XVII

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A través de la ventana del carruaje las fábricas muertas eran remplazadas por casas de piedra que aunque se veían muy bonitas en sus fachadas estaba completamente desatendidas y aquellos que se vislumbraban como sus habitantes apenas si lograban aparentar algo de cuerpo a través de todas las capas que llevaban para cubrirse esos esqueléticos cuerpos delatados por las mejillas y los ojos hundidos. Atrás había quedado el campo vacío, habían llegado a la ciudad.

La decepción en el rostro de Marco era evidente al igual que su sorpresa y curiosidad que aún seguían vivas al ver a aquel escenario tan inusual para él. En el carruaje reinaba el silencio interrumpido apenas por el galope de los caballos o el crujir de la madera. La tensión era palpable con solo ver la posición rigida en la que permanecía Alphonse sentado de cara con Sir Rochefort, aquel hombre extraño que había hecho comentarios tan escandalosos hacia apenas ayer, mantenía la espalda erguida y el pecho inflado con la cabeza en alto y los brazos sobre las piernas completamente inmóvil mientras que por su parte Sir Rochefort respondia con una sonrisa cuando sus miradas chocaban. Sophia en el otro extremo guardaba en sus pensamientos todas las dudas del porvenir próximo ¿Cómo le explicarían sobre Marco a lord Endecott y que harían con él cuando llegaran a Gylden? ¿Qué harían respecto a los golems mecánicos? ¿Y cuándo pensaba Alphonse revelarle la verdad a Marco sobre no poder regresar? En este punto ya temía que sería ella quien tuviera que decirlo por el bien de todos. Sir Liondas por su parte permanecía como el observador que se había estado limitando a ser desde que salieron de la corte.

—Finalmente —asomó Sir Rochefort la cara a través del cristal de la ventana —Entramos a la ciudad.

El carruaje se detuvo cuando fue envuelto por los muros entre la enorme entrada oficial al territorio de la ciudad. Se escuchaba apenas el hablar del guardia de la puerta con el ginete pero era imposible entender lo que decían. Poco después volvieron a andar. El paisaje de fuera volvió entonces a sufrir otra transformación a medida que se urbanizaba, los edificios se volvían más altos y los carruajes y personas más comunes, incluso la nieve parecía disminuir abruptamente, pero eso no era suficiente, aún se miraban mendigos en las esquinas, en los callejones junto a los talleres artesanales niños y jóvenes hablaban en grupo mientras el humo de sus cigarrillos brotaba, en otra esquina varios perros flacuchos se mataban por el cadáver una enorme rata. La vista superior era adornada por las chimeneas y las columnas de humo que desprendían.

—¿Por qué no fuimos directo a la mansión Endecott? —inquirió Alphonse dando una mirada alterada al exterior al percatarse de que tomaban la ruta larga.

—Quería que nuestro invitado conociera la ciudad. Usted también debería hechar un vistazo su alteza, esta es la verdadera Trimount.

Ante aquello el príncipe se limitó a obedecer y seguir viendo por la ventana, era evidente que Sir Rochefort no tenía modo de saber que todo el asunto de la invocación incluyendo el viaje inicial a la academia había sido tratado como secreto de estado y de ningún modo iba a Alphonse revelarle que nadie debía enterarse de la invocación. Durante la noche ya había los había Marco puesto al tanto de la historia que se había inventado e idearon como seguirla por si acaso. Con algo de suerte, la verdadera misión Nova aqua ya se habría marchado para cuándo llegarán a Gylden.

Mientras Alphonse se distraía al lado de Sophia observando el mundo exterior Marco comenzó a mirarlos a ambos mientras le daban la espalda ¿Qué estarían pensando esos dos? ¿Estarían viendo lo que Sir Rochefort quería que viesen o estarían tan absortos en si mismos que darían por sentado que así era la vida de los comunes y punto? La forma en la que se había expresado Alphonse al hablar con Sir Rochefort dejaba en evidencia que bien podría haber sido esa la primera vez que pensaba realmente en la gente pobre ¿Y así quería "salvar" al reino? ¿Y así iba a ser este tonto el rey? ¿Y que había con Sophia? Se preguntaba Marco. Bien podría parecer tener los pies más en la tierra que Alphonse pero no había demostrado que fuera para tanto o al contrario, estaba al tanto de su alrededor pero aceptaba que de algún modo existía una incapacidad para hacer algo al respecto y se limitaba a dejar a gente mayor rango encargarse. Lo que pensara Sir Liondas era un misterio, pero ya era bastante evidentes las actitudes de Sir Rochefort, era un revolucionario.

Crónicas De Fere: El Príncipe Y El Héroe Invocado. (Primer Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora