaba sus curvas.

Ver su expresión apacible le había encogido el corazón... Mientras que el short y esas piernas fabulosas habían tenido el efecto contrario en otra parte de su anatomía.

Había sentido la tentación irresistible de besarlo y cuándo Joaquín abrió los ojos en ellos vió un brillo de deseo que conocía bien. Pero después había estropeado el momento recordándole que ya no eran pareja y que no iban a compartir dormitorio.

Claro que eso no iba a durar mucho tiempo.

Estaba deseando recordarle lo que se había perdido durante el último año. Y, si seguía murmurando su nombre en sueños, se habían perdido algo.

Mientras sacaba calzoncillos y calcetines de los cajones miró hacía el balcón, dónde Joaquín aún estaba de espaldas, mirando el mar.

Lo había amado y lo había perdido, pensó, con el corazón encogido. Y lo último no debería haber ocurrido nunca.

Joaquín debería haberse quedado con él, cumpliendo las promesas que le había hecho cada día que pasaban juntos. Pero no había sido así.

Emiloo cerró el último cajón, decidido a poner en marcha su plan.

Joaquín sintió la presencia de Emilio incluso antes de que hiciera algún ruido. Siempre era igual: sentía su presencia antes de verlo, cómo le había ocurrido por la tarde, en la carpa.

Mordiéndose los labios, apretó la barandilla, intentando controlar los latidos de su corazón. Pero Emilio no decía nada y cuándo no pudo soportar el silencio se dió la vuelta.

El sol se había puesto y podía ver una lámpara encendida en la habitación, pero estaba concentrado en él. Sus ojos se habían oscurecido y no pudo dejar de recordar las veces que lo había tomado entre sus brazos para hacerle el amor.

Emilio era un amante explosivo que siempre lo hacía disfrutar y temblaba al recordarlo besando todo su cuerpo, excitándolo cómo nadie. Su plan había sido hacer que perdiese la cabeza, pero le avergonzaba admitir que a él le estaba ocurriendo lo mismo.

— ¿Ya terminaste?

— Sí, claro. He venido a darte las buenas noches.

El sonido ronco de su voz lo hizo sentir un escalofrío y apartó la mirada. Intentando buscar algo que decir, cualquier cosa, pero no se le ocurría nada.

— Gracias por dejar que me quede, ya sabes cuánto me gusta éste sitio. Considerando los términos de la separación, no tenías porqué hacerlo.

— Era lo más lógico — hablo Emilio —. Cómo mínimo deberíamos ser amigos. Yo no quiero ser tu enemigo, Joaquín.

Esas palabras hicieron que se derritiera por dentro, pero tuvo que recordarse a sí mismo que quería vengarse por tantas noches de soledad, por tantos días esperándolo, porque cuándo más lo había necesitado Emilio no estaba allí.

— ¿Qué estás pensando, Joaquín?

— Nada.

— Entonces tal vez debería darte algo en lo que pensar — dijo Emilio, antes de apoderarse de su boca.

Joaquín sabía que iba a besarlo y debería haberse resistido, pero habría sido una pérdida de tiempo porque se derretía cuándo lo tocaba. Y cuándo notó el roce de su lengua dejó escapar un gemido.

No sabía cuánto lo había echaba de menos hasta aquel momento.

Había intentado olvidarlo centrándose en el trabajo para no pensar en su soledad, en la falta de pasión en su vida.

Emilio seguía besándolo y cuándo tiró de él para que notase la dureza de su erección, sin darse cuenta se apretó más contra él.

A pesar de los besos que habían compartido en el pasado, Joaquín no estaba preparado para aquello.

No había esperado aquel deseo salvaje, no sólo en él, sino en Emilio también.

Lo notaba en las caricias de su lengua, en la presión de sus manos, cómo si intentase reclamar lo que una vez había sido suyo.

Notaba la fuerza de su deseo a través del pequeño short y ese roce electrizante le recordaba cómo se convertían en uno sólo estando en la cama, de pié ó sobre una mesa.

Siempre hacían el amor con una intensidad que los dejaba temblando.

Todo a su alrededor empezó a dar vueltas y tuvo que hacer un esfuerzo para no suplicarle que siguiera. Pero nada podía detener el placer de aquel ardiente y posesivo beso.

Joaquín cerró los ojos, disfrutando de las sensaciones y cuándo Emilio tiró de su labio inferior con los dientes sintió que perdía la cabeza.

Era un beso tan apasionado, tan hambriento, tan posesivo que sintió que estaba a punto de llegar al orgasmo...

— Joa... déjate ir — murmuró Emilio —. Eres tan precioso cuándo pierdes la cabeza... Echo de menos verte así.

Sólo eso bastó para que todo el cuerpo de Joaquín se sacudiera y se aferrara a Emilio. Confirmando cuánto echaba de menos sentirlo, mientras abría los ojos, volviendo a la tierra cuándo los espasmos del orgasmo terminaron.

— Emilio...

Su nombre no fué más que un suspiro, pero cómo si entendiera lo que quería, Emilio se inclinó hacía delante para besarlo de nuevo, con ternura, pero también con una ansia que no podía disimular.

— Buenas noches, Joaquín — dijo luego poniendo un dedo sobre sus labios —. Que duermas bien.

Y Joaquín lo vió salir del balcón pensando que esa noche sus sueños serían más dulces de lo que lo habían sido en mucho tiempo.

Debía admitir que no era así cómo había querido que fueran las cosas, pero no había sido capaz de evitarlo.

Se puso rojo al recordar que había tenido un orgasmo con un simple beso; un orgasmo que lo había dejado completamente saciado.

Evidentemente, la química entre ellos seguía siendo tan explosiva cómo siempre.

Mientras se apoyaba en la barandilla del balcón se dió cuenta de que, a pesar de lo que había ocurrido, tenía que seguir adelante con su plan.

Todo el mundo podía perder la cabeza al menos una vez, pero lo importante era volver al camino recto. Y estaba seguro de que después de una noche de sueño volvería a controlar sus sentidos de nuevo.


Buenas aquí les dejo capítulos nuevos

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Buenas aquí les dejo capítulos nuevos.

Espero les gusten.

Nos vemos AlbertXioW.

Still Mine // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora