13 de octubre de 2021.
Emma no era una mujer estúpida, por supuesto que había registrado todos y cada uno de sus cuadros. Legalmente le pertenecen, pero no tengo ni la más mínima idea de qué ocurre cuando la obra original fue robada y modificada para hacerla pasar por tuya. Aunque yo no sepa qué hacer ahora, hay un par de personas que pueden ayudarme con este problema. Si quiero eliminarlo, debo empezar arrancándolo de raíz, es por eso que Amanda y Benjamin se encuentran sentados frente a mí en una bonita cafetería de Tangara, observándome con confusión.
El sonido de mi zapato tamborileando contra el suelo llena el silencio entre los tres. Tenía todo un monólogo listo para revelarles la verdad a ambos, había ensayado mi discurso frente al espejo al menos tres veces y lo había repetido una última vez de camino hacia el punto de encuentro, que por supuesto fue elegido por ellos.
En lugar de comenzar a hablar, tomo la carta de la mesa que nos separa y dejo salir un resoplido cuando veo los precios elevados. No puedo permitirme algo tan costoso después de haber gastado tanto dinero en dos de los cuadros de Emma.
—¿Va a hablar en algún momento?— le pregunta Amanda a su esposo, como si yo no estuviese presente.
—Tal vez Demian le mordió la lengua sin querer y eso la dejó muda— sugiere Benjamin imitándome y tomando el menú restante.
Abro los ojos tan grandes que podrían salir rodando de mi rostro.
—¿Demian les dijo que nos besamos? — exclamo horrorizada por haber sido tema de conversación entre ellos.
—¿¡Ustedes qué?!— chillan al mismo tiempo. Amanda cubre su boca abierta con una de sus manos y Benjamin deja caer la carta al piso por la sorpresa.
—Mierda, él no mencionó nada, ¿verdad?— pregunto ocultando mi rostro detrás del menú.
—No lo hizo, en realidad solo bromeaba— me explica Ben comenzando a reír —, pero fue una muy buena forma de arrancarte las palabras de la boca.
—¿Ustedes están bien? ¿Es de él sobre lo que quieres hablar?— cuestiona Amanda quitándome el menú de las manos para poder verme a los ojos. Niego con la cabeza y suspiro.
—En realidad, necesito la ayuda de ustedes, pero Demian no debe saberlo.
—Esto se pone cada vez más interesante — suelta Ben dándome una sonrisa pícara.
—La intriga me está matando, por favor ya dilo — pide Amanda, juntando sus manos en señal de súplica.
—Antes de empezar, necesito que sean conscientes de lo mucho que me está costando decirles esto.
—Créeme, nos hemos dado cuenta— susurra Ben, interrumpiéndome. Noto como Amanda le da un codazo por debajo de la mesa, intentando ser sutil, pero no lográndolo, aunque el hecho de que Benjamin se quejara tampoco ayuda mucho.
Es una suerte que la mesera nos interrumpiera para pedir nuestra orden. Solo pido un café para mí, al igual de Ben, mientras que Amanda ordena un jugo de naranja exprimido y una porción de pastel de coco.
Cuando la mesera se marcha luego de haber anotado nuestros pedidos en su libreta, dejo de darle vueltas al asunto y lo suelto.
—Conocía a Emilio antes de incluso conocerlos a ustedes— confieso. Ben se inclina levemente hacía el frente con una pequeña sonrisa, como si estuviese en verdad interesado por lo que acabo de decir o peor aún, como si intuyera que lo que estoy por contarles es algo jugoso que lo involucrará. De ser el caso, está en lo cierto.
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Nuestro cielo de colores (Lara Galeano) PRONTO EN FÍSICO
RomantikSi hay algo más desastroso que la habitación de Ivy, probablemente sean sus pensamientos. Atormentada por la ausencia de su prometida, Ivanna decide que el amor y la amistad no ocupan un papel importante en su día a día. De hecho, se propone aleja...