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Emilio, apoyado en la puerta del dormitorio, miró alrededor.

Lo último que había esperado era que Joaquín dijese que lo amaba y en cuánto pudo escapar de su lado lo hizo.

Debería haberle dicho que también él lo amaba, pero por alguna razón, no había sido capaz.

Aunque lo amaba. Pero si se lo hubiera confesado en ese momento, seguramente no habría podido parar.

Saber que seguía queriéndolo después de haber pedido la separación, después de estar 1 año sin dirigirse la palabra era más de lo que podía soportar y tenía que calmarse un poco antes de abrirle su corazón y decirle lo horrible que había sido su vida sin él.

Incluso con los reporteros molestándolos cada vez que salían de casa, aquella semana había sido cómo cuándo empezaron a salir juntos. Pero él sabía que se estaban quedando sin tiempo y debían hablar.

Ese mismo día, lo llevaría a dar un paseo por la playa y por fin se dirían lo que tenían que decirse el uno al  otro.

De modo que abrió un cajón de la mesita para buscar sus gafas de sol, pero cuándo iba a cerrarlo vió algo al fondo.

Era la funda de un DVD, con una etiqueta que decía «Para mi alfa» y con la fecha del día que debía haberse encontrado con Joaquín en España.

Sorprendido, sacó el DVD del cajón y después de meterlo en el reproductor, se sentó al borde de la cama.

Sonrió al ver a Joaquín mirando a la cámara, a él, retándolo a descubrir su secreto, cómo si fuera un juego. Las únicas pistas eran un plato y un reloj. Luego iba añadiendo más pistas, cómo un tarro de mantequilla de maní.

Emilio seguía riendo cuándo de repente, se quedó sin aire al ver un biberón y un babero. Con manos temblorosas, subió el volumen del televisor mientras Joaquín sonreía a la cámara.

Muy bien Emi. Cómo eres un alfa muy listo, seguro que ya sabes cuál es mi secreto. ¡Vamos a tener un bebé! Por eso quería que vinieras a Barcelona.

— Oh por dios — murmuró Emilio.

¿Joaquín había estado embarazado?

¿Qué carajo había pasado?

¿Qué carajo había pasado?

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— Oye Emilio, estaba empezando a pensar que te habías perdido...

Joaquín entró en la habitación y se detuvo en seco al verse en la pantalla del televisor. Y cuándo miró a Emilio y vió una mueca de dolor en su rostro se le rompió el corazón.

— ¿Es todo verdad, Joaquín? ¿Esa noche, en Barcelona, pensabas decirme que estabas embarazado?

Joaquín asintió con la cabeza.

— Yo... si... quería decírtelo de una manera divertida y...

— ¿Qué pasó? — Emilio sonaba tan confundido, la sorpresa y tristeza en su cara.

Joaquín bajó la mirada al recordar esa terrible noche. El dolor se había vuelto insoportable y aunque había llamado a Emilio muchas veces, tenía el celular apagado ó fuera de cobertura. Pero entonces empezó a sangrar y a partir de ese momento todo era un borrón. Salvo la parte en la que despertó y  el médico le dijo que había perdido a su cachorro.

— ¿Joaquín?

Joaquín lo miró, con los ojos llenos de lágrimas. Y luego empezó a hablar, recordando cada detalle de esa noche, aliviado por contarle la verdad y no tener que llevar ese peso sobre sus hombros.

— Y nunca me lo dijiste — murmuró Emilio triste.

— No podía hacerlo. Yo quería tanto a ese niño que perderlo y no tenerte a mi lado me hizo sentir amargado e irracional. Sólo podía pensar que no habías estado conmigo cuándo más te necesitaba. Te culpé a tí por lo que había pasado, pero no tenía razón.

Emilio inclinó la cabeza y cuándo volvió a mirarlo tenía los ojos empañados.

— Yo me culpo a mí mismo también — dijo con voz ronca —. Me culpo a  mí mismo porque debería haber estado contigo y no sé si podré perdonarme por no haber estado allí.

Joaquín lo abrazó, emocionado. Y, mientras se abrazaban, las lágrimas que había contenido desde esa noche empezaron a rodar por su rostro.

Había llorado antes, pero nunca así, sollozando cómo no había podido hacerlo hasta aquel momento, estando con Emilio.

— Lo siento tanto, Joaquín. Ahora lo entiendo todo... Entiendo que quisieras alejarte de mí.

Joaquín negó con la cabeza mientras seguía aferrado a él, Emilio soltando feromonas para que se sintiera un poco mejor, más tranquilo.

— Me tardé en darme cuenta de que no fué culpa tuya, Emi —dijo Joaquín, secándose las lágrimas con el dorso de la mano—. Pero habría ocurrido lo mismo aunque tú hubieras estado allí. No puedo culparte por algo que no podías controlar... Y estando contigo ésta semana me he dado cuenta.

Emilio tomó su cara entre las manos para apoyar su frente en la de él.

— Joa...

— Nunca he dejado de quererte, Emilio — le dijo —. Y me hacía tanta ilusión estar embarazado porque el niño era parte de tí, parte de los dos. Me dolía que trabajaras tanto porque pensé que habíamos perdido esa conexión tan especial y creí que el bebé nos uniría, pero he descubierto que lo único que necesitamos para recuperar esa conexión es estar juntos. No he tenido nada con Andrés, todo es un truco publicitario, el único alfa en mi vida eres tú. ¿Podrás perdonarme por alejarte de mi vida cuándo más te necesitaba? ¿Podrás perdonarme que te dejara? No volveré a hacerlo nunca, Emilio.

— Soy yo quién tiene que pedirte perdón. Te quiero tanto... Estaba convencido de que mi obligación era darte todo lo que tú estabas acostumbrado a tener y se me olvidó lo que importaba de verdad: tú. Me he sentido tan sólo sin tí, cariño — Emilio acarició su pelo con ternura —. Y lo de María también es cosa de mi representante, no hay nada entre ella y yo...

— Ya lo sé — dijo Joaquín, sonriendo.

— Cariño a partir de ahora vamos a hacer las cosas de otra manera. He aprendido ésta semana que puedo encontrar tiempo para mi trabajo y para el resto de mi vida... Y no volveré a dejarte sólo. ¿Me darás otra oportunidad para demostrártelo?

— Mientras tú me la des a mí...

— ¿Quieres ser mi pareja... por siempre? ¿Quieres casarte conmigo?

Los ojos de Joaquín se llenaron de lágrimas.

— Si Emilio, sí, me casaré contigo y ésta vez será para siempre.

— Para siempre — repitió Emilio, inclinándose para buscar sus labios.

Y el beso que compartieron contenía la promesa de un futuro feliz.

Juntos, sabiendo lo que ahora sabían el uno del otro, serían capaces de todo.




Juntos, sabiendo lo que ahora sabían el uno del otro, serían capaces de todo

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Seguimos.........


Nos vemos AlbertXioW.

Still Mine // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora