Capítulo 17: Donde el corazón es feliz.
1 de julio de 2020.
Cuando entendí que el ruido que estaba escuchando era mi madre revisando la repisa del baño, ya era demasiado tarde. Lo próximo que sabía, era que ella estaba gritándome mientras caminaba hacia mí, agitando un frasco de pastillas que estaba claro que no me pertenecía.—¿Por qué tienes este medicamento a nombre de Jennifer Alonso en tu baño?— cuestiona con vos amenazadora y temblando. Era una suerte para mí que llevaba tiempo practicando mi nueva acción favorita: fingir demencia cuando no quería responder algo importante.
—No lo sé, nunca antes lo había visto— miento con descaro, muy consciente de que yo fui quien lo robó.
—Pero estaba en el baño. En tú baño—. Recuerdo que hizo énfasis en la última oración.
—Supongo que Jenna se lo ha olvidado— sostuve.
—Jovencita, se que detestas a tu jefa y que el odio es mutuo. No trates de engañarme—. Las lágrimas comenzaron a hacerse notar en sus ojos y al cabo de unos segundos ya estaban rodando por sus mejillas y empapando su camisa.
Por supuesto que no tenía una explicación lógica de por qué tenía un frasco con oxicodona con el nombre de mi jefa, pero ella supo la verdadera respuesta en el momento en que tomó el envase con sus manos. Aun así, yo nunca fui capaz de admitirlo en voz alta, pero ambas éramos conscientes de que su presencia en mi casa no era para utilizarla con fines recreativos.
12 de noviembre 2021.
Cómo predijo Amanda, la lluvia comenzó a los pocos minutos de que llegamos a la casa de la quinta. Hannah y Ben habían alcanzado a juntar casi todas las cosas del picnic, pero la manta voló antes de correr con esa suerte y quedó enganchada en uno de los árboles que se sacude enfurecido a causa del viento. Amanda ni siquiera parece preocuparse por eso, incluso yo estoy lamentando más esa perdida, cuando ni siquiera se trata de una pertenencia mía.Cuando le comento mi observación a Demian, el sólo ríe y me dice lo que ya había cruzado por mi mente, una simple manta no les afecta en lo absoluto cuando puedes comprar miles de ese tipo.
Pero era una buena manta. Le doy un sorbo al café que Demian colocó frente a mi hace unos segundos y hago una mueca de disgusto cuando trago.
—Este café tiene un gusto extraño— le digo tomando el pequeño frasco frente a mi para colocarle un poco más de azúcar, en un inútil intento de mejorarlo.
Vierto dos cucharadas en mi taza y revuelvo para que no se acumule en el fondo.
—Siempre dices lo mismo, creo que ni siquiera te gusta el café— responde Demian entregándole otro a Benjamin y un té para Amanda. Hannah continúa bebiendo limonada, así que no ha querido que Demian le preparara alguna otra infusión.
—¿Qué dices? Adoro el café— me defiendo y voz me sale algo aguda ante la indignación.
—Yo creo que está rico, puede que Demian tenga razón— señala Amanda riendo.
—¿Amanda y Demian están de acuerdo en algo? Eso puede explicar por qué está lloviendo — bromea Hannah pasando una mano por su cabeza. Se había rapado el cabello hace unos días y luce muy bien con este nuevo aspecto, además ella parece sentirse muy cómoda con el nuevo corte.
Por las siguientes dos horas, mientras la lluvia no hace más que aumentar, continuamos riéndonos de las anécdotas que cuentan y bromeando entre todos. Incluso en un momento hablan sobre una historia que todos conocen, pero aseguran que yo debo saber, por lo que entre tres comienzan a narrar la vez en que Amanda y Benjamin se conocieron de una forma súper incomoda, debían hacer un trabajo de la universidad en pareja y no resultó como esperaban.
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Nuestro cielo de colores (Lara Galeano) PRONTO EN FÍSICO
RomanceSi hay algo más desastroso que la habitación de Ivy, probablemente sean sus pensamientos. Atormentada por la ausencia de su prometida, Ivanna decide que el amor y la amistad no ocupan un papel importante en su día a día. De hecho, se propone aleja...