Nivel 1: La zona habitable

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- "Esto... tiene que ser... una broma"- Samuel no es capaz de moverse, el asombro le ha dejado boquiabierto.

De encontrarse encerrado en un puñado de habitaciones amarillas, ahora el ambiente es totalmente distinto: paredes de hormigón, cables desperdigados por algunos rincones de la estancia, columnas similares a las de cualquier aparcamiento, iluminación por lámparas fluorescentes y suelo liso mojado con charcos espaciados. Aparentemente, el agua del suelo procede de una niebla baja que se encuentra en el lugar, como si se condensara en el acto.

- "Perfecto, ahora un laberinto en forma de almacén"- dice el chico de manera pesimista.

Al prestar un poco de más atención, en la lejanía se logra ver una puerta con un letrero de neón encima, anunciando la palabra "EXIT/SALIDA". A Samuel se le ilumina la mirada un instante, y trata de caminar hacia lo que parece ser el fin de su sufrimiento. Sin embargo, algo le hace detenerse.

- "¿Hola?"- pregunta hacia una de las columnas, puesto que le ha parecido que algo o alguien se escondía tras ella- "¿Quién anda ahí?"

Un hombre de unos 35 años sale de detrás de la columna, aunque al agudizar la vista, Samuel nota un detalle imposible de pasar por alto: aquel individuo aparenta tener esa edad, pero exclusivamente por la manera de avanzar al frente y la altura, así como la barba que destacaba; puesto que no tenía rasgo facial alguno.

El hombre sin rostro se le aproxima y se detiene a medio metro del joven, inclinándose levemente hacia donde se encontraba. Aunque el chico no es capaz de distinguir los ojos de aquella cara lisa y pálida, intuye que se está dirigiendo hacia él. Levanta la cabeza y trata de mantener la calma, puesto que algo de aquella persona le produce cierta inseguridad.

- "Disculpe, señor, me gustaría saber si hay más personas por aquí. Es que me encuentro muy agobiado y no sé si estoy yendo por el buen camino."

El hombre, parece querer articular palabras, pero al no tener una boca como tal, no es capaz de exteriorizar lo que intenta decir. Samuel le hace señas, ya que se ha percatado de que tampoco tiene orejas para poder escuchar, e intenta explicarle que necesita encontrar a más personas; así como la salida.

El extraño procede a hacer un gesto de parada, mientras se gira y emprende una caminata con lentitud a la salida de neón. Samuel le sigue a tan solo 2 metros de diferencia, manteniendo en todo momento todos sus sentidos alerta. Cuando quedan unos 500 metros, el hombre se detiene en seco y el chico repite lo mismo. Es en ese momento que Samuel alza la cabeza por encima del hombro de su "acompañante", viendo algo que lo deja sin palabras.

- "Oiga" -susurra Samuel al hombre- "creo que deberíamos salir de aquí lo antes posible.

El motivo era sumamente evidente: del lado derecho de la puerta de salida ha aparecido una criatura humanoide que se desplaza a con las 4 extremidades apoyadas en el suelo, como si de un animal se tratase. No tenía cara, ya que una melena negra ocultaba la identidad de lo que se encontraba delante de ellos.

Al cabo de un segundo, la criatura se percata de la presencia de ambos, asomando unos dientes sumamente afilados, unos ojos negros como el vacío y un rostro blanco como el polvo de talco tras la increíble cantidad de pelo que ostenta. En lo que a las manos y los pies respecta, las uñas parecen asemejarse a brillantes y largas garras, las cuales usa para aferrarse al suelo; encorvándose lo suficiente como para adoptar una pose de caza.

- "Señor, por favor, huyamos"- le implora suplicantemente al hombre sin rostro.

Este, no se inmuta, y adopta una posición de defensa; extendiendo ambos brazos a los extremos.

- "¿Me está protegiendo?"- Samuel no da crédito, ya tenía asimilado de que cualquier cosa que encontrara en ese lugar sería un peligro para su vida.

The Backrooms: la otra realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora