Jorge

8 1 0
                                    

Jorge está tumbado en el sofá de su salón, leyendo un libro, absorto en la historia. Es un chico de complexión fuerte y con un cuerpo esbelto. Tiene un pelo negro azabache y vello facial que recubre tímidamente su mandíbula y parte superior de la boca, dándole un toque más adulto. Sin embargo, el mejor amigo de Sandra tiene la misma edad que ella, por un par de días de diferencia.

- Dentro de poco es su cumpleaños- Jorge cierra momentáneamente el libro, manteniéndolo entreabierto con el pulgar- debería hacerle un regalo. Al fin y al cabo es mi mejor amiga.

El joven se queda unos segundos con la mirada perdida al frente, pensando en qué preparar para la ocasión. Hacía tiempo que quería organizar algo grande para celebrar los veinticinco años de Sandra, aunque aún no ha logrado dar con la tecla.

- Quizás podría preguntarle a Samuel, pero si lo hago puede que se dé cuenta de que su hermana me gusta- Jorge abre el libro por la página en el que lo había dejado, tratando de regresar su atención a las palabras contenidas en el mismo.

No pasa mucho tiempo hasta que de la nada se escucha el rugido de un motor en la calle, provocando que el chico, con curiosidad, doble la página en la que se encuentra y cierre nuevamente el libro. Se levanta del sofá y camina hacia la ventana que da al porche, apartando con un brazo la cortina para ver de dónde procede ese ruido.

- ¿Nora?- se pregunta en voz alta, extrañado de comprobar que el rugido provenía del coche de la tía de los hermanos, el cual estaba frenando con urgencia hasta acabar aparcado frente a la puerta de entrada.

La mujer sale a toda prisa del vehículo, cerrándolo con llave antes de salir disparada a picar al timbre de la puerta. Acto seguido, procede a aporrear el metal del picaporte y girar desesperadamente el pomo.

- ¡Jorge!- vocifera con voz quebrada- ¡Por favor, ábreme! ¡Es urgente!

El chico no lo duda dos veces y corre a la entrada, abriendo la puerta y dejando que Nora se adentre en su hogar, cerrándola con rapidez. No entiende  qué sucede, pero tiene el presentimiento de que nada bueno puede haber sucedido para que la tía se haya presentado tan sumamente agitada.

- ¿Qué ha pasado, Nora?- Jorge la toma de la mano, guiándola hasta el sofá en el que hasta hace unos minutos había estado recostado, leyendo.

La mujer jadea unos segundos y trata de articular alguna palabra, pero aún se encuentra en shock. Se seca el sudor de la frente, acicalándose brevemente el pelo antes de sentarse en el sofá. Respira profundamente tres veces y observa con nerviosismo contenido la cara confundida deL chico.

- Nora, necesito que te calmes y que me cuentes qué diablos ha pasado para que hayas venido hasta aquí con tanta urgencia.

- Jorge, hazme un favor y dime que Samuel está contigo o que se ha ido a ver a Darío.

El joven arquea una ceja, mirándola con incredulidad. El mal presentimiento ha pasado a convertirse en un temor mayor.

- ¿Qué? No entiendo, ¿por qué Samuel iba a venir a verme?- pregunta, intrigado- Hace meses que no hablamos, la última vez que le ví fue en la fiesta de verano.

- ¿Sabes a dónde ha podido ir?- pregunta la tía, aumentando su nivel de preocupación.

- No, y también llevo bastante tiempo sin saber de Darío. De hecho, tenía pensado preguntarles acerca del mejor regalo para Sandra. Como su cumpleaños se acerca, pues...

Nora se sorprende y se inclina ligeramente hacia el joven, poniéndole una mano sobre su muslo.

- Jorge, Sandra lleva fuera de casa desde que pasó el cumpleaños de su hermano, desde que sus padres se fueron de vacaciones. Encontré una carta de ella que iba dirigida a Samuel, pero no indica a dónde se ha ido.

- ¡¿Sandra ha desaparecido?!- se alarma Jorge- ¡Con razón no me respondía a los mensajes el del móvil!

- Si. Por eso mismo he venido aquí. Siempre hablaba mucho de ti en todas las comidas familiares, incluso en la última, antes de desvanecerse.

Jorge queda patidifuso. Es consciente de que Sandra también estaba enamorada de él, pero no sabía hasta qué punto lo estaba.

- Oye, ahora que caigo, unos días antes del último día de clase me comentó algo acerca de una cosa con la que estaba sumamente entusiasmada. Incluso me dejó una de sus tan típicas notas con todo lo que había "descubierto".

Nora le mira con un tenue brillo de esperanza en los ojos. Es la información que tanto estaba deseando saber. Observa cómo el chico se acerca a un cajón de un mueble debajo de una televisión considerablemente grande, recoge un papel doblado en dos mitades y cierra el mueble.

- Espero que sea de ayuda- el joven le tiende a Nora el manuscrito en la palma de sus manos, mirándola con esperanza- solo soy capaz de recordar que se había pasado mucho tiempo buscando la forma de entrar en ese sitio y desvelar lo que al parecer se esconde.

La mujer abre el papel, manteniendo las palabras de Jorge en el fondo de su cabeza. Claramente identifica que es la letra de su sobrina, esbozando una ligera sonrisa de alivio. Por fin iba a poder   empezar a comprender lo que está sucediendo en su familia.

Hola Jorgiso

Llevo todo el día pensando en si contarte esto, o no, pero he decidido que debes saber algo muy importante. Sí, aún más importante que esa fiesta sorpresa para Darío, aunque esto último no debe quedar en el olvido, ¿eh?

Verás, he estado investigando acerca del tema que te dije y resulta que "Don Informático" tenía razón, esa gente desapareció y es más que probable que acabaran en ese lugar. Ya sabes como soy, tengo que comprobarlo todo hasta el detalle más mínimo. Y, haciendo una concienzuda búsqueda en internet me he topado con una página web que te explica cómo meterte dentro. Tal como lo estás leyendo. ¡Se puede ir a los Backrooms!

En todas las desapariciones hay algo en común: todas ellas coinciden en que no hay rastro alguno de las víctimas, ni de prendas o accesorios que llevaran consigo. Y la única opción que queda es que hayan sido "transportadas" de alguna manera a este curioso laberinto sin fin. Dentro de poco, cuando logre averiguar los pasos a seguir para ir, los escribiré y te los pasaré.

Solo quiero pedirte un favor. Por lo que más quieras, no dejes que nadie más le eche el guante a esto que te estoy contando. Lo último que necesito es que mis maravillosas dotes detectivescas lleven a alguien a caer por accidente donde no le llaman. Pero, humor a parte, si esto funcionara, intentaré encontrar alguna forma de comunicarme con vosotros.

Sobre todo, si algo saliera mal, cuidad de Sa. No sé lo que puede suceder si no soy capaz de regresar. Confío en que no me quedaré atrapada y podré asustarte con lo que vea o grabe allí.

Sin más dilación, nos vemos dentro de nada, futuro independizado.

- Vaya, no sabía que ya vivías sólo- Nora pliega la nota y se la devuelve a Jorge- Pero quitando ese detalle no sé si creer que se haya ido a...¿Los Backrooms? ¿ Que diablos es eso?

- Bueno, tuve mi momento de gloria cuando logré encontrar trabajo y emanciparme, pero mis padres aún vienen de vez en cuando. Respecto a ese sitio...

- Es que es ridículo, Jorge- suelta la tía, sin creer haya desaparecido para hacer semejante locura- ¿entonces me estás diciendo que Samuel ha podido acabar en el mismo paradero que su hermana?

- A ver, Nora. Entiendo que estés agobiada, pero no tengo ni la menor idea de dónde está Samuel. Ni siquiera sabía que había desaparecido. Es demasiada coincidencia que los dos hubieran acabado en el mismo sitio con tanto tiempo de diferencia. ¿No?

Nora y el chico se miran detenidamente, tratando de vislumbrar una respuesta al enigma en la mirada el otro.

The Backrooms: la otra realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora