En la oscuridad en la que Marco se resguardaba buscaba una forma de encontrarle un sentido a todo esto ¿Qué cosas había vivido en vida hasta ahora y qué significado habían tenido? Daba un rápido repaso de todo en su mente repitiendolo una y otra vez y solo se daba cuenta de que no había vivido nada. Su mirada y rostros hundidos y su cuerpo reducido de tal manera, esa fue la primera imagen que vió de si mismo cuando despertó por primera vez en este mundo ¿Un mundo de fantasía y había estado tanto tiempo en coma? ¿Qué clase de broma era esa? ¿Acaso su cuento era El bello durmiente y el príncipe tarado? ¿Y qué fue lo que vió al despertar sino kilometros y kilómetros de un vacío blanco infinito de nieve y nubes? Pesadillas y muerte, hambre y miedo, eso era este mundo y estaba anclado a él.
Las horas pasaban y al cenit de la luna rota en el cielo Marco contemplaba la oscuridad, no se atrevía a volver a dormir y tener otro espantoso sueño. Todos esos espíritus o lo que sea podían pudrirse, estaba harto y esa maldita luna con cara podía estrellarse con el mundo y morir.
Y así fue como de pronto un pensamiento con el que no había hasta ahora atrevido a jugar le llegó; su familia. Si bien le había sido fácil suponer que al volver solo tendría que contar su increíble historia de viaje multiversal, ahora era diferente. No volvería jamás y ellos, su familia ¿Que pensarían? ¿Qué harían? Pero con algo peor se atrevió a pensar Marco ¿Acaso les importaría? Comenzó a llorar ante la respuesta, en silencio, cubriéndose con las sábanas esperando que ningún fantasma ni luna lo presenciara.
Cuando Sir Barrow anunció su entrada abriendo las cortinas Marco despertó del pequeño sueño involuntario en el que cayó después de varias horas. Tenía ojeras en sus ojos enrojecidos y sentía en su cabeza el peso del poco habitual desvelo. Recordó una vez, en la República, en su antiguo mundo, había recién cumplidos diez años. Su cumpleaños y el de su gran amiga de la infancia, Hikari, eran bastante cercanos y tras apagar las velas ambos entonces habían decidido que era el inicio del resto de sus vidas, así que la noche de su cumpleaños ambos idearon escaparse bajo el velo de la oscuridad planeando descubrir el mundo secreto de la noche en la República, esa sí había sido toda una aventura, pero ya pensaría más en ella más tarde.
Al bañarse y vestirse negó a Sir Barrow que se encontrara enfermo y en su lugar busco desviar la conversación a algo mucho más apremiante.—Sir Barrow ¿Qué tendría que hacer para salir de la mansión?
—¿Salir de la mansión? ¿Hay algún lugar a dónde quiera ir? —preguntó curioso Sir Barrow visitiendolo.
—Es que... Me gustaría explorar la ciudad por mi cuenta. Me gusta tener momentos para mí mismo —respondió de inmediato.
—Usted es un invitado aquí, bastaría con decírselo al mayordomo o incluso mostrarse en la puerta para que le lleven un carruaje.
¿Así de fácil era? Se preguntó Marco, al menos está vez no sería como en el bosque de la academia, quizá ¿Pero y luego qué?
—¿Y qué hay del puerto? —era una pregunta arriesgada —¿Podría solo tomar un barco hasta las Nuevas Aguas?
—Eso sería complicado —respondió Sir Barrow sin reparos, al parecer no era de los que se mentían en los asuntos de otros —Solo los barcos mercantiles llegan aquí. Los barcos de pasajeros no van más allá de Gylden.
—Claro, entiendo, gracias —pero quizá si tuviera un amigo comerciante podría cambiar esto, fue lo que ideó de inmediato. Debía reunirse con Sir Rochefort.
Bajo para el desayuno pero con el revoltijo que había sentido toda la noche tenía pocas ganar de comer, aún así, no quería que descubrieran que se había enterado.
Esta vez todos estaban ahí, Alphonse y Sophia compartieron entre si una mirada poco después de que Marco entrara, Lord Endecott sacudió su rechoncha nariz como un cerdo mientras seguía comiendo a la vez que su ceño arrugado decía todo lo que opinaba de Marco y Sir Liondas... Él estaba ahí.
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Crónicas De Fere: El Príncipe Y El Héroe Invocado. (Primer Borrador)
AléatoireEn el mágico mundo de Fere han pasado 200 años desde que un cataclismo llamado La Gran Devastación hizo fracasar la revolución industrial y el alguna vez glorioso reino de Wealthland ahora enfrenta la pobreza y el estancamiento. Por esto el idealist...