The Backrooms: la otra realidad

Nivel 9: Los Suburbios

Samuel despierta con el corazón en un puño, levantándose lentamente, tras comprobar que sigue vivo. Observa sorprendido cómo, a pesar de haber estado sumergido en agua, su ropa y mochila ya no están mojadas en absoluto.

Se levanta con lentitud, dispuesto a analizar el entorno en el que se encuentra: está en medio de una calle, prácticamente a oscuras, de no se porque a los laterales hay farolas que alumbran tenuemente el espacio. A ambos lados extremos de la carretera asfaltada, logra vislumbrar edificios en un buen estado, asemejándose a los de una zona residencial cualquiera. Entre estos y la carretera, hay césped de muy poco espesor, como si hubiera estado cortado frecuentemente por algo o alguien. Delante de él, Samuel solo pude ver como el complejo suburbano se extiende en la lejanía de la noche. De igual manera, a sus espaldas solo existe aquella calle inquietántemente tranquila.

- Esto podría ser perfectamente mi vecindario- Samuel recuerda por un segundo la cara asustada de su tía, dándose un golpe en la cara para disipar esa imagen mental- Debería darme prisa y encontrar la salida-concluye sin demasiado ánimo.

Comienza a andar por el medio de la calzada, siguiendo las líneas discontinuas, confiando en encontrar alguna señal que le indique que va por el camino correcto. En su cabeza aún rondan los últimos momentos de lo que estaba haciendo justo antes de adentrarse de lleno en esta pesadilla cambiante. Intenta estar alerta, pero estos pensamientos le impiden poner toda su atención, pasando por alto un tenue sonido que, poco a poco, va notando con más avidez.

-  ¿Quién hay ahí?- el chico se gira a su derecha, agudizando la vista, enfocando su atención a un ruido brusco que procede de un arbusto.

No tarda mucho en cesar el movimiento, llevándose el chico un sobresalto al ver que lo único que sale de entre las hojas no es otra cosa que una ardilla. Esta se queda mirando a Samuel brevemente antes de corretear detrás de una arboleda a pocos metros de la casa que se encuentra frente al arbusto.

- Dios...mio...Que susto...Menos mal que era algo inofensivo, aunque me parece raro. Aún no he visto animal alguno en estos sitios- aún alarmado, se recupera del pequeño espanto, aunque no por mucho tiempo.

Samuel regresa la mirada al frente, percatándose de que en el horizonte una figura humana, la cual avanza con un paso ligero hacia su posición. Sabe que no debe fiarse, y aún menos teniendo en cuenta de que no se ha encontrado con nadie en  ningún momento, pero la curiosidad le puede y decide quedarse quieto. Aguarda en la misma posición hasta que es capaz de ver intermitentemente  la cara que aquello que se asemejaba a un humano.

- ¿Qué diantres es eso?- la cara de disgusto que hace es inmediata, ya que lo que parecía una persona resulta ser una de las entidades que "La Guía" le había comentado en sus primeros comunicados: un Wretch.

El escalofriante ser, con un rostro prácticamente desfigurado, los dientes puntiagudos, los ojos a punto de salírsele de las ciencias y la piel de un tono rojizo, hace que se le erice la piel. Ante la distancia que les separa, Samuel no lo duda dos veces y corre a abrir la puerta de la casa por la que había pasado la ardilla, tratando en vano de abrirla.

- Venga ya... ¿justo ahora te tienes que atrancar?- procede a aporrear la puerta, mientras el Wretch sigue avanzando hacia él, un tanto más lento que antes, como si oliera el pavor del joven.

Samuel se aparta momentáneamente de la entrada, para acto seguido darle una patada y abrirla de golpe. Rápidamente entra, cerrando la puerta tras de sí y poniendo el seguro, confiando en que la entidad no será capaz de romperla. Justo cuando la calma parecía apoderarse de la estancia,  la criatura golpea con fuerza la puerta, pero no parece ser capaz de entrar. El chico se asoma por la ventana que hay justo al lado, viendo los intentos de aquella persona sumida en la locura por entrar y acabar con su vida.