Capítulo 10 Una sinfonía

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Martina

En el suelo de la sala, sentados alrededor de la mesa de café, con 3 vasos y una botella de alcohol, mis compañeros y yo nos miramos unos a otros.

Al mismo tiempo los 3 damos vuelta la carta que tenemos frente a nosotros y Simon se queja en voz alta por sacar nuevamente la más baja.

—¡Un shot y una verdad! —demando apuntándolo con mi dedo índice.

Simon llena el pequeño vaso y se lo lleva de golpe a la boca. Con un gesto de asco y un breve escalofrío vuelve a dejarlo en la mesa mientras piensa en lo que nos va a contar.

Ya llevamos un par de horas de esto y estamos un poco ebrios. 

Saliendo del estudio les propuse este juego para relajarnos y conocernos mejor. Aunque al principio no lo encontraron una buena idea, ahora con el alcohol en las venas, las risas toman protagonismo de la situación.

Primero fueron tonterías, pero luego, poco a poco, nos relajamos y empezamos a contarnos cosas más íntimas de nuestras vidas.

Es extraño como puedes convivir con alguien durante 4 meses y no conocerlo en absoluto.

Esta debería ser una lección más que aprendida para mí. Con Axel fue igual, fuimos amigos durante años y solo en el último tiempo supe cosas que realmente lo definían como persona.

A fin de cuentas, nunca vas a conocer a alguien si no te abren su corazón, por lo tanto, ellos tampoco te conocerán si tú no abres el tuyo.

La relación con Mike y Simon se había transformado en una pequeña nueva familia, donde los problemas estaban a la orden del día, pero todos íbamos hacia el mismo camino. Faltaba mucho por recorrer y conocernos, pero hay veces que formas lazos instantáneos con las personas, y de alguna manera lo sabes.

Después del tercer shot les hablé de mi padre, de como me había enseñado todo lo que sé sobre música y el dolor de su fallecimiento. También les conté de mi relación con Dan, de su infidelidad, de Axel y de otras cosas que ya no recuerdo.

Hasta ahora lo más impactante que he descubierto es que Mike quedó huérfano a los 15 años y la música le ayudó a superar todo eso, que vivió con su abuela materna hasta hace un par de años, cuando falleció de una enfermedad y luego vino a Los Ángeles a buscar su camino en la música. También supe que nunca ha tenido novia y que perdió la virginidad recién a los 21 años.

De Simon aprendí que sus padres son empresarios que tienen mucho dinero, pero no apoyaron su carrera musical ni sus relaciones, nos contó que tiene un hermano drogadicto y que su familia lo tiene en un internado, nunca hablan de eso y hace años que no lo ve. La música era solo un hobbie para él, pero fue conociendo más personas en el camino y se decidió a convertir su talento en su carrera.

—¡Ya lo sé! — exclama Simon cuando ya ha decidido que va a contarnos —. Esto quizás no sea una sorpresa, pero, me estoy enrollando con Henry Jones.

—¿¡Qué!? —exclamamos Mike y yo al unísono.

—Eso. Nos estamos acostando desde el festival.

—¿Estás loco? ¡Es nuestro productor! ¿En qué estás pensando? —exige Mike.

—¡Hey! No me miren así —dice con las manos en alto—. Las cosas se hacen de dos, si quieren reprochar algo, díganselo a él también, fue quien comenzó todo esto.

—Sí, claro. Y tú solo eres una víctima —me burlo.

—Obvio. ¿Has visto esta cara? —dice apuntándose a sí mismo—. Es el fiel rostro de la inocencia, querida.

22.- Conquistarte otra vez © [Libro 2 Bilogía 21 meses]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora