Declaration of Love

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Ese lunes, Shun llegó cansado a su destino. No físicamente, sino mental y emocionalmente. Los esfuerzos por verse de lo mejor en caso de que Hyoga decidiera manifestarse ya eran historia.

-Que será ahora... ¿mirto? ¿Heliotropo? ¿Madreselva?- se preguntaba el japonés mientras ponía la llave en la chapa y la giraba. Todas aquellas especies relacionadas con el amor.

Pero ese día fue diferente.

Dándole la bienvenida a su lugar de trabajo estaba recostado un bello tulipán rosado.

Shun sonrió a la vista de este colorido amigo, pero no fue lo único que desencadenó la felicidad del peliverde. Debajo del tulipán había un sobre.

El florista se apresuró a entrar, dejando su cosas y el tulipán en la recepción.

Con los dedos temblorinos abrió el sobre, su corazón palpitaba con fuerza y su respiración era agitada. Dentro de él había una carta. Así es, no una nota, no un papel con una palabra escrita, una carta hecha y derecha en todo el sentido de la palabra.

Shun no pudo reprimir su emoción y dio unos brincos de alegría.

Justo cuando se disponía a leerla, un cliente muy vivaracho entró en el local.

-¡Buenos días! ¿Tiene...

Shun desvió su atención de la carta y miró al cliente  con ojos hostiles.

-¡Ahora no!

-Pero... es que...

-¡Dije que no! ¡Está cerrado! ¡Váyase!- espetó el peliverde, casi irreconocible.

-Pero, ahí dice que está abierto...- dijo el tipo señalando el letrero en la puerta.

-¡Qué está cerrado, dije!

Shun dejó la carta sobre la recepción y comenzó a dirigir, o a empujar, al cliente hacia la salida.

-Vuelva otro día. ¡Adiós!- declaró a la vez que cerraba la puerta con seguro.

Shun respiró hondo y volvió con la carta, ya se sentiría mal por el hombre después.

Comenzó a leer, como queriendo disfrutar de cada palabra que Hyoga había escrito.


"Mi amor,

Creo que este juego ya duró demasiado, pero cuando hago las cosas al aventón y sin pensar, lo echo a perder. Verdaderamente quería hacer esto bien, para variar.

Pero siéntete aliviado, corazón.

El próximo lunes, ve a el café Kimolia de la calle Iperidou a las 11:00. Asumo que el tulipán te da una idea de lo que pretendo.
Te diría que te pusieras algo lindo, pero todo se te ve bien.

Sé que una semana es una eternidad, pero por favor, espérame una más.

Siempre tuyo,

Hyoga."


Shun no podía parar de sonreír. Estaba desquiciado de la emoción.

En efecto, la simple presencia del tulipán hacía que todos sus deseos se materializaran; con aquel mensaje, el encuentro con Hyoga era inminente.

Declaración de amor.

Esa era la misiva que la rosada flor tenía para él. Pero al parecer, Hyoga no pretendía declararse de manera formal únicamente con aquella floración, según la carta, tenía todas las intenciones de hacerlo en persona.

-¿Por qué hasta el lunes?- se lamentaba el florista, mientras bailaba consigo mismo en el interior de su local. -No importa, esperaré. Y supongo que tendré que tomarme ese día.

Forget-Me-NotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora