Todo mal

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"No tienes idea..." Camila hizo una pequeña pausa para poder dejar un beso en la frente de la chica de ojos verdes. "De cuan especial eres. No hablo de que seas especial por tus... pequeños problemas," Empujo la cabeza de Lauren levemente, viéndola fruncir la nariz, "Lo digo porque eres maravillosa por dentro y por fuera. Tu corazón es tan puro y lindo, amor.
Eres la persona más linda que conocí y creo que no voy a conocer a otra mejor que tú."

Lauren atrapó su labio inferior entre los dientes tratando de reprimir una sonrisa. La más joven rió y beso su barbilla, aprovechando para descender la boca al cuello pálido, respirando abundantemente. Dios, como había extrañado el olor natural y delicado de Lauren. Todo ella era delicada. Desde sus características hasta sus gestos.

"Amo cuando haces eso," Camila confesó mientras miraba su blusa enrollada entre los dedos de Lauren. Siempre que es posible, la ojiverde encontraba una forma de agarrar lo que estuviera cubriendo el torso de la latina.

"Es para no dejar a C-Camz ir," la chica pálida suspiro.

Camila observo las manchas oscuras bajo los ojos de Lauren y frunció el ceño, pasando suavemente su pulgar sobre la piel.

"¿Estuviste llorando ayer, amor?" la latina no escondió la preocupación en su voz.

"N-no hay nada de malo en llorar a v-veces. Tú lo has dicho." El rostro de Lauren fue a parar al cuello de la menor.

"Sí, Lo, lo sé." Suspiro, "Te ves tan cansada... ¿Puedo saber por qué estabas llorando?"

Aún teniendo la piel bronceada de Camila sobre sus labios, la chica de cabello negro murmuró algo incoherente que causó cosquillas instantáneas en la latina.

Controlando las ganas de reír, irguió el rostro de la mayor e hizo que la viera a los ojos.

"¿No quieres hablar?" La latina indagó por los que Lauren desvió la mirada a otro punto cualquiera en el cuarto. La de ojos verdes sólo balanceó la cabeza negativamente. "Está bien."

Lauren se arrastró hasta encontrar un libro especifico en el estante y regreso a la chica de ojos castaños. Con los ojos semicerrados, ojeaba algunas páginas bajo la mirada curiosa de Camila.

"El Principito." Camila murmuró, sonriendo suavemente, "Te gusta mucho este libro, ¿verdad?" Lauren asintió y frunció los labios, se acomodó detrás de Camila y tiró de ella para que se acomodara en su pecho. "Eres eternamente responsable por aquello que cautivas."

El simple acto de Camila recordando una de las frases del libro hizo que Lauren esbozara una enorme sonrisa.

"¿Qué signi... significa eso?" Los ojos verdes curiosos analizaron el rostro de la latina, ansiando una explicación.

Camila respiro profundo y humedeció los labios antes de hablar, "Cuando el zorro dice eso al Principito, se está refiriendo a la rosa que él dejo en su asteroide. ¿Recuerdas?"

"¡Sí! El asteroide B-612," Lauren mostró una sonrisa convencida a la menor, arrancándole una risa y recibiendo un breve beso en los labios.

"Cautivar y conquistar," la de ojos castaños continuó, "El Principito conquisto la rosa y se volvió responsable por eso. Cuando el zorro le dice eso a él, no quería decir que él debía dudar, proteger e ni tirar las larvas de rosa para siempre. Pero nada le impide hacer eso al comienzo. La responsabilidad eterna que el Principito tenía era enseñar a la rosa a cuidarse a sí misma y mantenerla por siempre en su corazón."

"Como t-tú y yo." Lauren observo.

"Eso mismo," Camila sonrió y dejó un beso en la puntita de la nariz de Lauren, "Tú y yo."

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