Lasting Beauty

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Corría el rumor por las calles de Atenas que el florista de la calle Lekka rebosaba de alegría.

El pequeño negocio había pasado de ser un sosegado lugar, a ser el epítome del color, la dicha y la belleza en Grecia. Decían que el dueño era de lo más afable y que si uno se pasaba por la florería el lunes, podía conseguir un buen descuento y a lo mejor algún pilón en su compra.

Los lunes pasaron de ser el peor y más pesado día de la semana, al nuevo viernes. Día que tanto los clientes como Shun, esperaban con ansias.

El tercer lunes de aquella bonita tradición, el japonés llegó a su tienda, con un poco más de prisa de lo usual. Inmediatamente, su mirada se encajó en el suelo, dando paso a una enorme sonrisa cuando notó que, sin falta alguna, una delicada flor esperaba por él.

Matthiola, o como se refieren a ella comúnmente, alelí. Una hermosa flor con una fragancia exquisita, era sólo una, pero Shun sentía que su hermoso aroma llenaba su tienda.

Recogió la pequeña florecita en forma de espiga y la acerco a su nariz, para deleitarse mejor con el perfume de su nueva adquisición. El vibrante color púrpura hacía a los pequeños y suaves pétalos destacar, contrastaba con el hermoso verde del tallo y las hojas.

Shun estaba tan encantado por recibir otro obsequio de su admirador que pasó por alto el mensaje que aquella florecilla traía consigo.

No fue hasta que llegó a casa, dispuesto a ponerla en la predilecta enciclopedia que recordó lo que el alelí significaba.

Belleza... pero no de cualquier tipo. Una belleza que perdura, física, pero a la vez interna, pues lo superficial es sólo temporal. Aquel mensaje se intensificaba con el color purpúreo de los pétalos. El color de la hermosura por excelencia.

Shun se ruborizó ante esos pensamientos. Hyoga no sólo le estaba agradecido y era más feliz ahora que lo conocía, también pensaba que era hermoso.

Nadie se lo había dicho, al menos no concretamente. Las chicas siempre lo habían considerado atractivo, y su madre se lo decía siempre antes de ir a la escuela. Pero nunca se lo habían dicho de frente como un cumplido sincero.

Forget-Me-NotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora