Nivel 6: Luces fuera

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Samuel no puede apartar la vista de la pantalla con el 4 del ascensor. Se le está haciendo eterno el tiempo en aquel cubículo. Trata de no pensar en las atrocidades por las que ha tenido que pasar para seguir vivo, pero se le hace casi imposible, al no tener mucho más que hacer que esperar a que las puertas del ascensor se abran.

- "¡¿Me estás tomando el pelo?!"- el número que el chico estaba esperando termina por convertirse en un 6, dejándole estupefacto.

El ascensor reduce rápidamente la velocidad con la que se mueve, deteniéndose al poco tiempo, dando paso a un chirrido estridente que provoca que Samuel tenga que taparse los oídos. Al apartar las manos de su cara, se abren las puertas, dejando vía libre a un angosto pasillo negro como la noche.

El joven procede a dar dos pasos fuera del aparato, cerrándose su entrada inmediatamente, dejando a Samuel en una oscuridad absoluta. Ante esta situación, coge la linterna de la mochila tanteando el interior de la misma, apretando el botón para encenderla. No obstante, su sorpresa es tremenda al no poder lograr que el objeto emane luz.

- "Definitivamente todo puede ser peor de lo que podía pensar"- murmura para sí, dándose cuenta de que apenas hay eco, teniendo en cuenta la aparente soledad del corredor de cemento.

Tras un par de intentos más, decide devolver la linterna a la mochila, buscando una de las paredes para comprobar la anchura del pasillo. Dirige su brazo derecho en esta misma dirección, tocando suavemente el frío material que compone la pared, para acercar a la otra el contrario a continuación; determinando que el espacio del que dispone es de apenas un metro y medio.

Acto seguido, intenta focalizar la visión para atisbar algo en la lejanía, aunque le resulta imposible, ya que la oscuridad es tan densa que le impide ver más allá de la silueta de su mano; la cual es intuida por el chico en base a su brazo. El silencio que reina en aquel lugar es abrumador, siendo tan asfixiante que, con el poco tiempo que lleva ahí, es suficiente para empezar a desconcertarlo.

- "Creo que va siendo hora de buscar la salida a este dichoso laberinto".

Samuel se arma de valor, adoptando una pose excesivamente erguida, como si se preparara para una maratón. Regresa la mano derecha a la pared, avanzando lentamente hacia el frente, echando vistazos por detrás de él. Sin embargo, esto último no le resulta de gran ayuda, puesto que la nula visibilidad no le permite apreciar si algún peligro potencial le acecha. Cada vez que alza la cabeza por encima del hombro, su temor a lo desconocido aumenta, dejándolo cada vez más inseguro.

En cuestión de minutos, se encuentra ante la primera bifurcación, la cual le provoca una indecisión considerable, al no haber tenido nunca que tomar una decisión crucial por sí mismo; y menos de este calibre. Mira a un lado y al otro, sin ser capaz de decidirse entre ambos. Pero como si de una coincidencia convenientemente milagrosa, en la esquina que une ambos pasillos ve una grabadora en el suelo.

- "Debe de ser una de esas grabadoras de voz que esta mujer nombró en su última nota"- la recoge del suelo, observándola detenidamente en busca del mecanismo que la acciona -"eso solo puede suponer algo...que hay peligro cerca".

Samuel no lo duda dos veces y presiona el botón de reproducción, aguardando con paciencia las palabras que podrían salvarle la vida:

"Hola, deseabas escuchar mi voz, ¿verdad? pues así es. Te estarás preguntando por qué motivo he grabado esto, y he de asegurarte que lo que voy a decir no es agradable. Como ya sabes, si he dejado un mensaje de voz en este lugar es debido a que lo que te aguarda continuación es ciertamente un peligro para tu vida.

Verás, a diferencia de mí, muchas de las personas que han acabado en este silencioso espacio no han salido muy bien paradas que digamos. Te recomendaría que ante todo, vayas haciendo un mapa a mano conforme avances por este laberinto, puesto que llegados a un punto, no podrás cometer errores. En otras palabras, sin un mapa medianamente decente estás condenado a vagar por estos pasillos hasta que tu cuerpo sucumba al hambre, la sed o algo más que te explicaré ahora.

The Backrooms: la otra realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora