CAPÍTULO 15: No estoy sola.

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Capítulo 15: No estoy sola.

Observo a Demian con una mirada desafiante.

—¿Qué significa esto?— pregunto tomando la pequeña caja de sus manos.

—Tal vez me haya puesto en contacto con una amable anciana que te aprecia como si fuese su nieta.

—¿Cómo supiste de ella?

—Fue Margot quien se presentó en el restaurante, yo no tenía idea de su existencia. Nunca la mencionaste.

—No creí que te interesara.

— Si algo no me interesa, puedo fingir perfectamente que si, es lo que hacen los amigos— bromea sonriente—. Ahora ve a bañarte, haz transpirado mucho en esa caminata y necesitas estar presentable para tu próxima sorpresa.

—¿Aún hay más? Dímelo todo.

—¡Ve a bañarte! Estás dañando mis fosas nasales, creo que ya perdí el sentido del olfato— continúa, retorciéndose en el sillón como si estuviese convirtiéndose en uno de los zombis de las películas de bajo presupuesto que solemos ver.

A regañadientes, camino hacia el cuarto de baño para asearme. En poco tiempo, me encuentro bajo la regadera, permitiendo que el agua recorra cada parte de mi cuerpo desnudo mientras lo enjabono, sin pasar de largo el hecho de que Demian se encuentra a unos metros de distancia en mi sala.

Aleja tus pensamientos de ahí, Ivanna.

Luego de acondicionar mi cabello y enjuagarlo, cierro la llave de la ducha y comienzo con mi extensa rutina para cabello, así obtengo buenos resultados.

—¿Por qué tardas tanto? Acaso estás fabricando tu propio shampoo?— . Escucho la voz de Demian a lo lejos luego de un par de minutos.

—¿Por qué estás tan apurado?— grito para que logre oírme.

—Decírtelo arruinaría la sorpresa.

—Entonces dame el tiempo que necesito— contraataco finalizando todo el proceso que requiere mantener mis rulos. Las personas se sorprenderían al descubrir que la línea entre tener el cabello rizado y parecer un náufrago, es finísima.

Me aseguro de que la toalla que envuelve mi cuerpo está bien sujeta y salgo del baño. Es una suerte que, por la manera en que están dispuestos los cuartos, no me cruzo a Demian en el camino hacia mi habitación.

Me coloco el vestido nuevo que me regaló Margot luego de secar todo mi cuerpo. Además, lo combino con los aretes obsequiados por Demian y con unas sandalias de tacón rojas. No sé a dónde iremos, pero me veo espléndida.

—Solo espero que ahora que eres jefe de cocina, me estés llevando a tu restaurante a probar los mejores platos que servirán en él— respondo saliendo de mi habitación. Demian se pone de pie de inmediato, observándome con la boca abierta y una grata mirada de sorpresa.

—Así que ese es tu deseo— responde dando una vuelta a mi alrededor, como si estuviese evaluándome.

—No pido mucho— respondo. Siento mis mejillas calientes por el nerviosismo que me genera su exceso de atención.

—Estás preciosa— dice finalmente, tomando una de mis manos, en la que no llevo el pequeño bolso—. Eres preciosa.

—¿Entonces si iremos a tu restaurante?— pregunto emocionada. En verdad me gustaría conocerlo ahora que nos acercamos nuevamente.

—No es mi restaurante— responde sacando la llave del auto de su bolsillo.

—Sabes a lo que me refiero.

Nuestro cielo de colores (Lara Galeano) PRONTO EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora