CAPITULO 6: ¿Por qué lo haces?

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No estoy en la comodidad de mi cama, sé que no lo estoy. No obstante a eso, me niego a moverme de la posición reclinada en la que me encuentro.

—Ya basta— me quejo sintiendo como alguien me sacude insistentemente.

—Ivanna, hemos llegado.

—Déjame dormir— imploro a Demian sin abrir los ojos.

—No voy a cargarte si es lo que esperas, así que ponte de pie porque no dormiremos en mi auto— insiste sacudiendo mi cuerpo una vez más.

—Está bien— me rindo frotándome los ojos con mis puños para luego abrirlos. Nos encontramos en la calle de mi edificio y a regañadientes salgo de su auto con los brazos cruzados debajo de su chaqueta de cuero.

—¿Puedes subir sola? — me pregunta. Respondo con un asentimiento de cabeza, aunque siento que el alcohol no ha abandonado mi cuerpo —. Prende las luces cuando estés en tu departamento, de ese modo sabré que ya estas dentro y no te dormiste en el elevador o algo.

—Gracias por traerme — me limito a responder entregándole el abrigo que me había prestado y dándome media vuelta en dirección a mi departamento.

—¿Aunque sea me enviarás un mensaje cuando entres?

—Eres insoportable a veces, prometo que no moriré en el camino — le digo sin molestarme en voltearme.

—Solo me preocupo por ti — medio grita debido a la distancia que ahora nos separa.

— No necesito que se preocupen por mí— exclamo comenzando a sentir la furia crecer dentro de mi, girándome para verlo. Honestamente estoy confundida por su comportamiento usual, por su necesidad de protegerme con tan poco tiempo de haberme conocido y no sé si es porque aún no estoy del todo sobria o debido al sueño que me invadió durante el trayecto, pero empieza a irritarme.

— Pero lo hago.

— ¡Entonces dime por qué!

—¡Porque no estoy ciego! — me grita en respuesta, pasa las manos por su rostro y avanza a grandes zancadas hacia mi— Te veo desde el primer momento— dice luciendo como si intentara mantener la calma, pero fracasando por completo.

—No lo entiendo — digo frunciendo el ceño —. Si esto es una clase de declaración o algo por el estilo...

—¿Qué?¡No es eso! — aclara con rapidez, negando con la cabeza — ¿Crees que no me doy cuenta de la tristeza en tu mirada? ¿de lo mucho que estás sufriendo?

—Demian, nos conocemos hace un poco más de una semana — le digo hincando mi dedo índice en su pecho—. No sabes nada de mí, ni siquiera me conoces.

—No, no lo hago. Pero eso no significa que no pueda notar por lo que estás pasando, lo sé incluso antes de que me dijeras el motivo de tu tristeza — responde tomándome la mano con la que estaba tocándolo, justo a la altura donde se encuentra su corazón — Puede que le mientas a todos, pero no funciona conmigo.

—¿Por qué eres un maldito acosador?— lo ataco alejando mi mano para que me soltará.

—Ahora estás siendo grosera.

—¡Es porque lo soy! — grito tan enfadada que Demian da un paso atrás en respuesta —Lo sabrías si me conocieras, pero no lo haces. Soy mentirosa, grosera y una mierda de persona. Felicidades, ya me conoces, ahora vete.

—¡Deja de hacer eso! — también grita. A pesar de que es muy tarde, hay muchas personas caminando por la acera y noto que un par de ellas se nos quedan mirando mientras pasan por nuestro lado, pero no les doy gran importancia — No tienes que herir a las personas para que se alejen de ti, no vas a lograr nada con esa táctica. Si quieres que lo haga, solo debes pedírmelo, pero no necesitas tratarme mal para que me vaya.

Nuestro cielo de colores (Lara Galeano) PRONTO EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora