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A la mañana siguiente, Joaquín estaba a punto de levantarse cuándo sonó su celular y suspirando, tomó el celular mientras miraba hacía el balcón.

— Habla Joaquín.

— Joaco, me alegro mucho por tí. Cuándo ví la fotografía casi me pongo a llorar.

Joaquín reconoció la voz de su amigo Diego Valdez, un omega diseñador que había conocido en el rodaje de su primera película y cuya amistad lo había ayudado a soportar muchos momentos malos.

Pero sabía a lo que se refería y decidió pararlo antes de que siguiera.

Conociéndolo, el pobre Diego seguramente rezaba cada noche para que volviera con Emilio porque siempre los había creído la pareja perfecta, pero estaba equivocado.

— Ahórrate las lágrimas Valdez porque no es verdad. Digan lo que digan las revistas, Emilio y yo no nos hemos reconciliado.

Al otro lado de la línea hubo un silencio.

— Pero en la foto de People estan besándose — insistió Diego, sin poder disimular su decepción —. Y no te atrevas a decir que es una foto falsa.

Joaquín se mojó los labios, listo para soltar la explicación sobre la foto.

— No, no lo es, aunque me gustaría que lo fuera. Me encontré con Karol Sevilla en el partido de polo y cuándo estaba hablando con ella apareció Emilio. Para disimular le dí un beso en la mejilla, pero él decidió aprovechar la situación y me dió un beso en los labios, eso es todo.

— Pues parece un beso muy apasionado.

Lo había sido, sí.

Pero nada comparado con el que habían compartido por la noche en el balcón.

Joaquín sintió que le ardía la cara al preguntarse qué habría pensado Emilio al ver que llegaba al orgasmo con un beso.

— Conoces a Emilio, sólo lo hizo para molestarme.

Un silencio se escuchó al otro lado de la linea, Diego suspiró antes de hablar.

— Deberías hablar con él, Joaco. Deberías contarle lo del cachorro. Ya sabes lo que pienso sobre eso.

Joaquín respiró profundamente.

Diego era de las pocas personas que sabían lo que había ocurrido esa noche, en Barcelona.

Cuándo descubrió que estaba esperando un cachorro se llevó tal alegría que quiso compartirlo con alguien de inmediato y el elegido fué Diego.

Y a su amigo se le había ocurrido la idea de hacer un vídeo sorpresa para contarle a Emilio que iban a tener un cachorro.

Joaquín lo tenía todo planeado: cuándo su alfa llegase a Barcelona sugeriría ver unas cintas de posibles proyectos que le había enviado su representante y le pondría el vídeo del primer ultrasonido, aunque el cachorro no era más que una manchita blanca en un mar de oscuridad.

Pero las cosas no habían salido cómo esperaba.

— Sí, ya sé lo que piensas sobre eso, pero Emilio debería haber estado conmigo — le dijo, sabiendo que Diego intentaría hacerle ver el asunto desde el punto de vista de su ex alfa —. Perdóname chino, pero ahora tengo que colgar. Te llamo más tarde, ¿de acuerdo?

— Si claro. ¿Y dónde está Emilio, por cierto?

— No tengo ni idea. Hemos pasado la noche en casa...

— ¿Qué?

Joaquín pudo jurar que a Diego le dió un mini paro cardíaco.

— Pero en diferentes habitaciones. Y, conociéndolo, seguro que ya se habrá ido. Tiene un proyecto en Nueva York, así que ya estará trabajando.

— ¿Van a estar juntos todo el verano?

Diego se estaba haciendo ilusiones y Joaquín sabía que sería una pérdida de tiempo intentar convencerlo.

Pero la habitación de Emilio estaba al otro lado del pasillo y, conociéndolo, seguramente no se cruzarían más de un par de veces.

— La casa es lo bastante grande cómo para que no tengamos que vernos.

Diego hizo un sonido al otro lado de la linea.

— Tengo que colgar Valdez.

— Bien entiendo. Mantenme al tanto, adiós.

Joaquín negó con la cabeza antes de sonreír y colgar. Después de colgar, fué a darse una ducha con intención de bajar a la piscina.

Aunque las cosas habían empezado de una manera extraña con Emilio, gracias a él había dormido cómo un bebé.

Un orgasmo de Emilio Marcos no fallaba nunca. Cada vez que volvía a casa después de un largo día de rodaje, él le hacía el amor para calmar sus nervios...

Y ahora que había despertado su deseo, quería más. Era cómo si de repente hubiera desarrollado una adicción por sus caricias. Unas caricias sin las que había pasado durante todo 1 año, pero que en aquel momento necesitaba más que nunca.

Al pensar eso sintió un familiar pellizco en el estómago. Ahora que su omega había reconocido la familiaridad de sus caricias, parecía tener mente propia.

Joaquín arrugó el ceño mientras se quitaba la pijama, preguntándose si Emilio lo habría hecho a propósito.

No le sorprendería nada que así fuera. Él mejor que nadie sabía cómo reaccionaba ante sus caricias.

Sí, muy bien, debía admitir que le había ganado aquel asalto, pero estaba decidido a no bajar la guardia de nuevo.

Sí, muy bien, debía admitir que le había ganado aquel asalto, pero estaba decidido a no bajar la guardia de nuevo

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Seguimos..........


Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

Still Mine // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora